Huitzilan de Serdán, un municipio indígena situado en la Sierra Nororiental del estado de Puebla, es un ejemplo vivo de cómo la organización comunitaria y la lucha constante pueden transformar una realidad de opresión y violencia en un modelo de desarrollo y bienestar.
La historia de Huitzilan es un testimonio de la capacidad de un pueblo para superar adversidades aparentemente insuperables y construir un futuro mejor para las generaciones venideras.
La historia de Huitzilan es un testimonio de la capacidad de un pueblo para superar adversidades aparentemente insuperables y construir un futuro mejor para las generaciones venideras, demostrando que cuando un pueblo se organiza y lucha por sus derechos, es posible.
Hasta 1984, la vida en Huitzilan de Serdán estaba marcada por el miedo, la tristeza y la desesperanza. Este municipio, mayoritariamente habitado por indígenas nahuas cuya principal fuente de trabajo es la producción de café, era un lugar donde la violencia y la injusticia eran moneda corriente.
Los caciques locales, respaldados por la Unión Campesina Independiente (UCI), se habían erigido en los dueños y señores de la región, imponiendo su voluntad a sangre y fuego.
Los crímenes cometidos en Huitzilan eran particularmente atroces. Niños y mujeres eran asesinados a plena luz del día, muchas veces frente a testigos, en un intento deliberado de sembrar el terror entre la población.
Los sicarios de la UCI no se detenían ante nada: mataban a quienes osaban alzar la voz contra las injusticias y castigaban a aquellos que intentaban siquiera enterrar a sus muertos. Era un tiempo en el que no existía ley ni autoridad más allá de la impuesta por los cobardes asesinos que gobernaban el lugar.
La población vivía sumida en la ignorancia y el olvido, abandonada por las autoridades estatales y federales. La impotencia era palpable, y la sensación de que Huitzilan era un lugar condenado al sufrimiento, ineludible. Los más poderosos controlaban el abasto de alimentos y otros bienes esenciales, lucrando con la miseria ajena y manteniendo un férreo control sobre cualquier intento de organización política o social.
Este oscuro panorama comenzó a cambiar con la llegada del Movimiento Antorchista Nacional a la región. Liderados por el maestro Aquiles Córdova Morán, los pobladores de Huitzilan decidieron que ya era suficiente.
Cansados de la represión, se organizaron para desafiar a los caciques y a sus secuaces, y emprendieron una lucha que, aunque larga y difícil, finalmente les permitió tomar el control de su propio destino.
El primer paso hacia la liberación fue la toma de la presidencia municipal por la vía electoral. Este hecho, de gran importancia simbólica, marcó el inicio de un nuevo capítulo en la historia de Huitzilan. Con el control del gobierno local en manos del pueblo organizado, comenzó una transformación que afectaría todos los aspectos de la vida en el municipio.
Se invirtió en infraestructura básica, como la pavimentación de calles, la construcción de redes de drenaje, agua potable y alumbrado público. Se establecieron escuelas y hospitales, y se crearon espacios para la recreación y el desarrollo cultural.
Todo esto fue posible gracias al esfuerzo colectivo y a la visión de un futuro mejor compartida por los habitantes de Huitzilan.
Hoy en día, Huitzilan de Serdán es un municipio que ha dejado atrás su pasado oscuro. Con más de 16 mil habitantes, es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando un pueblo se organiza y lucha por sus derechos.
El municipio cuenta con una infraestructura educativa de primer nivel, que abarca desde el jardín de niños hasta la educación superior. También dispone de un hospital que opera las 24 horas, una Unidad Básica de Rehabilitación, y múltiples instalaciones deportivas y culturales que mejoran la calidad de vida de sus habitantes.
La producción de café, que sigue siendo una de las principales actividades económicas de Huitzilan, ha sido ampliada y mejorada. Gracias al apoyo del Movimiento Antorchista, los agricultores locales han podido acceder a mejores mercados y obtener precios justos por su producto. Esto ha permitido que el café de Huitzilan, conocido por su sabor único, se convierta en un símbolo de la revitalización económica del municipio.
Además de estos logros materiales, Huitzilan ha experimentado un renacimiento cultural y espiritual. La Casa de Cultura del municipio es una de las más importantes de la región, y ofrece a los habitantes la oportunidad de aprender y practicar diversas formas de arte.
Los festivales y celebraciones locales, como la Feria de Huitzilan, son una muestra del orgullo que sienten los huitziltecos por su historia y su identidad.
Uno de los eventos más esperados en el municipio es la Feria Huitzilan 2024, que se celebra en honor a la Virgen de la Asunción. Esta festividad, una de las más grandes de la zona, es una muestra del progreso material y espiritual que ha logrado Huitzilan tras décadas de lucha.
La feria incluye una amplia gama de actividades, desde la Expo Café, que celebra la producción de café local, hasta encuentros de bordados tradicionales, demostraciones gastronómicas y competencias deportivas. Es un evento que atrae a visitantes de toda la región, quienes pueden disfrutar de la música, la danza y la cultura tradicional de Huitzilan.
El presidente municipal, Josué Elías Velázquez, un destacado miembro del Movimiento Antorchista, encabeza la organización de la feria. Bajo su liderazgo, el municipio ha continuado invirtiendo en el bienestar de sus habitantes, con proyectos que incluyen mejoras en la infraestructura, la seguridad y la salud. Tan solo en lo que va de los 2 años de la gestión del alcalde antorchista, se han invertido más de 126 millones de pesos en obras y servicios para el municipio, una cifra que refleja el compromiso de su administración con el desarrollo de Huitzilan.
El progreso de Huitzilan no es solo un motivo de orgullo para sus habitantes; es también un ejemplo para otras comunidades de México. La historia de este municipio demuestra que, cuando un pueblo se organiza y lucha por sus derechos, es posible superar incluso las situaciones más difíciles.
Es importante que la historia de Huitzilan se conozca y se difunda, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Los jóvenes de hoy deben entender el sacrificio y la determinación de aquellos que lucharon por liberar a su pueblo, para que puedan valorar y proteger los logros que se han alcanzado.
La memoria colectiva es una herramienta poderosa para evitar que los errores del pasado se repitan y para inspirar a futuras generaciones a continuar trabajando por un futuro mejor.
Huitzilan de Serdán es un modelo de lo que se puede lograr con organización, lucha y perseverancia. Su transformación de un lugar marcado por la violencia y la opresión a un municipio próspero y lleno de vida es un testimonio del poder de un pueblo decidido a tomar las riendas de su propio destino.
Como dijo alguna vez nuestro querido maestro Aquiles Córdova Morán: “El pueblo organizado puede transformar el horror en tranquilidad, y la miseria en paz y progreso”. Huitzilan de Serdán es la prueba viviente de que estas palabras son ciertas.
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