Y el protocolo se cumplió al pie de la letra, tal como en otros estados: abucheos para el Gobernador, aplausos y apapachos para el Presidente. Salvo el "abucheómetro", que ahora sustituye al "aplausómetro", nada cambia en la política de los gobiernos en turno; la mera verdad, mutatis mutandis, hasta parece, con el ritual de estos eventos, que seguimos bajo el régimen del viejo priismo o panismo, con "besamanos" y todo, aunque ahora hasta tomen agua de coco sin popote. ¿Dónde quedó el gobierno de los pobres que prometieron los de la Cuarta Transformación?
He sostenido y lo sostengo, que los pobres nada ganamos incitando a la violencia con la diatriba, y mucho menos con abucheos y rechiflas, es más, también afirmo que, por lo general, los pobres, de por sí, no abuchean; por siglos y siglos y generación tras generación, han sido siempre tan sometidos y maltratados, que dudo mucho que se hayan atrevido - por sí solos -, a tanto. Además, históricamente los pobres siempre han sido carne de cañón para los intereses pérfidos de los partidos políticos. Los pobres no abuchean, para ellos no hay otra alternativa, o se someten o se organizan y protestan por las calles. Y es cierto, como dijo el Presidente en su discurso: "nada se gana con gritos y sombrerazos", pero resulta que es él, precisamente él, el que siempre suelta el primer "sombrerazo" contra las organizaciones populares, como "La Antorcha Mundial". Yo puedo afirmar con mucha seguridad que, cuando menos en Colima, no fue el pueblo pobre que ahí estaba, el que abucheó al Gobernador. ¿Quién organizó entonces tal algarada?
Pero dejemos un poco los abucheos y vayamos al discurso del Presidente López Obrador. En un trabajo anterior a este, dije lo que muchos esperábamos que dijera el primer mandatario en su discurso, en ésta, su primera visita a tierras colimenses. Un conocido columnista del periódico El NOTICIERO, incluso especuló diciendo que tal vez el Presidente hablaría de la millonaria inversión, que se ha dicho en otros medios, para el nuevo puerto en el Vaso II de la Laguna de Cuyutlán, así afirmó el columnista: "[...] para la edificación del nuevo puerto de Manzanillo, se tiene contemplada una inversión inicial de casi 22 mil millones de pesos." Y tal vez para congraciarse por adelantado con el visitante, dijo: "Para darnos una idea de la dimensión del gasto, es mayor a todo el presupuesto anual del Gobierno del estado de Colima." (El Noticiero, 21/02/2019).
Por mi parte sostuve que, de anunciar esto el Presidente en su discurso, sin lugar a dudas, respondería al interés que tienen ahora los hombres de la "Cuarta Transformación" por los miles de millones de pesos que genera el puerto de Manzanillo por año, que, como ya se sabe, es ahora el "[...] 3º líder de Latinoamérica" (El Noticiero, 25/02/2019), porque aumentó de 2 millones 800 mil contenedores de mercancías movilizados en el 2017 a 3 millones 071 mil en el 2018. Dije también que seguramente el señor López Obrador ya se enteró, que la aduana de Manzanillo, según el Servicio de Administración Tributaria (SAT), es el 2º líder, después de la aduana de Nuevo Laredo, en captación de impuestos y otros rubros, pues captó 103 mil 725 millones 786 mil 039 pesos en el año 2018.
También dije que ya son miles los manzanillenses a los que les gustaría que el Presidente dijera algo (cuando menos algo), acerca de todo lo que significa el terrible caos, al circular esos más de 3 millones de contenedores repletos de mercancías, por las principales calles y carreteras del puerto, que no sólo destrozan y destruyen el entorno urbano, sino que en muchos casos son protagonistas principales en accidentes viales, generando un sinnúmero de víctimas mortales. Hablé también de la falta de vivienda, del empleo y de la violencia. Dicho esto, nos pusimos a esperar ansiosos el discurso del señor López Obrador.
Y ¿qué pasó con el discurso del señor Presidente? Pues nada, amable lector, que el señor no dijo nada, absolutamente nada de las obras, nada de los servicios y nada de los apoyos urgentísimos que requiere la ciudad del 3er puerto líder más importante de América Latina. Dio tarjetas bancarias, prometió dinero, mucho dinero para todo y para todos, prometió revisar lo de la concesión de la Caseta de cobro de Cuyutlán, amenazó con revisar los contratos de la gasificadora, ironizó y calumnió a las organizaciones populares como "La Antorcha Mundial", dijo el tradicional "me canso ganso" y nada más. Nada de obras, nada de infraestructura, nada de vivienda, nada de nada. Si estos son los primero 100 días de la "Cuarta Transformación", ya podemos imaginar lo que serán seis años de gobierno.
Pues muy mal día para el puerto líder. Pero, ¿y qué decir del Gobernador y de la Presidenta Municipal? De la señora, nada, porque gastó su tiempo buscando la mejor selfie presidencial. Pero sobre el Gobernador sí merece un comentario. Es raro, muy raro que a escasos días de la celebración del 90 aniversario del PRI, y a muy escasos días también, de celebrar al nuevo Consejo Político Estatal, donde se refrendó con muchos viejos liderazgos, la fortaleza del otrora partido ganador, no haya habido un sólo priista, en el evento de Manzanillo, que apoyara cuando menos con aplausos, a su Gobernador en el duro trance del protocolo de los abucheos. ¿Qué pasó aquí? No me digan que los priistas no saben acarrear ni apabullar cuando se lo proponen. ¿Se le olvidó al PRI que ahora les toca ser la oposición junto a decenas de millones de mexicanos? Pues ojalá reaccionen, porque "Democracia y justicia social" son precisamente, lo que hoy más necesita la patria.
Cuando por vez primera, el señor López Obrador, con sarcasmo nos calificó despectivamente como "La Antorcha Mundial", muchos nos miraron de reojo, con una risilla burlona y hasta con cierta conmiseración. Hoy, a 100 días, y con todos los abucheos encima, los damnificados del "tsunami morenista" deberían entender que nadie, absolutamente nadie como Movimiento Antorchista Nacional, está tan bien preparado para enfrentar y dirigir con acierto todas las batallas que vienen. Y si no, al tiempo.
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