Creo de suma importancia hacer un recordatorio de los temas que hemos analizado en las últimas semanas en artículos anteriores. Esto con la finalidad de tener claras, pero sobre todo que se logren entender a profundidad las ideas y conceptos que se han plasmado en los artículos anteriores.
Agregar la importancia de realizar un ejercicio como este, pues su finalidad es aclarar y unificar lo aquí escrito a nuestros lectores y motivarlos a llevar a la práctica los conocimientos adquiridos.
Dicho esto, retomaremos algunos temas como las riquezas naturales, la fuerza de trabajo y en dónde se encuentra el problema fundamental de nuestra sociedad, que en nuestro caso es México.
A pesar de ser México una nación rica en historia, tradiciones, recursos naturales, rica en biodiversidad, nos encontramos en una severa crisis económica con el reto de salir adelante o morir en el intento.
Primeramente, recordar que México es un país sumamente rico, ocupando un lugar entre los diez países más ricos del mundo, pues en nuestro país podemos encontrar minas con: plata, carbón, hierro, oro, cobre, plomo, azufre, mercurio y zinc; además, también podemos encontrar largas extensiones de kilómetros de costa y ríos.
Ahora bien, también recordaremos que toda esta riqueza con la que cuenta nuestra nación de nada sirve sin el trabajo del hombre.
El pueblo trabajador no tiene la conciencia ni sabe en dónde radica su fuerza, siendo engañado por una ardua campaña de propaganda que le hace creer al trabajador no politizado y consciente que él es el culpable de su pobreza, diciéndole que es porque es borracho, flojo, no tiene espíritu creador, etcétera.
Todo ello, para negar que sin el trabajo del hombre no podría disfrutar de peces, hortalizas, el maíz, el frijol o el gas. Todo esto es posible gracias al trabajo del campesino y del obrero.
Esas artimañas forman parte del sistema económico en el que vivimos, que busca el beneficio de un pequeño grupo de multimillonarios que acumulan cantidades inimaginables de capital nacional e internacional, mientras la población vive al día y desorganizada.
El sistema sabe perfectamente que, si no fuera por las divisiones existentes en la sociedad y que él mismo ha ido mejorando a través de los años, los trabajadores exigirían mejores condiciones de existencia haciendo que disminuyan sus ganancias.
En México, es un grupo de diez personas las que han duplicado en un 100 % sus riquezas durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador: Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego, Alejandro Baillères, María Asunción Aramburuzabala, Antonio del Valle Ruiz, Rufino Vigil, Carlos Hank Rhon, Juan Domingo Beckmann y Fernando Chico Pardo.
Ellos conocen perfectamente que el trabajador busca una salida de escape de la explotación tan rapaz que vive día a día y encaminan al trabajador a luchas espontáneas como la diversidad de género, el medio ambiente.
Asimismo, han modificado algunas palabras como jóvenes delincuentes a jóvenes con problemas con la justicia, a los ciegos se les llama invidentes, a los vagabundos personas en situación de calle y a otros se les llama “de capacidades diferentes”. Con ello quieren sacarle la vuelta al verdadero problema, que es la excesiva concentración de la riqueza y la falta de distribución de la misma.
Otro de los escapes es decirle a la gente, como es el caso de Morena, que es un partido de “izquierda” prometiendo el cambio, pero en los hechos ha sido un gobierno de los ricos que está al servicio del sistema neoliberal dependiente del imperialismo estadounidense.
Tenemos una economía estancada, donde tenemos muchas ventajas pero que no las hemos sabido aprovechar en su totalidad, lo cual ha llevado a guardar una posición recesiva, atrasada si la comparamos con otras naciones.
El rezago cultural, educativo y económico son factores importantes que marcan diferencias entre los países más desarrollados y nosotros. A pesar de ser México una nación rica en historia, tradiciones, recursos naturales, rica en biodiversidad, nos encontramos en una severa crisis económica con el reto de salir adelante o morir en el intento.
Estamos de acuerdo con quienes dicen que los mexicanos somos trabajadores y creativos, pero tenemos que fortalecer nuestras conciencias y tener la valentía para hacer las acciones que nos permitan avanzar, poner los pies en la tierra y dejar de creer en cantos de sirenas, en tarjetas, amenazas.
Necesitamos más organización y lucha, más educación política, lealtad y disciplina y, sobre todo, basar nuestro trabajo en un método científico que lleve a nuestro pueblo a ser uno de los más grandes en el mundo con más oportunidades, con trabajo, mejores salarios, con una reforma fiscal progresiva donde se cobren impuestos a los que ganan más y una mejor distribución de la riqueza nacional y, sobre todo, un país rico en todos los sentidos.
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