México se encuentra en crisis generalizada. La situación económica de la mayoría de los mexicanos empeora día con día. A dos años del Gobierno morenista, no ha aceptado que la economía tiene una drástica caída debido a sus malas políticas. Comencemos por analizar datos sobre el poder adquisitivo de la población. El Coneval revela que en 2020 a 56.5 millones de mexicanos el 45 por ciento, no les alcanza para adquirir la canasta básica, una cifra histórica nunca alcanzada hasta el año señalado. O sea, no hay dinero para comprar alimentos. Hay desempleo, al menos teníamos 11.4 millones de desocupados o subocupados el pasado tercer trimestre de 2020 y vemos que la cifra no se movió. Se sabe también, según estudios provenientes de la Cámara de Diputados, que por cada hora que transcurre 13 mil mexicanos pierden su empleo, si tomamos en cuenta la cifra anterior podremos darnos cuenta, que para estas fechas ya ha de ser mucho más alta. Siete empresas cierran por hora, y mil treinta y seis conciudadanos caen en pobreza. Además de que se ve claramente cómo aumenta la mendicidad; niños y jóvenes piden dinero en los semáforos, arriesgándose a contagiarse en las calles y morir por Covid.
Para el 2021 el panorama no es muy alentador, si volteamos a ver los recortes presupuestales que se aprobaron en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) en la Cámara de Diputados federal para el ejercicio fiscal. Eso sin mencionar lo que les recortó a los agricultores o las obras públicas para cada entidad.
En materia de educación; con el objetivo de no afectar el proceso de enseñanza de miles de estudiantes el gobierno propuso seguir la educación desde casa. Pero, en lo que va de pandemia, más de 2.5 millones de jóvenes y niños de entre 16 y 17 años de edad, abandonarán sus estudios, por la falta de condiciones materiales. Esto quiere decir que, con el fin de ayudar un poco a la situación en casa, estos salen a integrarse a la vida laboral, dejando truncada su educación.
Ojalá la nueva titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), atienda el rezago educativo de diez millones de jóvenes y contribuya para que haya mejores condiciones como lo son, por ejemplo, internet para todos. Y aminore las estadísticas estremecedoras de la juventud, que cada vez tiene menos posibilidades para continuar su vida académica.
Sobre la situación de la inseguridad, el número de homicidios cerrando el año, era casi de 80 mil contabilizando los del 2019, esto pone al descubierto el fracaso de esta administración, quien al poner al frente a la Guardia Nacional (GN) de la seguridad de la ciudadanía, pensó reducir las estadísticas de los sexenios pasados, pues Andrés Manuel López Obrador prometió que en su primer año de gobierno el país tendría paz y seguridad; sin embargo, esto no ha sido así, más bien excedió el número, y acumula, sin lugar a dudas, un punto menos a lo que se pretende sea una transformación para el bien del país. AMLO destinó el 35 por ciento del presupuesto de seguridad a la GN, y desapareció programas que capacitaban a los cuerpos de las policías estatales y municipales. Según el Inegi, tres de cada 10 mexicanos han sufrido en estos dos últimos años un atentado, que van de los simples robos, hasta los homicidios. Para este año, el confinamiento no detendrá el peligro, pues con lo descrito anteriormente sobre la economía, al crecer exorbitantemente el desempleo y la pobreza, miles de mexicanos se verán orillados a mendigar o delinquir.
Todos los índices arrojan una crisis social, no hay ninguno de los mencionados que demuestre lo contrario. Y esta es una cuestión que debe preocupar a la administración actual y necesita poner soluciones concretas, de lo contrario, en el futuro podremos señalar como crimen de Estado, las políticas que ha ejecutado Morena, las cuales han golpeado fuertemente a la inmensa mayoría de los mexicanos pobres del país.
Finalmente, aunque no es todo lo que se deba criticar, está lo más grave. La cuestión del colapso en el sistema de salud. Cifras oficiales arrojan más de 158 mil muertes y más de un millón 800 mil contagios. México realiza la menor cantidad de pruebas en América. Sólo ha realizado 3.6 millones durante toda la pandemia.
De los 32 estados, Ciudad de México, Estado de México Baja California, Guanajuato y More están en semáforo rojo y Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo, Nayarit, Puebla, Sonora, San Luis Potosí, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas, con amenaza de cambiar a rojo en un lapso corto. La predicción se cumplió y el aumento de casos después de las fiestas decembrinas es real. El decálogo recetado por nuestro presidente en la mañanera, no sirvió de nada.
En todos estos estados, las ambulancias desfilan trasladando enfermos y no hay una pronta atención; hay desabasto de lo más indispensable, médicos que ayuden a estabilizar a los enfermos. Y de las vacunas que llegaron, sólo se les están aplicando al personal médico y todavía no se cubre ni el 50 por ciento. Por lo que el resto de la población deberá a esperar su turno y se prevé que dicha espera puede tardar hasta un año más.
Así de dura es la situación. ¡Un año más con pandemia! Para entonces millones de vidas se habrán perdido, y el estado de ánimo de todas las familias que hemos sido afectadas, estará muy golpeado. De por sí, aguantar la pérdida de un ser querido es la mutilación más grave que un alma pueda sufrir, ahora viviremos con la incertidumbre de no saber claramente si vamos a tener un futuro.
¿Y qué vemos en contraposición? Un gobierno indolente, indiferente que más parece importarle la inversión a un estadio de béisbol, que los niños con cáncer, obras faraónicas que ahorita no son urgentes, en vez de atención a la salud. Ganar las elecciones intermedias que ya están demasiado cerca, hacerse propaganda para ganar adeptos y no perder el poder. Eso es lo que le importa, y lo está dejando muy claro. Pero, como ya he expresado en algunas de mis colaboraciones anteriores, la solución también es muy precisa, si el pueblo llevó a Morena al poder, el pueblo mismo puede quitarlo. ¿O no?
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