MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La tormenta y el cambio económico necesario

image

La prensa de hoy dice esto: “Van 76 muertos y 39 desaparecidos por lluvias. Veracruz es el estado con más víctimas”. Y es que hace doce días inició, una vez más, una nueva tragedia en la Sierra Norte, Nororiental y Negra de Puebla, debido a las tormentas que azotaron esas regiones del estado y porque nadie avisó, ni alertó, a los pobladores de la zona para evacuar.

Los desastres naturales lograrán que la gente pobre ahora sea miserable y que pase más hambre, porque es la clase baja la receptora principal de esos males.

Del 6 al 10 de octubre de 2025 la tormenta desencadenó inundaciones y deslaves que dañaron vías de comunicación, que tiró casas completas y que dejó inservibles hospitales y escuelas, que destruyó puentes y carreteras y que dejó a comunidades completas en la incomunicación, sin energía eléctrica ni señal de teléfono, sumiendo en la incertidumbre a miles de familias que aún no reciben ayuda desde el gobierno y no saben cómo sortearán las próximas semanas, porque —como es evidente— no hay trabajo, no hay empleo, hay que restablecer el lugar en donde viven, pero no hay ahorros para vivir semanas o meses.

La tragedia, pues, afectó más a los pobres de Puebla y de otros estados, a la clase baja que vive en zonas de alto riesgo, que vive al lado de ríos que se desbordan, que vive día a día suplicando a Dios que no llueva tan duro porque eso genera tragedias en las que puede morir o en las que puede perder por completo su casa.

Ellos son los más afectados y son quienes, ahora, tendrán más problemas para poder rehacer su vida: volver a poner en pie su casa, comprar de nuevo los pocos aparatos eléctricos que tenían, comprar ropa usada y, sobre todo, darle de comer a sus familias durante las semanas o meses en que no haya trabajo, porque además se perdieron los sembradíos de esa zona de la sierra poblana.

Hasta ahora, el saldo de las tormentas en la Sierra es de diecinueve fallecidos (la mayoría de Huauchinango), seis personas no localizadas, veintitrés municipios en estado crítico y 80 mil personas afectadas, de acuerdo con el primer conteo que dio a conocer el gobierno poblano ante la presidenta del país, en una llamada que fue publicada en video en las redes oficiales.

El reporte indica daños en 33 tramos carreteros, diecinueve puentes, 930 hectáreas de cultivo, 77 comunidades aisladas y 404 derrumbes, del que destaca un talud que sepultó a una familia completa en la colonia Nuevo Monterrey de Huauchinango.

En Veracruz, las autoridades reconocieron daños en más de 69 municipios, 16 mil viviendas afectadas y más de 300 mil damnificados. Hasta el miércoles aún había 47 comunidades de la Huasteca Alta totalmente incomunicadas por vía terrestre, pues hubo derrumbes y más de quince puentes colapsaron; sólo se puede llegar a través de helicópteros.

La cifra oficial de muertes es de 34 personas y catorce desaparecidos; sin embargo, hay mucho escepticismo entre la población, pues tan sólo en las grandes ciudades como Poza Rica y Álamo se habla de decenas de cuerpos encontrados entre los escombros de la devastación y personas no localizadas por sus familiares.

El caso más dramático es la supuesta desaparición de más de 192 jóvenes estudiantes de diversas facultades de la Universidad Veracruzana en la ciudad de Poza Rica, mismo que las autoridades no han podido corroborar ni desmentir, pero que ya ha provocado la movilización de cientos de jóvenes de todos los campus de la Universidad Veracruzana demandando la renuncia de las autoridades universitarias que actuaron con negligencia al no suspender clases.

Lo que es claro para la población es que tanto el gobierno federal como el estatal quedaron rebasados ante la situación. En muchas colonias y pueblos siguen sin llegar víveres de primera necesidad para los afectados y tampoco maquinaria ni brigadas de apoyo en las tareas de limpieza.

Las colonias populares siguen anegadas y sus calles convertidas en focos de infección, y crece la irritación social ante la evidencia cada vez más contundente de que el gobierno no se preparó para la contingencia ni previno a la población a tiempo.

Y el estado de Hidalgo se ha visto severamente afectado: deslaves, daños en caminos, caída de infraestructura, inundaciones severas y desbordamiento de ríos, así como personas atrapadas en sus comunidades; la emergencia ha cobrado la vida de al menos 25 personas, así como 43 personas no localizadas aún, según lo reportado en el último corte oficial.

Los estados que sufrieron con las intensas lluvias y que, en muchos casos, perdieron absolutamente todo lo que habían construido en la vida, ahora sufren por la lentitud del gobierno de Morena en todos sus niveles, porque no ayudará a construir o reparar las casas dañadas ni a impulsar empleo bien pagado con el que la gente podría comenzar a recuperarse. 

Es decir, los desastres naturales lograrán que la gente pobre ahora sea miserable y que pase más hambre, porque es la clase baja la receptora principal de esos males.

El gobierno de Morena se ha visto rebasado —en varias ocasiones— para proteger a la población, para actuar de manera rápida ante los fenómenos naturales que pueden tener consecuencias fatales y para ayudar, pasado el problema, de manera seria y eficaz a los afectados.

No vamos a controlar jamás a la naturaleza, pero sí podemos lograr una mejor convivencia con ella si la humanidad desarrolla un nuevo modelo de producción que no tenga el interés centrado en la producción de mercancías, la plusvalía y la generación de riqueza para una clase explotadora.

Además, bajo otro orden económico, también podremos proteger mejor a la población ante los embates naturales. Urge que la gente piense en esto, porque es necesario hacer cambios radicales que nos beneficien a todos.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más