Luis Banck Serrato, presidente municipal de la capital de Puebla, ha sido muy claro: o los comerciantes ambulantes se ciñen sin chistar a su política de reordenamiento del Centro Histórico o usará la fuerza pública para desalojarlos. "¡Por eso es autoridad!", exclamó el día 8 de febrero de 2017 el autor de la columna "En Punto" de El Sol de Puebla. El mismo día, Diario Cambio tituló así su nota referente al tema: "Advierte Banck desalojo de ambulantes rebeldes", y al interior dice a la letra: "El presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato, advirtió que en caso de que los vendedores ambulantes no acaten la instrucción (...) habrá operativos para desalojarlos".
El día jueves 9 de febrero, Radio Oro transmitió una nota que trascribo a continuación: Marco Antonio Prosperi Calderón, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, afirmó que el ayuntamiento debe "cumplir con la promesa de retirar esta semana a los ambulantes, y si no se logra que sea esta semana, pues que se actúe y que se implementen operativos de seguridad para impedir que se instalen comerciantes de Antorcha Campesina. (...) Ellos ya habían comentado esta necesidad de usar la fuerza pública y están respaldando que, si es necesario, se haga un operativo y se ponga en cintura a Antorcha Campesina".
Muy bien, señores gobernantes y señores empresarios. ¿Y a ustedes quién les dio título de propiedad sobre el Centro Histórico de Puebla, que lo reclaman como si fuera suyo? ¿Qué ley establece que sólo ustedes pueden convertir un recinto histórico en un mercado? Ah, gracias a su poder y su dinero, ustedes son los "auténticos ciudadanos" con derechos totales sobre el centro capitalino de los que habló el anodino director de 24 Horas Puebla, Mario Alberto Mejía, hace algunos días. Muy bien. Va nuestra respuesta.
Según la nota de Radio Oro, el presidente de la Canaco está sumamente preocupado por la economía de los negocios establecidos y por la imagen urbana del centro. Y casi nos convence de sus "bienintencionadas" palabras. Como para ponerse a llorar por las pérdidas económicas de los señores que visten trajes finos y alhajas costosas. Ajá, ¿y quién se preocupa por la economía de los humildes vendedores de frutas y chicharrones? ¿Quién se preocupa porque los ambulantes -con el mismo derecho de los empresarios establecidos-, también puedan llevar al final del día un pan ganado con sudor honrado a su casa? ¿Quién se preocupa porque las familias de los ambulantes tengan techo y comida? El ayuntamiento no, eso es claro. Y es evidente que, cuando se trata de las ganancias y el dinero contante y sonante, el presidente de la Canaco exige acabar con la competencia, aunque para ello se deba usar la fuerza pública y lastimar sin misericordia a niños, señoras y ancianos que buscan, como el jibarito, vender su carga en la ciudad.
El mismo presidente del organismo empresarial exige que se respete su Centro Histórico y que se libere, pero ya, de los ambulantes que lo afean. En primer lugar, el señor oculta que los propios empresarios del Centro Histórico tienen invadidas todas las calles con sus mesas, sillas, cantantes y lonas elegantes, adueñándose de espacios públicos en provecho privado. ¿Desde cuándo? No lo sé, pero se ha convertido en algo tan normal que el ayuntamiento ya no les reclama que "desalojen" ni que se ciñan a la misma política de "reordenamiento" que sí les aplica a los ambulantes. Nuevamente, la doble vara para medir a ricos y a pobres.
Muchos analistas han evidenciado el trato vejatorio del presidente norteamericano contra nuestro país y lo condenan. Pero la mayoría de ellos calla cuando hay que exigir que los aprendices mexicanos de Trump no hagan exactamente lo mismo aquí: lugares reservados para los auténticos y ricos ciudadanos y zonas de tolerancia para los apestados y harapientos que dañan la imagen urbana; muros, pues, para ocultar la pobreza, aunque estos muros sean de granaderos y policías.
Finalmente, si al señor le preocupan las ganancias de sus negocios en el Centro Histórico, debería preguntarse, como buen empresario, qué es lo que está haciendo que la gente no le compre a él y prefiera comerse unos tacos de canasta o unas papitas para menguar el hambre. Y le daremos la respuesta, que él, por mínima astucia empresarial, debería ya conocer: una población empobrecida exige mercancías al alcance de sus posibilidades, porque es lo único que puede comprar. Si quiere que todo mundo tenga posibilidades de comprar en sus tiendas y sus negocios prosperen en buena lid, entonces denle a todos los poblanos trabajo y salarios que alcancen para vivir decorosamente y, reza la teoría económica, todos avanzaremos: empresarios y población. Mientras no hagan esto, como creo que no lo harán, el comercio ambulante seguirá siendo una consecuencia del desempleo y su demanda la consecuencia de la pobreza de la mayoría de la población.
Todo el asunto del reordenamiento del Centro Histórico ha estado plagado, desde sus inicios, de mentiras, amenazas de cárcel y represión. Eso lo sabe el secretario de Gobernación, Juan Carlos Morales Páez, el aprendiz de Rasputín. En varios artículos y notas de prensa hemos dado cuenta de cómo, traicioneramente, el ayuntamiento se ha burlado de los ambulantes y cómo ha amenazado con la cárcel a sus líderes. No contento con eso, nuestro aprendiz ha repetido la historia de que Antorcha es la única organización que no se ha sumado a las mesas de diálogo que entabló el ayuntamiento con todas las organizaciones de comerciantes durante el mes de enero pasado; es decir, como dijo Diario Cambio, somos unos rebeldes. Pero ésta es una nueva mentira. Y para demostrarlo llamaré en mi auxilio a Martín Juárez, que lidera a otra organización de comerciantes. El día sábado 4 de febrero, El Sol de Puebla publicó una nota que dice así: "(Los) líderes del comercio informal se mostraron incrédulos de que la semana siguiente se vaya a concretar un acuerdo de reubicación de puestos en el Centro Histórico, toda vez que ninguna comunicación existe con el ayuntamiento desde inicios de enero, por lo que desconocieron algún proyecto que los involucre. (...) Martín Juárez, líder de la organización 11 de Marzo, dijo que solamente vía los medios de comunicación es como se tiene conocimiento de lo que pasa, lamentando el doble discurso de la autoridad". ¿No que había pláticas con todos los comerciantes? ¿No que sólo Antorcha no se suma a las mesas de diálogo? Por lo que se ve, las famosas pláticas jamás existieron.
Las declaraciones de los organismos empresariales y del ayuntamiento tienen como objetivo allanar el terreno para la represión de los comerciantes ambulantes. Calentar el ambiente político con represiones es algo que no le conviene a nadie. Por eso, pedimos acuerdos que solucionen el problema de forma racional y radical: las operaciones exitosas de reordenamiento deben tomar en cuenta el problema real de desempleo que existe en Puebla y darle opción a los comerciantes en calles y horarios adecuados para vender o lugares en las plazas comerciales, que son, como todo mundo sabe, lugares ideales para la circulación de las mercancías. Enviarlos a mercados desérticos o a calles alejadas de las concentraciones humanas es no querer resolver y someter la realidad a la voluntad de un hombre, error frecuente de los gobiernos insensibles. Ustedes tienen la palabra.
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