Los campesinos forman un grupo social cuya actividad económica principal, como sabemos, es el cultivo de la tierra, es decir, la producción de la tierra, tanto de origen agrícola como de tipo animal, que necesita la población en general para alimentarse.
A lo largo de la historia, sin embargo, este grupo social no ha permanecido inmóvil, ha venido sufriendo cambios importantes. Hubo una época, que toda la tierra era comunal, es decir, que la tierra no era una propiedad privada. Este sistema de posesión comunal tampoco se mantuvo siempre igual, sino que se fue modificando con el tiempo. Llegó un momento que la misma parcela la tenía la misma familia para provecho de ellos, y así poco a poco fue apareciendo la propiedad privada de la tierra, las parcelas en grandes cantidades que ya no eran del terreno comunal, sino que se fueron quedando en manos particulares.
Este cambio en la propiedad de la tierra trajo como consecuencia en la aparición de un lado los campesinos ricos, con mucha tierra y riqueza, por otro lado, los campesinos con poca tierra, es decir, campesinos pobres.
Dividiremos en cuatro grupos que son característicos el campesinado mexicano. En primer lugar, están los grandes latifundistas, que poseen grandes cantidades de terreno, pero también tienen muchos recursos económicos, es decir, dinero. La característica principal de este grupo, es que utiliza la mano de obra asalariada, es el que les da trabajo a los perdones del campo, y de este trabajo obtiene las ganancias que la hacen cada vez más rico.
En segundo lugar, viene el campesinado medio, que posee de 10 a 50 hectáreas. Trabaja su propia tierra, pero normalmente no se da abasto, por lo cual ocupa trabajadores, ocupa peones.
Viene luego el pequeño propietario, el campesino pobre, es decir, el ejidatario y el comunero. Se caracteriza porque tienen poca tierra, de 1 a 10 hectáreas, el pequeño propietario no usa la mano de obra asalariado, y si lo usa, solo en época temporal, por ejemplo, en periodo de cosecha. En este grupo de campesinos es la más importante en nuestro país por número, y podemos señalar que son los auténticos propietarios, es decir, los campesinos pobres.
Por último, se encuentra el grupo más pobre de los campesinos: el de los peones, el de los jornaleros agrícolas. La característica principal es el de carecer absolutamente de la tierra, y por tanto, tiene que alquilarse, tiene que trabajar para otro que si tenga tierra para poder recibir un salario. En los cuatro grupos, distinguimos que hay diferencia entre sí, porque no tienen la misma mentalidad ni los mismos intereses. De estos grupos, el que más sufre, el que más carencias tiene, el más pobre, es precisamente, el peón. Por otro lado, el latifundista, son los que tienen el poder económico en la zona de su influencia, por tanto, muchas veces también tienen el poder político; realmente campesinos, somos solamente los auténticos pequeños propietarios (ejidatarios y comuneros) y los jornaleros.
Los que tienen dinero, del campesino medio y el latifundista, realmente ya no pertenecen al grupo campesino, porque su posición económica y su capacidad de poder explotar a otros, de tener el poder político, los aleja de los pobres.
Tanto de los ejidatarios y jornaleros, la explotación es más profunda, porque el jornalero se explota por la vía de pagarle un salario mísero y con jornadas extenuantes, y al pequeño agricultor, al comunero, primero: vendiéndole caro los insumos agrícolas que necesita para sembrar y segundo, comprándole barato lo que produce.
El panorama local actual de los campesinos, no puede ser más desalentador, ya que el gobierno de López Obrador ha abandonado a los campesinos a su suerte, ya empezó la temporada de cosechas de frijol, melón sandía, chilares, por mencionar algunas, los campesinos están sembrando sus parcelas rascándose con sus propias uñas, porque el gobierno federal se ha desatendido a este importante sector.
Ya llegó el momento de que los campesinos dejen de ser el trapeador del que todo mundo se sirve y todo mundo tira después de usarlo. Ahora es necesario que los campesinos, conscientes de lo que somos y de lo que valemos, exijamos la parte de riqueza que nos corresponde.
Necesitamos Miles de cerebros, de corazones honrados, de campesinos buenos, de campesinos nobles, que entiendan el dolor de sus hermanos, que se pongan a organizar a sus hermanos de clase. Unidos y organizados, logremos nuestro propósito, que es: sacar de la pobreza, la miseria y de la ignorancia a quienes no merecen estar ahí, porque son los que generan la riqueza y los que han construido este país, los auténticos campesinos pobres de México.
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