El 16 de septiembre se conmemoró el inicio de la guerra de Independencia de México, suceso histórico que fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas y con lo que se puso fin al dominio español en la Nueva España.
La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España en 1808 y se extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.
En aquella época, la vida de los mexicanos no era favorable, puesto que se debatían en pobreza y la inmensa mayoría de personas eran convertidos en esclavos por parte de los descendientes de los conquistadores españoles. La esclavitud duró 300 años, tomando en cuenta que los españoles llegaron a estas tierras en 1519 y fue el 13 de agosto de 1521 cuando la ciudad de México-Tenochtitlan cayó en poder de los conquistadores comandados por Hernán Cortés.
El padre Hidalgo logró reunir un ejército de cerca de 100 mil soldados mal vestidos, mal comidos y muy mal armados, cuyo ejército tuvo algunas victorias importantes, pero los insurgentes fueron derrotados y el ejército del que hablamos se desbandó. Don Miguel Hidalgo y Costilla fue unos de los personajes principales de este movimiento y fue hecho prisionero el 21 de marzo en las Norias del Baján el 30 de julio de 1811 y fue fusilado.
La lucha la continuaron otros insurgentes como José María Morelos y Pavón, de quien se dice fue un gran estratega militar, pero fue hasta 1821 cuando Agustín de Iturbide logró conjuntar las fuerzas independencia en el ejército trigarante y quien finalmente logró la firma del acta de independencia de España, el costo, además de económico, se contabilizó en la muerte de 600 mil mexicanos.
Hemos vivido otros procesos revolucionarios, cambios en el sistema político pero, en escencia, no ha cambiado nada: la esclavitud se ha modernizado, pues se siguen cometiendo muchas injusticias contra el pueblo mexicano; predomina la miseria, el desempleo, el hambre, la falta de servicios básicos, etc.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dice que una persona se encuentra en situación de pobreza cuando tiene al menos una carencia social (1. Rezago educativo; 2. Acceso a servicios de salud; 3. Acceso a la seguridad social; 4. Calidad y espacios de la vivienda; 5. Servicios básicos en la vivienda).
Para esta institución, una familia de cuatro personas se encuentra en situación de pobreza por ingresos si su ingreso mensual es inferior a 11 mil pesos. Esta cifra es muy superior al salario mínimo actual, que equivale a 2 mil 401.2 pesos mensuales.
De acuerdo con los resultados de la medición en 2014, el porcentaje de pobreza en nuestro país aumentó de 45.5 a 46.2 con respecto a 2012; esto representa un incremento en dos millones, pasando de 53.3 a 55.3 millones de mexicanos en condiciones humildes. Según la misma fuente, en el mismo año, siete de cada 10 personas indígenas se encontraban en pobreza y tres de cada 10 en pobreza extrema; el número de personas en este estado pasó de 8.5 a 8.7 millones entre 2010 y 2014.
La desigualdad azota a cerca de 100 millones de mexicanos que esperan que los gobiernos democráticos cumplan su papel y distribuyan la riqueza social de una forma más justa y equitativa que favorezca a las familias empobrecidas del campo y la ciudad.
La historia de México ha demostrado que las grandes conquistas de los pueblos oprimidos sólo son posibles si las masas populares se disponen a luchar por conquistar la libertad, así como el Movimiento Antorchista lo propone.
Desde hace 43 años, Antorcha se puso como meta luchar contra la pobreza en México, sin extraviar ese objetivo y sin apartarse del lado de los más desamparados.
El Movimiento Antorchista está enseñando a miles de mexicanos que sólo la unidad del colectivo, la unión del pueblo pobre trabajador hará posible un México más equitativo con todos sus hijos, en el que la riqueza se distribuya de manera más justa, generando empleos suficientes para todos los mexicanos en edad de trabajar, con un salario digno y suficiente que alcance para garantizar la alimentación, vivienda digna, educación, salud, cultura y recreación para todas las familias.
En eso radica la tarea cotidiana de sumar a más gente a nuestras filas, en hacer realidad el crecimiento de la organización. Lo único que le queda el pueblo es organizarse para que así podamos contribuir a la construcción de un mundo mejor, en el que el pueblo sea quien gobierne a nuestra patria, para ello hay que educarlo y concientizarlo.
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