MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La educación y el futuro de México, en el olvido

image

Es de suma importancia estar atentos y comprender los fenómenos que van surgiendo y desarrollándose en cada uno de los sectores de nuestra sociedad, ya sea obrero, campesino, de salud, etc. Dentro del dinamismo de estos sectores, existe uno que ha venido presentando, en las últimas fechas, acontecimientos cada vez más números y de mayor envergadura. Me refiero al sector educativo. 

Es importante saber que, para comprender un fenómeno social, como son las cada vez más numerosas manifestaciones que van surgiendo por parte de los estudiantes en muchos estados y universidades del país, no basta solo con remitirse a los simples eventos aislados de cada institución, sino que es necesario seguir el hilo de los fenómenos para determinas su base, pues estos no son aislados y siempre se dan dentro de un contexto particular de una realidad social determinada, y que tanto los estudiantes como el resto de los mexicanos se ven afectados por ella, pues es en ella donde transcurre su vida diaria.

Y es que, a más de 4 años de la actual administración, el panorama es por demás desalentador. Económicamente se estima por parte de expertos que el crecimiento de la economía mexicana al cierre de este año será de un 1.9% y de 1.4% para el 2023. Pero de la mano de este exiguo crecimiento económico, se estima un índice inflacionario a finales de este año de un 8.2% y de 4.5% para el año próximo. Con estas cifras es claro que la situación no va en vías de presentar una mejoría, sino todo lo contrario, un empeoramiento de las condiciones de vida de todos los mexicanos, sobre todo de los más humildes para quienes no hay ni habrá con el gobierno actual, mayor presupuesto para infraestructura ni servicio, algunos tan indispensables e inexistentes en muchas comunidades, como es el agua potable, luz eléctrica, pavimentaciones, hospitales, drenaje, etc. Panorama aún más preocupante debido a que las condiciones son de por si insostenibles para muchas familias que a duras penas salieron de los estragos causados por la pandemia, donde hasta el 3 de noviembre del presente año se habían reportado oficialmente 344,396 defunciones por covid-19, cifra nutrida principalmente por familias de escasos recursos económicos, cuyos familiares fallecieron, algunos, en sus domicilios o en las puerta de los centros de salud al no contar con los recursos suficientes para pagar los servicios médicos o por la saturación de los hospitales debido a las pésimas políticas con que fue abordada por el gobierno la emergencia sanitaria. 

A estas cifras se le suman los más de 120 mil homicidios dolosos y feminicidios en tan solo cuatro años del actual gobierno de López Obrador, superando la misma cantidad obtenida en los 6 años de gobierno de Felipe Calderón y pronosticándose superar con creces las cifras de Peña Nieto. Ante estos resultados tan catastróficos el mandatario nacional se escuda argumentando tener otros datos y aconseja seguir con su política de abrazos ante los balazos. Desgraciadamente las cifras de muertes siguen aumentando debido a estas políticas, en algunas ocasiones de manera alarmante, como fue el caso de los hechos ocurridos del 10 al 14 de agosto, lapso en que hubo 341 personas asesinadas en toda la república mexicana producto de narco bloqueos, comercios incendiados y disparos a la población civil. 

Es en medio de este clima de incertidumbre, de desesperanza ante el futuro están los estudiantes que se encaminan cautelosos a sus aulas, donde toda esta problemática también ha permeado. Las escuelas largo tiempo abandonadas durante la pandemia se encontraban en condiciones realmente lamentables. Casi 50 mil escuelas necesitaban atención urgente de infraestructura y 5 mil 260 se reportaban vandalizadas, encontrándose ya sin utensilios ni condiciones para recibir al alumnado entrante. Aun así y con el paso del tiempo, los apoyos a infraestructura escolar y mejoramiento de los servicios educativos, lejos de ir en aumento, han venido teniendo cada vez mayores recortes, siendo el 2022 el año con el gasto público más bajo en los últimos 12 años, destinándose al sector educativo solamente 883, 929 millones de pesos, lo que equivale al solo 3% del PIB. Para el Presupuesto de Egresos de la Federación del año 2023 se plantean destinar 945 mil 11 millones de pesos en materia educativa, una cantidad ligeramente mayor pero no significativa para la cantidad de necesidades que implica este sector, lo que en el mejor de los casos mantendrá las condiciones en su estado actual.

Estas son las razones por las que a nivel nacional el estudiantado se ha levantado indignado ante estas condiciones inhumanas que no solo encuentran en las calles, sino incluso dentro de sus mismas escuelas y universidades. Paros totales e indefinidos en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, paro en el Instituto Politécnico Nacional, secundado por sus escuelas de nivel medio superior, debido a la nula atención por parte de las autoridades de la institución por no resolver su pliego petitorio, paro en diversas facultades de la UNAM donde se exigen mejoras en el aspecto sanitario, de limpieza de las aulas, de programas que brinden mayor seguridad a las alumnas, así como castigo a sus agresores y atención psicológica a las afectadas, marchas y manifestaciones en la Universidad Autónoma Chapingo que culminaron con una Asamblea General donde más de 11,000 alumnos votaron a favor de destituir al rector José Solís. Incluso las mismas Universidades del Bienestar, impulsadas por el presidente de la república se encuentran en total abandono, 20% de ellas no están construidas, 22% tienen construcciones incompletas o no utilizables y solo el 58% pueden ser utilizadas, a veces solo contando con un aula (datos del CEMEES), lo que ha generado que sus alumnos se dirijan personalmente al presidente exigiéndole mejores condiciones. 

Todas estas manifestaciones aisladas, pero casi simultaneas, no son ninguna coincidencia, sino una consecuencia del deterioro de la sociedad mexicana y de las condiciones en las que vive su gente. Se debe dar la importancia debida a estas manifestaciones sociales, pues a lo largo de la historia queda comprobado que son en ellas donde germinan los grandes cambios sociales, iniciados e impulsados por un espíritu de lucha por un futuro más prometedor.
 

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más