Alguien dijo alguna vez que quien no aprende las lecciones de la Historia, vuelve indefectiblemente a cometer el mismo error.En la historia reciente de México existe una similitud muy marcada entre el sexenio de Luis Echeverría álvarez (1970-1976) y el actual de AMLO.En efecto, los dos personajes con lenguaje populista, al primero lo llegaron a llamar "el predicador", al segundo "el mecías", aquél fue relacionado con mandatarios de países socialistas como Mao Tse Tung, Fidel Castro y Salvador Allende, éste con Nicolás Maduro de Venezuela, etc., etc.Echeverría trataba de hacer olvidar que él había sido la mano dura del anterior mandatario en cuyo gobierno él fungió como Secretario de Gobierno y es señalado como uno de los responsables de la masacre del 2 de octubre de 1968.Obrador, por su parte, pretende hacernos creer que él nada tiene que ver con el PRIAN, que Morena es un partido sin nexos con el pasado, cuando todos vemos que los integrantes de su gabinete son los elementos más nefastos y corruptos del PRI y del PAN.
El populismo se caracteriza, entre otras cosas, por derrochar recursos en apoyo a las masas populares con el fin de ganárselas, aunque después de vaciar las arcas nacionales, se vea obligado el gobierno a subir los impuestos al mismo pueblo trabajador (no a los empresarios), o a recurrir a los préstamos internacionales.Así, el pueblo es engañado al hacerle creer que los apoyos vienen del gobierno, cuando en realidad él mismo, con sus impuestos, mantiene los programas asistencialistas.El discurso populista manifiesta una clara y constante aversión a las élites económicas y sociales, a los partidos tradicionales, denuncia a la corrupción política y económica y constantemente apela al pueblo como fuente del poder.
A Echeverría lo calificaban en algunas esferas nacionales y aún en el extranjero como el presidente más revolucionario que había tenido México, no obstante, el 10 de junio de 1971 reprimía estudiantes en el Casco de Santo Tomás en la Ciudad de México, acontecimiento al cual se le conoce como "El Halconazo" debido a que el grupo paramilitar que fue utilizado se le conocía como "los halcones", resultando decenas de muertos y heridos.Reprimió la libertad de expresión, clausurando el periódico Excélsior de Julio Scherer García en 1976 por criticar la política gubernamental.Al actual presidente de México dentro y fuera del país algunos sectores (sobre todo de derecha) lo acusan de estar llevando a México a convertirse en otra Venezuela, de llevar al país hacia el comunismo, sin embargo, recientemente reprimió con la Guardia Nacional a los agricultores de Chihuahua, viola las garantías individuales al bloquear la formación de nuevos partidos políticos (Ver caso del MAP en Puebla), tuerce la Ley al inventarles delitos a luchadores sociales como es el caso de la compañera Rosario Sánchez Hernández, es intolerante con sus críticos a los cuales no baja de "conservadores", pero lo que quizás ha generado más odio en sus gobernados, es su política de avestruz ante la pandemia de covid-19: Son ya más de 40 mil muertos y él ¡como si nada!
Por último, sabemos que la economía mexicana es dependiente en un 85% de la norteamericana y que, por lo tanto, debemos obediencia al Imperio, pero una cosa es tener que sobrellevar las cosas con diplomacia (como más o menos lo hicieron los anteriores mandatarios) y otra es asumir una conducta francamente pusilánime ante el vecino del norte: mentir en su discurso pronunciado en la Casa Blanca al decir que el presidente de los Estados Unidos nunca nos había ofendido, ni agredido en ninguna forma es, sin lugar a dudas un inmenso agravio y una gran traición a todas las familias que durante meses e incluso años ha separado el racismo y la discriminación inhumana de Donald Trump.Es escupirle al rostro a los llamados dreamers y a todos los latinos que por el solo hecho de serlo, los acusa de ladrones, violadores y criminales.
En fin, los pueblos deben de aprender del pasado para no repetir los mismos errores.Deben entender que las revoluciones, se hacen con la plena participación de las masas trabajadoras y no estar esperanzados con la llegada de un iluminado.Debemos eliminar para siempre nuestra creencia en el populismo, prestar oídos sordos a los "cantos de sirenas" y atenernos a una vieja máxima: a los hombres los conoceréis no por lo que dicen ser, sino por sus obras.
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