Hace mucho que la crisis mundial está a punto de provocar un estallido de incalculables proporciones sociales y políticas; México no es excepción en esa negra tormenta gracias a la excesiva concentración de capitales (el uno por ciento de la población concentra la riqueza) por un extremo y por el otro la miseria y la pobreza crecen cada día con día, con el consecuente enojo y malestar sociales; las noticias dan cuenta del descontento contra los tres niveles de gobierno, el Presidente llegó a su cuarto año de gobierno en medio de críticas por los problemas que no pudo atender oportunamente, que se le salieron de control y todo esto habla del alto costo que pronto tendrá que enfrentar, cuando su partido solicite el voto ciudadano en las elecciones federales de 2018.
Sin importarle que la mayoría de la población mexicana, más del 80 por ciento resulte afectada, el recién nombrado Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade presentó, en los primeros días de septiembre, el Paquete Económico 2017, que consta de tres documentos básicos: Iniciativa de Ley de Ingresos, un proyecto del presupuesto de Egresos de la Federación y los criterios Generales de Política Económica, este último hace referencia a las expectativas del Gobierno Federal en torno a las variables económicas para el próximo año, como el precio del petróleo, el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) entre otros importantes rubros de la economía nacional que permiten calcular los egresos e ingresos del siguiente año. Con estos tres documentos, que en realidad encierran la esencia de la política a seguir por el Gobierno Federal, queda claro cómo pretende gastar el presupuesto público durante su quinto año de gestión.
Este paquete presupuestal y económico es más conservador que el del año anterior, pues pronostica que el PIB crecerá entre dos y tres por ciento, a diferencia del anterior, que esperaba entre 2.6 y 3.6, ¿por qué ahora se reduce?, ¿qué falló?; hay que recordar que los pronósticos en los últimos años siempre ha ido a la baja. Lo que destaca en este paquete económico es el recorte al gasto público de 239.7 mil millones de pesos con respecto al aprobado para el año 2016, reducción de cinco por ciento en términos nominales y 1.7 en términos reales.
El recorte atañe a rubros que afectarán directamente a las familias mexicanas en renglones como vivienda, salud, educación, obras y servicios. Uno de los presupuestos que más recortes sufrió fue el de la Sedatu, esta dependencia tiene hoy 39.7 por ciento menos recursos que en 2016 y Sagarpa sufrió una reducción de 29.1 por ciento; ambas secretarías son las encargadas de impulsar apoyos a la vivienda y para el campesinado mexicano.
En este sentido, son valiosos los datos de una encuesta de Parametría: cerca de 68 mil mexicanos (más del 50 por ciento de la población) no estaban enterados del recorte ni de sus implicaciones, pero más del 40 por ciento de los encuestados dijo que el recorte afectará la economía del país; 26 por ciento dijo que no beneficiarán ni perjudicarán, mientras que 17 por ciento piensa, sin estar muy seguro de ello, que esta política traerá algún beneficio. Se preguntó a los encuestados si están a favor o en contra de que se reduzca el gasto del gobierno en siete áreas: empleados de gobierno, comunicaciones y transportes, el ejército y la marina, cultura, agricultura, educación y salud; el 79 por ciento se manifestó en contra de la reducción en los últimos cuatro aspectos, por tratarse de las áreas más sensibles para las familias mexicanas.
El gobierno de nuestro país no hace un uso racional y eficiente del gasto público; prefieren endeudarse que cobrar impuestos y, si lo llega a hacer, es al pueblo trabajador y no a los empresarios, que acumulan la mayor parte de la riqueza; los millonarios son quienes menos pagan impuestos en México.
El titular de la Secretaría de Hacienda ha asegurado que se trata de un presupuesto que da certidumbre, pero la realidad es otra; de lo único que podemos estar seguros es de que habrá menos educación pública, menos salud para los pobres, menos infraestructura y sí, más miseria y pobreza, mayor desempleo y mayor desigualdad social.
Los presupuestos federales y estatales sirven, en muchos casos, para que los políticos amasen fabulosas fortunas, desviando impunemente los recursos públicos y dejando sin resolver los urgentes problemas nacionales.
Cada año, los diputados federales antorchistas realizan oportunas gestiones ante el Gobierno Federal para lograr que se asigne presupuesto suficiente para atender las necesidades de los pueblos y comunidades más vulnerables y abandonados de nuestra patria; estos rubros corresponden básicamente a problemas de vivienda, educación y apoyo para los campesinos, es decir, para el sector más olvidado de nuestra patria.
Pues bien, los funcionarios del Gobierno Federal encargados de atender y solucionar los asuntos planteados por el antorchismo se ha les ha informado que muchísimas obras para mejorar la educación, la salud, los servicios, la vivienda, etc. que debían incorporarse al presupuesto para el 2017, no se llevarán a cabo, lo que afectará a millones de personas organizadas en el Movimiento Antorchista, o que habitan en municipios gobernados por militantes de esta organización, lo que ha detonado el inicio de movilizaciones de protesta.
Los antorchistas sumamos ya casi dos millones de mexicanos humildes, dispuestos a luchar organizadamente y a conformar una fuerza social capaz de cambiar el rumbo de nuestra patria. Este trato injusto y arbitrario, lejos de desanimarnos, provocará la inconformidad a lo largo y ancho del territorio nacional. En la semana que inicia habrá protestas para denunciar esta situación. Por si los funcionarios federales, que tan a la ligera le cierran la puerta al pueblo organizado, no se han dado cuenta, el clima político del país se va enrareciendo cada vez más y en nada ayudarán a mejorar la situación los recortes presupuestales en renglones que permitirían a miles de mexicanos tener una vida más digna. Sin duda, pronto veremos el resultado de esta política irracional y de absoluta falta de visión.
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