MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México, un contrasentido en educación

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El maestro rural Rafael Ramírez afirmaba que la pobreza y la ignorancia son los mayores enemigos del progreso del pueblo, además, decía que para combatir ambos males era imperiosa la educación. Indudablemente así es.

De acuerdo con el Índice Global de Innovación, en el que se analizan los datos de casi 150 países de todo el globo, los 10 países más innovadores del mundo son: Suecia, Suiza, Dinamarca, EE. UU, Finlandia, Singapur, Alemania, Corea del Sur, Países Bajos y Reino Unido. ¿Qué tienen en común estas naciones?  Veamos. 1) todos estos países invierten en promedio el 11. 5 por ciento de su PIB en materia educativa; 2) la inversión en ciencia y tecnología en dichas naciones es del 7.5 por ciento y, 3) estos países ocupan los primeros lugares en las pruebas interncionales que miden el aprovechamiento en Matemáticas, Ciencias y Lectura. 

Como se puede observar, los gobiernos de estas naciones reconocen la importancia capital que reviste la educación y, por tanto, han invertido recursos suficientes para impulsar el sistema educativo y con ello han logrado que sus economias se desarrollen y, en alguna medida sus respectivas poblaciones, gocen, en general, de mejores condiciones vida. 

En sentido opuesto se encuentran las políticas en materia educativa de quienes han gobernado México y en particular, las del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En nuestro país no solo se invierte muy poco en educación, ciencia y tecnología -5.2 por ciento y 0.4 por ciento respectivamente, además, se promueve una reforma que según sus apologistas busca responder a una exigencia social para fortalecer a la educación pública, laica y gratuita, que, según sus ellos, la puesta en marcha de la reforma se observaría en la mejora sustancial de la calidad de la educación, entre otras posibles bondades.

¿El objetivo de la reforma educativa  y su respectiva materialización se pueden alcanzar sin invertir los recursos necesarios para la educación? ¿podría hacerce ciencia y tecnología sin que se destine presupuesto suficiente? Y más aun, ¿el pensamiento científico en los estudiantes se podrá desarrollar con una propuesta curricular que elimina el estudio serio y sistematico de las  ciencias? Evidentemente las respuestas son: no, no y no.

Para que la educación de nuestro país se vuelva una palanca de desarrollo debe ser primordial que se invierta en infraestructura educativa y en capacitación y profesionalización docente; para que eso suceda debe de haber un gobierno que tenga como eje  destinar cuantiosos  recursos de la hacienda pública para obras y servicios y, por otra parte, deberá impulsar planes y programas que tegan en el centro la enseñanza de las ciencias exactas, en particular física, química, biología y matemáticas;  junto con el reforzamiento de estas áreas, deben elaborarse programas tendiantes a mejorar la enseñanzay aprendizaje del español considerando en ellos el estudio profundo de la literatura mexicana y universal. 

También es de vital importancia que en los planes y programas la historia ocupe el lugar de importancia que tiene y, por supuesto  no puden faltar programas que impulsen la práctica del trabajo por medio de talleres de tecnologías junto con  el  cultivo de las artes; finalmente pero no menos importante, con debe de haber un programa que aliente la participación del estudiantado en la política. 

Solo así y únicamente así, la educación podrá ser, fuente del conocimiento cientifíco que se desoblará en investigación y desarrollo tecnológico.

El tipo de medidas antes descritas deben ser obra de los maestros, estudiantes y padres de familia que, juntos y organizados logren un gobierno que sí trabaje en favor de todos ellos. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que no es otra cosa que el gobierno de los poderosos de este país jamás impulsará políticas verdaderamente beneficas para la gente, nadie debe esperar que así sea. 

La reforma educativa deberíamos de entederla tal y como  advirtió el maestro Rafael Ramírez cuando dijo:  la clase opresora del mundo entero esta dando en los momentos actuales muestras evidentes de interesarse por la educación de los grupos socialmente retrasados que subyugan. Posiblemente este interés no sea sano: quizás, lo que busca aquella clase no sea otra cosa sino educar a su modo a las masas incultas para sacar de ellas un mayor provecho.   

De ser así, y seguramente lo es, a los docentes y estudiantes solo les queda: estudiar, para comprender el mundo en el que viven; organizarse, para que juntos puedan afrontar los retos que se les presenten y luchar para lograr una mejor educación, un mejor país. 

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