No cabe duda de que el pueblo unido y organizado, como un solo hombre, se ha sumado al llamado de justicia. No sólo los huitziltecos han manifestado su indignación y coraje porque han pasado siete semanas desde que el Lic. Manuel Hernández Pasión, joven antorchista y entonces presidente municipal de Huitzilan de Serdán, fue cobardemente asesinado junto a su escolta Juventino Torres Melquiades en una emboscada perpetrada por el cacicazgo de la región, sino también miles y miles de antorchistas de todos los rincones del país, a quienes les duele la muerte de su compañero de lucha y la impunidad en el caso.
Tanto la Fiscalía General del Estado como la Secretaría General de Gobierno cuentan con las pruebas que permiten identificar a quienes participaron y tiraron del gatillo; sin embargo, han pasado casi dos meses y aún no hay detenidos. Sabemos que quienes orquestaron el atentado no estuvieron presentes, y por ello, es necesario que las autoridades competentes detengan a los autores materiales, a fin de llegar a las cabezas que planearon tan macabro crimen.
A este respecto quiero hablar, en concreto, de Alonso Aco y el padre José Martín, dos pseudo defensores de los derechos humanos y bien identificados con MORENA, que como ya lo dijo en un artículo nuestro líder nacional, el Maestro Aquiles Córdova Morán, "abonaron el terreno para el asesinato de Manuel y que no es mucho bordar en el vacío suponer que formaron parte del complot que lo ejecutó". Los dos, Aco y Martín, tienen como principales armas la mentira, la manipulación y la violencia. Se ensañaron en la administración y la persona del Lic. Manuel, en una etapa en la que el desarrollo y el progreso se aceleró, cambiando el rostro del municipio con mayor bienestar social.
En febrero de 2016 tuve la oportunidad de platicar con el ingeniero bioquímico Valentín Oliver Tenorio, quien fue profesor investigador en el IPN y profesor de asignatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En la conversación, en la que también relató una serie de fraudes cometidos por Alonso Aco y otros de sus parientes, de los que fue víctima y que están irrefutablemente sustentados en copias certificadas de recibos, correos y depósitos que quedaron asentadas en la causa penal 101/2011 del Juzgado de lo Penal del Distrito Judicial de Huejotzingo (lo preciso para evitar que se me acuse de falsear información), me dijo: "Alonso es uno de los más violentos de ellos; Alonso me tiene amenazado de muerte". Parto de esta aseveración porque es precisamente la violencia el arma principal de Aco y su heraldo el padre Martín. A continuación, describo tres situaciones relacionadas con su naturaleza violenta y vividas en el periodo del Lic. Manuel.
1.- En octubre de 2015, enviaron a un grupo de 20 personas a destruir la malla ciclónica que colocó el Ayuntamiento en la Escuela Primaria Niños Héroes, donde se construiría la barda perimetral, bajo el argumento de que se les cerró una calle. El alcalde entonces puntualizó que ahí no había una calle, sino un andador que quedó luego de que se entubara la barranca gracias a la gestión de los diputados antorchistas y que a barda había sido solicitada por el comité de padres de familia y directivos para ofrecer mayor seguridad a los niños. Una semana después y ahora sí encabezando Alonso Aco, el mismo grupo llegó a la presidencia municipal buscando una audiencia con el edil. Se atendió a la comitiva y se le permitió pasar, menos a Demetrio Ronquillo, Juan Veracruz y otros cinco pobladores porque se encontraban en estado de ebriedad, situación que fue aceptada por sus compañeros. Los representantes se reunieron con el presidente municipal, directivos y padres de familia de la primaria y, a pesar de que Alonso Aco insistió en discutir, desviar el tema para violentar la situación y ensalzarse de que es un humilde indígena y defensor, llegaron a un acuerdo para dejar un espacio de 1.5 metros de ancho sobre el andador, de manera que tanto los vecinos como la institución se beneficiaran. Acuerdo que se cumplió, incluso se levantó un acta con lo ahí planteado.
2.- El 18 de abril de 2016 Alonso Aco encabezó una marcha, supuestamente "pacífica", en la que requerían una reunión con el edil para hablar de inseguridad, según decían sus pancartas. Pero en las intervenciones de sus seguidores sólo se limitaron a lanzar descalificaciones al pueblo organizado, nutrido en cantidad y dispuesto a defender su tranquilidad social. De la boca de María de Jesús Xalcuaco, quien no dudó en gastar saliva para arrojar el veneno acumulado, salieron frases ya trilladas y sin sustento: "¡Fuera Antorcha Campesina! ¡Pobrecitos, me dan pena! ¡Ustedes son unos títeres que todo obedecen y no saben lo que hacen! ¡Son una bola de rateros; Antorcha Campesina, son una bola de rateros, aunque les cueste y les duela creer!", mientras Diego Ayance se paseaba como león enjaulado, en modo retador y burlesco, junto a las mujeres que se encontraban al frente del grupo de Antorcha. Alonso Aco en ningún momento detuvo la situación de provocación, y eso que decía que era marcha pacífica. Cuando Alonso tomó el micrófono, al ver que la mayoría de la población no estaba de su lado, ni le hacían caso, ni defendían sus intereses les gritó: "muertos hambre". Sí, así les grito este señor que semanas antes se había autonombrado indígena y defensor de los derechos humanos. Así les dijo sus "hermanos indígenas": ¡muertos de hambre!, con ese lenguaje despectivo con el que se refieren al pueblo humilde los caciques. Es difícil mentir sobre esto, quedó grabado en la memoria de muchos celulares, incluso en la de sus seguidores, estoy segura. Y si no lo recuerdan se los podemos proporcionar. El evento no pasó a mayores, a pesar de que sus seguidores se regresaron en varias ocasiones a provocar a los antorchistas, tirando sus pancartas, pisoteándolas y llamándolos a enfrentarse.
3.- El 12 de enero de 2016, a través de una nota periodística publicada en el periódico La Jornada de Oriente, que ha funcionado como panfleto de los enemigos del progreso de Huitzilan, salió la siguiente amenaza: "Cuídense mucho, no vaya a ser que alguien de ustedes aparezca por ahí muerto o malherido". Lo menciono porque en las últimas declaraciones de Aco ha insistido en que esa nota salió de un escrito que envió el supuesto consejo ciudadano, no él. Aunque también aclaró: "yo lo suscribo". Le recordamos al señor que él se ha jactado de ser el presidente del antes mencionado consejo y que según la Real Academia Española (RAE) suscribir significa: "Firmar al pie o al final de un escrito", o bien, "convenir con el dictamen de alguien". Entonces ¿lanzó o no la amenaza? ¿Es partícipe de ella o no? Usted juzgue.
Son tres eventos en los que Alonso Aco evidenció su naturaleza y José Martín le aplaudió; aunque las situaciones en las que estuvo latente la violencia fueron más. Ahí están las ocasiones en las que el padre Martín, violando flagrantemente el artículo 24 de la Constitución Mexicana utilizó el púlpito para lanzar una serie de improperios contra el Movimiento Antorchista, con saña y odio, incitando al desorden y a la agresión; la veces que sus seguidores se han apropiaron del templo para utilizarlo como centro político, para vocear sus posturas o incitando al ataque físico (véase la nota publicada en el periódico La Jornada de Oriente del 6 de noviembre de 2017 titulada: "Denuncia Consejo Ciudadano de Huitzilan agresiones de Antorcha Campesina", en la que reconocen que en el templo de Santiago Apóstol realizaron una reunión para defender a Alonso Aco y a José Martín, en el que leyeron un volante de MORENA y en el que se reunieron con fines contrarios a los establecido por la ley); el desposo de la casa de oración de un grupo evangélico a quien le sustrajeron hasta los instrumentos musicales, el intento de desalojo de varias familias en la colonia El Carmen de la segunda sección. La lista es larga y afortunadamente ningún evento pasó a mayores gracias a la prudencia de los antorchistas y la guía de sus líderes, entre ellos el Lic. Manuel, que llamó siempre a su pueblo a no caer en provocación.
Curiosamente, luego de que cometen el crimen contra el Lic. Manuel, se ha desatado una ola de intimidación contra el pueblo organizado de Huitzilan, intentando generar un ambiente de terror y miedo con la difusión de mensajes que hablan de la presencia de encapuchados y robachicos; con detonaciones por las noches y amenazas de muerte hacia nuestros compañeros. Digo curioso porque este clima tiene el mismo modus operandi del presentado en los meses en los que Alonso Aco intentó desestabilizar la paz social y violentar la situación con la administración, pero ahora con el objetivo de intimidar a un pueblo que no sólo defiende su libertad, sino que exige cárcel para los asesinos de su líder. Ese ambiente de miedo, se puede asegurar, busca retraer a un pueblo que ha salido a denunciar, a protestar y a luchar para que se haga justicia. Pero los causantes de este clima olvidaron algo, el pueblo huitzilteco no está dispuesto a repetir la historia sangrienta de la época de los 70 y a la que llevó la familia de Alonso Aco y sus pistoleros de la UCI. Prueba de ello es que las mayorías respaldan al Movimiento Antorchista, mientras a Alonso Aco y el pseudo cura Martín apenas se les reúnen 15 o 20 personas, ni llamando a misa llegan; a ellos sólo los defienden un puñado de personalidades que se han destacado por traicionar a su partido, a su organización y hasta a su religión (Alejandro Armenta y Vicente Luna, por mencionar algunos), señores que de la noche a la mañana, porque ya no convino a sus intereses, les nació el amor por MORENA, o por los caciques, o por Martín. A Manuel le llora el pueblo organizado y consciente de su lucha, que a pesar de que saben que será difícil, está dispuesto a mantenerse de pie, firme y sin claudicar. Desde hace 33 años lo está demostrando.
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