MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los olvidados de Tula

image

En 1950 fue filmada en México la película “Los Olvidados”, que retrata la vida de los niños de la calle del México de entonces, ahogados en la podredumbre, la indiferencia y la muerte. El filme referido, “estuvo sólo tres días en cartelera, la prensa y la clase alta estaban vueltas locas, querían quemar a Luis Buñuel y todo lo que oliera a él. De esta obra del séptimo arte, el poeta Octavio Paz escribió: Los Olvidados son algo más que un filme realista, son “el sueño, el deseo, el horror, el delirio, el azar, la porción nocturna de la vida, también tiene su parte. Y el peso de la realidad que nos muestra es de tal modo atroz, que acaba por parecernos imposible, insoportable. Y así es: la realidad es insoportable; y por eso, porque no la soporta, el hombre mata y muere, ama y crea”.

Han transcurrido más de 70 años desde entonces y esta visión desgarradora de los niños de la calle, esta realidad en las grandes urbes, reflejada a través de una película; es casi la misma que viven y padecen niños y adultos a consecuencia de las inundaciones provocadas por el desbordamiento deliberado del rio Tula, durante la madrugada del pasado siete de septiembre.

Salvo el ofrecimiento del gobierno federal de que serán apoyados con $35,000.00 por familia para reconstruir sus casas, los damnificados de Tula, son los olvidados de ahora, los que viven en la angustia y desesperación, en la incertidumbre; esta es la realidad que viven miles de familias en pleno siglo veintiuno a pesar de la modernidad y del discurso oficial, si, ese que asegura que “primero los pobres”, es esta realidad, la que el hombre no soporta y la que por eso mismo, “el hombre mata y muere, ama y crea”, como dijera el premio nobel de literatura.

Y en efecto, frente a la adversidad y abandono de los distintos niveles de gobierno, los damnificados, son los que luchan, crean e intentan superar la desgracia. A casi dos meses de ocurrida la tragedia, que inundó por lo menos una decena de comunidades del municipio, incluida una parte de la ciudad, la recuperación se ve lejana y la desesperación ha hecho presa de vecinos y comerciantes, por lo que surgen voces que convocan a levantar la voz, lo que revela que las autoridades han sido rebasadas. Frente a la desorganización social y el rechazo ciudadano a liderazgos como el del regidor de Morena Ricardo Baptista González, surgen iniciativas más auténticas y legítimas, convocando a la población a crear un frente común para exigir a las autoridades se haga justicia para los damnificados, cubriendo el pago total de los daños. Hay que unirse, organizarse, para que se indemnice a todos los afectados; sólo el pueblo unido, consciente y en lucha puede ser escuchado por este gobierno demagogo y mentiroso como es el de la 4T.

He aquí algunos de los muchos testimonios de los propios afectados que apuntalan esta última afirmación.

‘Sólo vienen a tomarse la foto’, aseguran los damnificados en Tula quienes acusan al gobierno de olvido y aseguran que existe descoordinación y lentitud entre el gobierno estatal y federal para atender la emergencia. Son los propios ciudadanos quienes se han ocupado de las labores de limpieza y desinfección de las áreas afectadas, incluidos los negocios; poco o nada se ha avanzado en la realización de dictámenes de daños estructurales a las viviendas, así como en la rehabilitación total de los servicios públicos y entrega de apoyos a comerciantes y personas afectadas en su patrimonio.

“El gobierno, según nos está registrando para un apoyo, pero no resuelven nada, nomás nos están anotando en una lista. Tú dime: ¿cómo le hacemos mis hijos y yo para comer ahorita con un papelito? Esto necesita resolverse ya, ocupamos certezas”, reclama un comerciante del tianguis municipal. Aseguran que han solicitado apoyos al municipio para que les brinde palas, picos, escobas y guantes, sin embargo, hasta ahora no han sido escuchados; y agregan: “Aquí quien nos ha traído materiales han sido los de la refinería, el gobierno nada; incluso le hemos dicho a los militares que nos echen la mano, pero nos han dicho que no, pues hay otras zonas más prioritarias. Eso lo entiendo, pero solo están limpiando aquí en el centro, allá en las otras colonias más pobres donde también fueron afectadas personas no han ido, y la gente está viviendo en albergues”, señala una comerciante mientras recogía material brindado por personal de la refinería

“Nos tienen sin cubrebocas, sin siquiera un agüita, pero eso sí, nos piden que este trabajo sea voluntario que porque ‘Tula somos todos’. O sea, no nos quieren pagar, cuando ellos son responsables de esto, y ni una pala nos quieren dar. La comida y despensas se las llevan a los soldados, a los marinos, pero aquí tenemos que andar mendigando, imagínate si antes no teníamos pa’ comer ¿ahora cómo están las cosas? ¡Pues menos!”. 

La ciudad de Tula, aunque poco a poco  se está alejando del caos que vivía hace algunas semanas, ello se debe más al esfuerzo, la solidaridad  y creatividad de la población que al auxilio real y oportuno de las autoridades. Sin embargo, aún puede apreciarse la incertidumbre  en los rostros de miles de mujeres y hombres que con palas, escobas y carretillas remueven los escombros que el río trajo consigo. Los niveles de agua ya bajaron, el lodo que encubre a la tragedia apenas está apareciendo. 

Ahogados en la podredumbre y la indiferencia de la cruda realidad que aunque acaba por parecernos imposible, insoportable, está allí presente. Ahora ya no tenemos a Luis Buñuel para querer quemarlo como se intentó hacerlo en los años cincuenta, pero debe haber responsables. ¿Cuándo se dará a conocer sus nombres ahora que ya se acabó la corrupción y la impunidad? ¿Cuál será el castigo para los responsables de la tragedia y para los omisos que con sólo discurso y limosna social intentan sofocar la inconformidad y la organización social?

Los Olvidados de ahora, no son un filme realista, son la atroz realidad y el horror de los tiempos actuales. Por estos hay que responder.

La respuesta es una y la propia realidad nos la está gritando: hay que organizarse y educarse, hay que unirnos todos los afectados por los desastres naturales y la negligencia y omisión de las autoridades, no importa si vivimos en Hidalgo, Veracruz, Tabasco o Nayarit; los afectados por la pandemia y por la falta de vacunas y/o medicamentos, los estudiantes, profesores e investigadores de las universidades publicas incluidos los de la UNAM, los desempleados, los comerciantes ambulantes a quienes se amenaza con cobrarle impuestos. Nadie vendrá a salvarnos si no somos nosotros mismos, sólo que luchando unidos, conscientes y organizados, como una fuerza social única y bajo la dirección de gente honesta salida de las entrañas del pueblo trabajador. Esa es la única y verdadera salida frente a tanta desgracia y tantos olvidados. 

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más