MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los mexicanos conscientes somos los únicos que podremos hacer un cambio profundo en nuestro país

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Hace unos días, los mexicanos acabamos de ser partícipes de las elecciones más grandes de la historia de nuestro país, como las han denominado, y que fueron el cierre de un largo proceso electoral, en el que participaron cientos de candidatos, muchos de ellos, como Claudia Sheinbaum, abandonando sus cargos para meterse de lleno a sus campañas políticas y poder cumplir con sus aspiraciones personales y las de su partido.

Ya es una constante que, en México, los políticos, quienes creen que nacieron para ello y que fueron tocados por Dios, y que los demás ciudadanos no merecen ocupar un cargo de elección popular, realicen estas acciones de abandonar sus cargos; parecen chapulines brincando de cargo en cargo para continuar viviendo del erario.

Todos parecen cortados con la misma tijera y sufren del mismo mal, amnesia, porque olvidan sus promesas o las hacen a un lado, y peor aún, en muchos casos hasta se atreven a golpear a todo aquel que se atreva a siquiera mencionarle que cumpla con su deber

Los resultados de esta votación arrojaron que sólo el 61 por ciento de los mexicanos en lista nominal salieron a ejercer su derecho al voto, o sea que el 39 por ciento decidió no votar por nadie. No podemos decir que les vale, simplemente son ciudadanos que seguro se han desencantado de la política y de los políticos, de los múltiples problemas, de las tantas promesas que los políticos hacen cuando andan en campaña y de los nulos resultados que exhiben cuando ya se sientan en la silla del poder, tantos trienios en las presidencias municipales o alcaldías, tantos sexenios en las presidencias del país, y hasta de los individuos que ocupan una curul en el Senado o en la Cámara de Diputados, todos parecen cortados con la misma tijera y sufren del mismo mal, amnesia, porque olvidan sus promesas o las hacen a un lado, y peor aún, en muchos casos hasta se atreven a golpear a todo aquel que se atreva a siquiera mencionarle que cumpla con su deber, que se ponga a trabajar y que administre los recursos públicos con inteligencia, para que estos sirvan para resolver los graves problemas por los que atraviesa la sociedad mexicana, nuestro país que está enfermo de inseguridad, de enfermedad, de muerte, de violencia, y sobre todo de pobreza, la madre de todos los problemas sociales.

Una vez que estos políticos se sientan en la silla ejercen su poder de una forma tiránica, dejando atrás al político que abrazaba al anciano y al niño con su carita sucia, a la ama de casa con huaraches, nada queda, sólo el ser prepotente y grosero que ni siquiera va a recibir a los ciudadanos, pues ya obtuvo lo que quería de ellos, su voto.   

Por un lado, están los indecisos, que pusieron en una balanza votar o no votar, y ganó su desdén y desilusión en que un personaje, cualquiera que sea, ganara las elecciones y que empezara el proceso de cambio del país, y por el otro lado se encuentran los que vendieron su voto, a los que les dieron unos pesos para vender su conciencia y votar por tal o cual candidato.

Innumerables ejemplos podríamos citar de esta práctica tan ruin y recurrida por los partidos políticos, pero que hoy en día, como ha pasado con la corrupción en todos sus niveles que ha incrementado a niveles alarmantes, la compra del voto es una práctica que se realiza con tal descaro.  

En la Ciudad de México, como en todos los estados ocurrió, decenas de voces hablan y señalan al partido oficial por la compra masiva de votos que hizo, desembolsando carretadas de dinero, acusan los vecinos de diversas alcaldías, para corromper a los ciudadanos con sus dádivas, hasta de mil 400 pesos, mencionaba un trabajador del volante, que ofrecía Morena en Azcapotzalco y zonas aledañas; una habitante de Tláhuac dijo que le ofrecían mil 200 pesos a quien votara por su partido, y así muchas voces denuncian todas las anomalías que ocurrieron en esta jornada, como la sucedida un día antes de las elecciones, el 2 de junio, cuando una decena de comerciantes de la vía pública se manifestaron en  avenida Eje Central para denunciar la coacción de la que estaban siendo víctimas por parte de las autoridades que se encargan de autorregular el comercio en la vía pública, quienes como miembros del partido oficialista, los estaban obligando  a votar por ellos, si no, iban a perder sus lugares para seguir trabajando: ellos denunciaron a través de una cadena humana y pancartas.                                                                                                                                        

Es muy preocupante que un amplio sector de la población mexicana no quiera votar, que se haya desencantado, porque en medio de ese desencanto le está otorgando el poder a quienes ahora lo concentran, porque es más sencillo para ellos manipular las boletas electorales, en las que también se ha denunciado que una vez más votaron hasta los muertos. Y todavía es más preocupante porque todos aquellos que venden su conciencia por una dádiva, mil 200 o mil 400 pesos si bien les va, porque también le pueden pagar 200 o 500 pesos, como lo han denunciado también; no importa, esas cantidades son irrisorias comparado con los seis años de desgracia que les espera con un gobierno al que no le importa en nada el bienestar de la ciudadanía.

A los votantes amenazados o comprados no les importó la situación tan grave que padece nuestro país fuertemente golpeado por el recrudecimiento de la delincuencia e inseguridad, que han provocado que en México cada 15 minutos ocurra un asesinato, que exista un alto índice de feminicidios e infanticidios, con un sistema de salud colapsado, en decadencia, que ni la “farmaciotota” está coadyuvando para solucionar el grave desabasto de medicinas e insumos, pues además está vacía.

Tampoco les importó que la educación de  nuestros niños y jóvenes esté por los suelos, que haya retrocedido más de 10 años, afectando con ello a millones de niños y adolescentes que han descendido en niveles de comprensión lectora y matemáticas; y para colmo, que este gobierno de la 4T diera la estocada final barriendo de un plumazo lo que se había avanzado en el terreno educativo en otros periodos, al desaparecer las guarderías infantiles dejando a millones de madres sin este servicio, además  se  quitó el programa para la construcción de nuevos espacios educativos y el mejoramiento de la escuelas, por eso, hoy tenemos la mayoría de las escuelas en pésimas condiciones; se quitó el programa de Escuelas de Tiempo Completo a 3 millones 600 mil niños, recortando horas clase y alimentos para los niños, y para colmo, tenemos que lidiar con la indiferencia e incapacidad de las autoridades encargadas de responder por este problema y dar resultados.

En el gobierno de la 4T se respira corrupción y opacidad en el manejo de los recursos públicos, se ha abandonado a los niños con cáncer, se hostiga a sus padres llamándolos golpistas por haberse atrevido a manifestarse para exigir los medicamentos para tratar la enfermedad de sus pequeños; se ataca a las madres buscadoras, que además de tener que soportar el terrible dolor de haber perdido a sus hijos, tienen ahora que lidiar con un sistema de justicia lento y corrompido, además con las burlas que el jefe del Ejecutivo lanza contra ellas; la continua agresión a la libertad de expresión que ha desembocado en  una ola de ataques y asesinatos  a periodistas como nunca antes se había visto; los ataques a la sociedad civil, la muerte de  casi un millón de mexicanos a causa del pésimo manejo de la pandemia de Covid, con la mayor cantidad de médicos muertos por falta de herramientas para protegerse del terrible virus.

Y la corrupción, que sigue presente, y que ni siquiera se ha tratado de erradicar de las altas esferas del poder, con el mayor número de casos de corrupción públicos como el gran desfalco al erario de SEGALMEX, y las “ayudas” cubiertas con sobres amarillos, y un largo etcétera.

Aunado al crecimiento de las deudas, por ejemplo en este año, 2024, cada mexicano debe 126 mil 818 pesos, por el endeudamiento del gobierno, es decir que la deuda por habitante incrementó 15.5% durante el actual sexenio; el deterioro de Pemex y la CFE por falta de mantenimiento, que ha derivado en apagones recurrentes, que exhiben el ineficaz manejo de las autoridades; el transporte en ruinas, por ejemplo el Metro de la Ciudad de México, con constantes fallas, humaredas por cortos circuitos, inundaciones, incendios, terribles aglomeraciones por lo lento del servicio y hasta accidentes mortales como el ocurrido el 3 de mayo de 2021 con el colapso de Línea 12 que dejó 27 muertos y más de cien heridos de gravedad; el abandono al campo, la nula construcción de vivienda ni obra pública, la grave crisis de agua y la amenaza del Día Cero sin que las autoridades de gobierno estén moviendo un sólo dedo para que se corrija esta situación tan grave.

Eso sí, este sexenio benefició a los cinco multimillonarios más ricos de nuestro país, concentrando aún más la riqueza.

Así las cosas, a los mexicanos conscientes y comprometidos con nuestro país, no nos resta más que hacernos a la idea de que vienen tiempos más difíciles, pero que cada día está más cerca el momento en que las masas trabajadoras se den cuenta que la solución a todos los problemas de nuestro país está precisamente en nuestras manos, los mexicanos de a pie, somos los únicos que podremos hacer un cambio profundo en nuestro país; lo demás, ya sale sobrando, porque llegue quien llegue al poder, sólo estará ahí para llevar agua a su molino y para beneficiar a sus allegados, los más ricos de México, mientras  las masas populares se hunden en sus problemas y desgracias.

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