Como todos sabemos, el próximo 4 de junio se llevarán a cabo las votaciones para elegir a los alcaldes que representarán a los 212 municipios del estado de Veracruz. Como mexicanos, no estamos ajenos a este acontecimiento, pues el que nuestras demandas sociales sean atendidas, depende en gran medida del candidato que logre la mayoría de votos dentro de esta contienda electoral.
Durante todo el mes de mayo, veremos desfilar en el carnaval electoral a los candidatos de los distintos partidos políticos, de todos los colores y sabores; con gorras, playeras y pulseras, con el objetivo de obtener el voto ciudadano el día de las elecciones. Sin embargo, el voto no debe estar condicionado por un simple regalo, el cual por cierto de la noche a la mañana desaparecerá.
Al contrario, los tiempos que corren exigen a los veracruzanos un voto razonable, siempre tomando en cuenta que la verdadera democracia está en el pueblo, por tanto, el voto antes que nada, tiene que ser libre y razonado; con análisis a fondo de cuáles son las propuestas que presentan los candidatos, en cuales de ellas van realmente representados los intereses de las familias de escasos recursos, en sí, que sean propuestas que hagan frente al problema de la falta de obras y servicios, y sobre todo que impulsen el empleo, alimentación, salud, educación, en síntesis que busquen un desarrollo para los pueblos y colonias donde existe mayor pobreza.
No hay que olvidar, que los partidos no son los únicos sujetos de derechos políticos, también el pueblo tiene el derecho a participar, abierta y libremente, en la conformación del equipo de hombres que han de gobernar y, sobre todo, en la toma de aquellas decisiones trascendentes que impacten de modo decisivo en la vida y bienestar del pueblo trabajador.
Dentro de este contexto hay que destacar que la entidad ha caído en un estado de parálisis total, la cual trae consigo el incremento de inseguridad, desempleo, pero sobre todo, se deja ver el nulo avance en materia de obra pública, es decir, no se impulsa el desarrollo del estado de Veracruz. Todo esto hay que tenerlo en cuenta porque dentro del carnaval electoral muchos personajes políticos se acercarán prometiendo la luna y las estrellas con el fin de ganar la simpatía del pueblo, desafortunadamente, una vez que logran sus objetivos se desentienden y olvidan los compromisos que hicieron en campaña; para atender sus obscuros y mezquinos intereses personales o para saquear las arcas de los ayuntamientos y desviar los recursos que el pueblo paga a través de los impuestos, en sí, se dedican a robar a manos llenas sin importarles que los colonos, campesinos, obreros, estudiantes y maestros, tengan o no las condiciones necesarias de vivienda, alimentación, empleo, educación, entre otras.
Para no caer en el tradicional engaño de los políticos, es necesario un voto razonable, como lo ha venido inculcando el Movimiento Antorchista, quien desde hace 43 años ha planteado que en México no se trata de cambiar de partido en el poder, sino de cambiar de clase en el poder, porque los partidos que hoy en día vemos, solo representan los intereses de la clase poderosa, de los dueños de los grandes capitales, más no del pueblo trabajador, que es el que realmente crea la riqueza nacional.
Desde luego, es importante y urgente que el pueblo se politice y eduque, que como buenos mexicanos conozcan sus derechos pero sobre todo los hagan valer ante cualquier coyuntura política; teniendo en mente que el voto es una arma de lucha en manos del pueblo y como toda arma hay que saberla manejar y eso requiere tener elementos que son: no abstenerse, del menú de candidatos hay que escoger al menos malo para que nos gobierno y que el voto del pueblo, o de una organización popular como el Movimiento Antorchista, tiene que ser como un solo hombre, pues sólo así el voto tiene la fuerza para que el día de mañana, en caso de que no se cumpla lo prometido, se salga a la calle y se exija lo que se prometió en campaña.
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