Todos los ciudadanos que tenemos a nuestro alcance un medio de comunicación hemos sido testigos, un día sí y otro también, de las permanentes calumnias en contra del Movimiento Antorchista Nacional y, generalmente no nos interrogamos de las posibles causas, de las grandes razones para que nuestra organización y fundamentalmente nuestros dirigentes, sean víctimas de la intriga, la calumnia mordaz y la amenaza constante desde el pasado y, hoy, del nuevo gobierno federal. A la constante acusación de "intermediarios" vertida por el presidente de la República en toda plaza pública que se ha parado y de llamarnos, sarcásticamente la "antorcha mundial"; se han sumado, primero, con un "reportaje" televisivo de Fátima Monterrosa, del cual hicieron eco varios medios de comunicación, Denise Maerker, donde se falseo información, lanzaron acusaciones sin probar nada y se nos acusa casi de todo: de huachicoleros, de tener negocios "ilícitos", de grupo de choque, de traficantes de la pobreza, etc. No prueban absolutamente nada porque nada es demostrable, son falacias.
A la campaña de descrédito, se ha sumado la "prestigiada" revista Proceso, seguramente también por encargo, que continuando con esa andanada de estiércol en contra de Antorcha, publica en tres "reportajes" al hilo, infundios, imputaciones, igualmente, sin demostrar, sin pruebas al canto, en contra de dirigentes antorchistas y de todos los antorchistas; acusa, por ejemplo, que tres distinguidos dirigentes antorchistas en Puebla, son cabeza de los huachicoleros de esa entidad, sin una sola prueba y surgida esa acusación como por encanto, sin ninguna lógica de toda su relatoría. Nos atribuye, también, recibir, dijo, "ríos de dinero" de la extinta SEDESOL. Tanta falsedad, tanta intriga contra Antorcha, debería, al menos, despertar la curiosidad bien intencionada de las mentes desprejuiciadas por conocer las posibles razones de tanta insidia, y a ellas me quiero referir, porque ya en otras ocasiones hemos dicho y demostrado, nosotros sí, con pruebas, que son precisamente eso, calumnias y los que conocen más de cerca a Antorcha, mejor lo saben; así que en esta ocasión no ocupare ni un solo renglón para desmentir, lo que mucho hemos desmentido y que pareciera que los interpelados no lo ven nunca ni lo escuchan, siguen su cantaleta para, seguramente, como la gota en la roca, lograr hacer mella en la conciencia de los mexicanos de tanto repetir la misma mentira.
Al Movimiento Antorchista se le ha calumniado sobremanera, y ciertamente, no solamente desde el arribo del nuevo gobierno "izquierdista", sino, prácticamente desde su nacimiento, desde la cuna se le quiso hacer sucumbir, porque:
Somos la única organización que realmente pretende hacer un cambio en beneficio de las mayorías, partiendo de las causas profundas de tanta y aguda pobreza: la gran desigualdad en la distribución de la riqueza; riqueza que es generada por todos los mexicanos laboriosos.
Todos los gobiernos neoliberales, incluido el actual, le temen a la verdadera organización popular como a la peste; no ven en el pueblo organizado un mecanismo para tener una patria más democrática y justa, sino una amenaza para la ostentación y abuso del poder.
A la inmensa mayoría de los mexicanos, aquellos que a falta de poder económico para defenderse, sólo lo pueden hacer con la fuerza organizada, se les quiere hacer creer a consta de repetir hasta el hartazgo la misma mentira, la misma falacia, que a Antorcha se le debe repudiar, que los antorchistas, prácticamente comemos niños vivos, obviamente, con la nefasta intención de alejar al pueblo de la única y verdadera organización con la que puede contar para lograr desarrollo y progreso en sus comunidades, la única organización que puede luchar de la mano con los pobres de esta tierra y llevarlos a asumir las riendas de este país para que verdaderamente gobierne el pueblo para el pueblo.
Con sus ataques el gobierno federal quiere tener entretenida a la población con algo de circo ante los nulos resultados que hasta hoy tiene en sus pocos días de gobierno, y de las graves consecuencias que han traído su decisiones a la economía del país y en la vida de muchas familias; cortina de humo para que no se vean sus verdaderas decisiones neoliberales que van en contra del bienestar de la población, por ejemplo, la grave situación que hoy se presenta con la desaparición del presupuesto a las Estancias Infantiles y del presupuesto para la realización de obra pública municipal.
Por cierto, la guerra contra el huachicol, que ha dejado importantes pérdidas económicas, la terrible tragedia de Tlahuelilpan (que aún no sabemos con certeza la cantidad de víctimas) y que ha servido, eso sí, para difamar y enlodar reputaciones como la Antorcha y sus líderes, ¿cuántos detenidos ha dejado? ¿Cuántos señorones, esos que robaban, según se ha dicho, cientos de pipas diarias e incluso buques repletos de hidrocarburos, en qué cárcel están, cuántos son? ¿Cuántos ladrones y corruptos, esos de cuello blanco han sido detenidos?
Quiero agregar que, como seguramente todos lo notamos, la "estrategia" del nuevo gobierno morenista, es hacer uso y abuso de los medios masivos de comunicación, fundamentalmente para difamar a los que considera sus "enemigos políticos" y a las instituciones que juzga un estorbo para sus propósitos de gobierno y de empoderamiento; la mentira, la difamación y las campañas de linchamiento se vuelven sumamente graves y peligrosas cuando nacen de la figura presidencial. Como señaló Pablo Hiriart en su columna de la presente semana: "Esa nube negra de estigmatización de instituciones y de ciudadanos es creada por los que tienen la obligación de velar por la justicia, la unidad y la armonía en la nación que gobiernan". Resultados, al tiempo.
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