MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los imprescindibles

image

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles". Hoy quise dar inicio a mi colaboración con esta frase del poeta alemán Bertolt Brecht, y es que en este mundo donde muchas cosas están mal, donde hace falta curar muchos males que padece el género humano, hacen falta los imprescindibles. Hombres y mujeres cultos, alegres y de una sola pieza; congruentes entre su pensar y actuar; pero sobre todo humanistas y solidarios con sus semejantes, de esos hay pocos; pero afortunadamente yo conocí a uno de ellos, el doctor Juan Manuel Celis Ponce, que hace unos días partió a otra esfera existencial que pocos en el mundo no nos atrevemos alcanzar. La inmortalidad, y en esa esfera de la realidad, seguro seguirá luchando por revivir la esperanza y la fe de que algún día el hombre sea hermano del hombre.

El doctor Manuel Celis dio vida a hijos y hasta nietos, que junto con él, se convirtieron en inquebrantables redentores para salvar y sanar a su gente y su pueblo. En firmes y destacados militantes del Movimiento Antorchista (MA), pero además, el fue un ejemplo vivo de congruencia, de lo que debiéramos ser los hombres que luchamos por un mundo mejor; de lograr ser el hombre nuevo o la mujer nueva que requiere la humanidad, de hombres dispuestos a darlo todo, hasta la propia existencia por ver algún día, la sonrisa franca y libre de nuestro sufrido pueblo mexicano.

dsa

Es difícil en unas cuantas líneas poder describir la trayectoria de la militancia y actividad del doctor Celis, al interior de la organización del Movimiento Antorchista. Como médico de profesión curó y sanó a miles de mexicanos de los más pobres del país, incluido, el que esto escribe. Puso a disposición una modesta clínica que formaba parte de su patrimonio familiar en favor de la organización de los pobres del México, el MA. A su hijo el ingeniero Juan Celis, estimado dirigente estatal poblano, y ahora, diputado federal antorchista, siempre lo apoyó en todos sus proyectos y junto con él, estuvo en muchas luchas y enfrentó muchas adversidades al buscar solución a las demandas de los desvalidos; también compartió con su hijo y junto con muchos antorchistas, el gusto por la música y la poesía. El dio a luz a nuestro glorioso himno de Antorcha. Fue persona íntegra y de una vasta cultura, te hablaba de la buena música, del teatro (él asistió a todos los encuentros de teatro antorchista potosino) y la poesía; del gusto por las buenas comidas, los vinos; de grandes personajes en México y de sus bellos lugares naturales y coloniales; y en su trato social brillaba su alto linaje, era una persona fina y elegante, siempre acompañado de su fiel y hermosa esposa, doña Sarita Ponce, pero sobre todo, irradiaba un enternecedor y gran humanismo por sus semejantes.

Hace ya algunos años por problemas de salud lo fui a visitar a su consultorio, llamado Clínica del Valle en el municipio de Texcoco, Estado de México, en la consulta, me revisó y diagnosticó la necesidad de una intervención quirúrgica urgente. Nunca preguntó mi condición social o si le pagaría por sus servicios, solo sentí que el compartía mis padecimientos, e inmediatamente me atendió y curó. En los días difíciles de mi recuperación y convalecencia en ese sanatorio, varias veces me visitó el doctor Celis en la cama, y cada visita de él, era como un bálsamo que fortificaba mi cuerpo, pero también el alma; por sus pláticas amenas, de aliento: "échale ganas compañero antorchista".

El doctor se fue, pero ahora está más cerca de sus familiares, de nosotros sus compañeros; porque hasta el último segundo de su existencia física estuvo al frente de la lucha y por liberación de los más oprimidos del país. Está más cerca porque se ha convertido en un inmortal ejemplo de lucha y de invaluable humanismo; porque ahora en medio de tantos obstáculos; de las duras y terribles adversidades que hay en el camino por alcanzar una patria más justa para los débiles en este país; nos veremos en la vida ejemplar del doctor Celis para fortalecer nuestro espíritu; y seguiremos escuchando sus alegres canciones por siempre. Los imprescindibles nunca mueren.

  • Etiquetas:

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más