Es válido decir, que, por definición, toda generalidad es falsa, pues ésta, por su origen, solo puede tener existencia real como síntesis y suma de las particularidades que correspondan. Así pues, no es válido hacer afirmaciones absolutas en lo general acerca de un fenómeno, sin haber antes comprobado que tales afirmaciones, corresponden y proceden de las particularidades del mismo. Creo entonces que tal razonamiento, podemos aplicarlo a todo fenómeno o suceso que acontezca.
Por lo tanto, empiezo así mi opinión de hoy. Desde que gobierna la 4T en México, solo escuchamos “generalidades” como las siguientes: “acabaremos con la corrupción”, “primeros los pobres”, “es culpa del neoliberalismo”, “vamos avanzando”; y un largo etcétera. Pero en concreto, en lo particular, es decir, en la vida real de cada mexicano, no se experimenta el “bienestar” ni nada prometido en general. ¡No estamos mejor con, “ya sabes quién” !, como decía su spot publicitario que lo promovió a la presidencia como el superhéroe que lo arreglaría todo.
Nos contaron, por ejemplo, que se acabaría la corrupción, ¡es más!, un buen día en sus mañaneras el presidente de la República dijo así: “ya no hay corrupción”; para ser exacta, fue el 11 de marzo del 2021. Así lo publicó Milenio ese mismo día. Pero las cifras de impunidad han aumentado. El 94.8% de los casos denunciados en México quedan impunes como resultado de “un sistema que no cuenta con herramientas de priorización ni capacidades suficientes”, según un informe presentado …por el centro de análisis México Evalúa. (https://www.forbes.com.mx/ 5 de octubre 2021). Y esto cobra vigencia, cuando, al pasar por las calles vemos cada vez más fotografías de gente desaparecida, o más grave aún, con la creación y masificación de grupos de madres que buscan a sus hijos, y ellas mismas hacen las investigaciones, pues, al realizar las denuncias de cada caso, no reciben el seguimiento correspondiente. En general, hay buena intención en querer acabar con la corrupción, pero en concreto, hay ingenuidad e ineficacia al querer resolver el problema sin invertir lo necesario.
Pero al parecer, las lecciones de la mañaneras funcionan, pues nuestra gobernadora del Estado, Indira Vizcaíno Silva, también usa el recurso de las “generalidades” en sus discursos, y, a 100 días de su llegada al poder, camina por el mismo rumbo. Pues, recordando su tan comentada campaña política, hizo promesas al viento y, algunas creo que hasta en papel, como si cada una omitiera las respectivas implicaciones.
Por ejemplo, fue una promesa de campaña que, con Morena en el gobierno, nos iría mejor al magisterio colimense. Mucho dijo sobre lo que los “otros” no habían hecho, o dejado de hacer, para lastimar a la educación. Y en concreto, prometió que nunca más se nos volvería a retrasar nuestro pago de aguinaldo y quincena a los profesores de Emsad (Educación Media Superior a Distancia) y Tbc (Telebachilleratos comunitarios), que laboramos en zonas rurales, y que brindamos el servicio educativo a los jóvenes más pobres del Estado. Muchos que escucharon tal promesa, creyeron fielmente que solo con la llegada de Indira al poder estatal, las cosas tomarían otro rumbo. Y no juzgo a todos mis compañeros que así lo creyeron, pues, después de 15 años de maltrato laboral y de incertidumbre con nuestras plazas, no quedaba más, que creer en algo “distinto”. Pero todo fue sólo una generalidad.
Apoyar al magisterio, - se dijo -, pero en concreto eso no ha sucedido. El pago de aguinaldo, que por ley debe pagarse en los primeros días de diciembre, llegó tarde como siempre, y los pagos de las quincenas atrasadas ya se juntaron y no han llegado; al día de hoy se cumplen 30 días sin pago de salario, y en el mes más complicado del año, pues la cuesta de enero, en este año, ha sido mucho más complicada por la inflación, por el desempleo, por la baja en los salarios, por los pagos de impuestos que no esperan como el predial, agua, luz, tenencias etc. Estamos nuevamente abandonados a nuestra suerte, sin importar cómo batallemos con nuestras familias, sin importar que enfermemos nosotros, o nuestros esposos o hijos; nuevamente tendremos que librar la batalla solos, a endeudarnos donde podamos, donde aún nos den crédito. Hemos quedado tantas veces mal con las prestamistas por la falta de certeza en los pagos, que quién sabe cómo nos traten. Pues… ¡Otra vez nos mintieron!, ¡otra vez maltratados!
Es cierto que, con distinto partido, pero en la misma situación, y creo que en condiciones mucho más precarias debido a la pandemia. La generalidad: “Apoyar al magisterio colimense”, significa tanto y también nada. Pero, ¿a quién acudir, si es la gobernadora, a través de sus secretarios, la que incumple su palabra? ¿Acaso es opción dirigirnos con su mentor, López Obrador? Creo que la posible respuesta ya la conocemos y la escuchamos casi a diario: “¡se llevaron todo y nos dejaron casi nada!” Pero entonces, ¿porque empeñar la palabra?, ¿por qué el engaño?, ¿tan mal trato nos merecemos los maestros, que nos esmeramos en educar al pueblo con vocación y compromiso?
Pero sé, que esta opinión tal vez desate reacciones en defensa de la 4T; pues he leído en algunos periódicos a defensores fieles de Morena, que argumentan el éxito de su proyecto político basados en la supuesta popularidad del mismo, dando a entender que eso es lo que importa; pero situándose también ellos en una generalidad que se hace pedazos cuando se enfrenta con las particularidades reales, tremendas particularidades que padecemos muchos colimenses y mexicanos. Mientras la economía decrezca, la inflación sea la mayor en 20 años, el 35.7 millones de los mexicanos no reciban atención médica, la educación tenga la inversión más baja en 10 años, la impunidad siga creciendo, la pobreza laboral no disminuya, los pobres de México seamos cada vez más y el magisterio colimense no tenga certeza laboral; aunque el morenismo sea más popular, seguiremos teniendo un gobierno ineficaz que se olvida de su función principal, que es precisamente procurar el verdadero bienestar de las mayorías, en particular de los más pobres.
Pero la pregunta del millón es, ¿cuánto tiempo más vamos a permitir este maltrato? Los docentes no podemos quedarnos inmóviles ante ninguna injusticia cercana, mucho menos, una cometida tal en nuestra contra; pues seremos un pésimo ejemplo de sometimiento para nuestros estudiantes, sus padres y toda la comunidad a la que servimos. 15 años es la mitad de nuestra vida laboral, y hemos dejado ya nuestra juventud en las aulas, en los caminos empedrados y las veredas arboladas, y todavía se vislumbra un futuro incierto para nosotros y nuestras familias. Es hora de luchar, de organizarnos para defender nuestros derechos laborales, de exigir mejores condiciones para nuestras escuelas y comunidades; así como lo ha hecho Antorcha Magisterial en nuestro Estado, dando resultados concretos que ahora todos podemos disfrutar; como la construcción de nuestras escuelas, que son la prueba tangible de lo que digo. La lucha organizada sí da resultados. ¡Te esperamos en nuestras filas!
0 Comentarios:
Dejar un Comentario