Dio inicio el ciclo escolar 2021-2022 y miles de niños y jóvenes regresaron a las aulas después de más de un año de clases en línea; en varias entidades de la República Mexicana el retorno a clases presenciales fue una realidad. Según las autoridades educativas federales y estatales regresar a clases de manera presencial es de carácter voluntario, por lo que si los tutores o padres de familia deciden no mandar a sus hijos a las aulas, esta decisión no tendrá una sanción.
Para el regreso a clases presenciales en México, la SEP publicó en el Diario Oficial de la Federación las disposiciones que deberán seguir los alumnos que decidan no presentarse a las aulas y continuar en la modalidad a distancia, para ello la secretaria de Educación, Delfina Gómez, en su momento mostró el decálogo de las acciones que se comprometerán a cumplir alumnos, padres y docentes, lo extraño es que ninguna de ellas aplica para el compromiso de la autoridad educativa o los gobiernos en turno, paradójicamente, el último punto es quitar al gobierno responsabilidades de lo que ocurra en los centros educativos.
Delfina Gómez explicó en qué consistía la vuelta a las aulas; en su discurso, dado en una de las mañaneras de AMLO, empezó por aplaudir el proyecto Aprende en Casa, del cual no se mostró un análisis final al respecto sobre su efectividad y operatividad a diferencia con su millonario coste, tampoco presentó un diagnóstico del estado actual de las escuelas, sus recursos humanos, su infraestructura educativa, de conexión, materiales didácticos e insumos de aseo, en fin, una estructura completa y una visión panorámica de las problemáticas.
El volver a clases es una solicitud de todos, de eso no hay duda, pero han errado en un verdadero plan estratégico, ya que el modelo que implementaron no es aplicable en muchos centros, ni siquiera tomaron en cuenta la opinión de los verdaderos protagonistas de la realidad, los maestros, quienes son los que saben del rezago académico que dejó la pandemia, los padres que son quienes lidiarán con los problemas en casa o fuera de ella, y peor aun los que son profesor y padre a la vez, finalmente de los alumnos quienes han sido pacientes, esforzándose para saber mediar sus libertades y derechos como el de la recreación y el estudio, combinar tareas, además de prescindir de la convivencia social como parte de su desarrollo. Pero todos ellos concuerdan en que debió ser a través de una táctica metódica que garantizara la seguridad sanitaria de la comunidad educativa.
Esto es lo que se esperaba de una Secretaría de Educación, una serie de acciones que requerían una inversión inmediata para el sector educativo con el regreso a una nueva normalidad que no es normal, pero supongo que era mucho pedir, cuando ni siquiera llegan los libros de texto gratuitos completos a las escuelas, en medio de una tercera ola con nuevas cepas del virus que tienen mayor potencialidad en contagio, con una vacunación a medias que apenas si llega al 17.21%, con esquema completo del 31.01% y un 51.78% de personas sin dosis hasta el 12 de septiembre del total de la población, síntomas, gravidez, secuelas e índices de mortalidad, que ahora también están aquejando gravemente a niños.
México no tenía las condiciones necesarias para anunciar un regreso a clases presenciales, se lo dijimos en múltiples ocasiones al gobierno, Antorcha, de la mano con FNERRR y el magisterio, evidenciaron en su momento que muchas escuelas no cuentan con los servicios básicos para los estudiantes como agua, energía eléctrica, drenaje, insumos, etc. Además, de acuerdo a las normas de sanidad, la mayoría de las instituciones no cuenta con las instalaciones adecuadas para que los alumnos se encuentren a una distancia sana y se reduzca el riesgo de contagio, aquí en Puebla ante la indolencia del gobierno federal, estatal y al no tener un plan trascendental de regreso, así como de abastecer a las instituciones de materiales de sanidad para retornar de manera segura, los padres de familia en conjunto con directores, docentes, se dieron a la tarea de acondicionar las aulas y dotar de insumos para cuidar la integridad de la salud de los alumnos.
Los números crecientes que superan cualquier estadística de aquellos peores momentos del 2020 en nuestro país están al alza y se contagian niños y jóvenes. Aquí, el acompañamiento y pronunciamiento a favor de esta estrategia por parte de la 4T impulsada por el SNTE a nombre de la mayoría de los docentes dejó mucho que esperar. Los 10 puntos del decálogo son para el sistema educativo mexicano un agravio a la inteligencia de profesores, padres y alumnos, pues no da certidumbre a un regreso a las aulas seguro, en conclusión, las escuelas son un peligro para la salud de la niñez y juventud, y eso no le importa al gobernador de Puebla ni al presidente de México.
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