Datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) muestran profundos impactos de crisis en la educación de nuestro país.
La pandemia de covid-19 ha traído consigo una gran problemática, que ha evidenciado que México sufre crisis educativas, económicas y sanitarias, también ha reflejado la poca capacidad del Gobierno federal encabezado por el Lic. Andrés Manuel López Obrador para manejar todas las crisis que enfrenta nuestra nación.
Uno de los sectores más afectados, es la educación. Ya que millones de niños y niñas se vieron obligados abandonar las aulas y por ende convertir su hogar en escuela. Recientemente cumplimos 16 meses del cierre de las escuelas y ya podemos empezar a notar el impacto de covid-19 en nuestro sistema educativo.
Es también una realidad que a estas alturas no se sabe con certeza, si los alumnos aprendieron con esta modalidad en línea. La Administración Educativa Federal (AEF) junto con la Secretaria de Educación Pública (SEP) promovieron la creación de la plataforma virtual "Aprende en casa" con la premisa de servir en este periodo de confinamiento, pero resultó todo lo contrario, ya que solo un 54% de docentes tiene el conocimiento acerca de cómo utilizar un software educativo, en el peor de los casos, es que al Gobierno federal se le olvida que solo un 55% de la población tiene acceso a la infraestructura técnica y tecnológica (laptop, teléfonos inteligentes, computadoras de escritorio, tablets e internet), mientras que el 45% restante no cuenta con acceso a este tipo de infraestructura para poder tomar sus clases en línea.
De acuerdo con datos del Banco Mundial, la pésimo forma de manejar la educación en tiempos de confinamiento, provoco que la educación en nuestro país tuviera un retraso de 2 años.
Organizaciones como las Naciones Unidas y el Banco Mundial, estiman que el 82% de los estudiantes a nivel mundial siguen estudiando desde casa hasta el día de hoy.
Esto va tener un efecto sin precedentes a nivel mundial, pero en el caso de nuestro país este cambio estará marcado por la desigualdad económica que existe, ya que no todos tienen la misma oportunidad de adquirir dispositivos inteligentes.
En el contexto previo a la pandemia ya existían más de 30 millones de personas en condición de rezago académico, según cifras del (Inegi). Cabe recalcar que el impacto de covid-19 ha causado en nuestro sistema educativo es altamente preocupante, sin embargo la educación por si sola no es el único factor de riesgo.
La crisis económica afecto a los ingresos familiares, así mismo esto conllevó a qué aumentará la deserción escolar por no poder pagar altas colegiaturas, esta crisis económica provoco que hubiera un recorte en el presupuesto estatal y federal destinado al sector educativo. Por lo que la educación y la economía se han convergido en una crisis histórica doble para la educación.
El cierre de las escuelas, además de provocar deserción y rezago, provoco que haya un costo en el bienestar inmediato y a largo plazo de niños y niñas, como consecuencia que vieron interrumpida su educación por la pandemia.
Es un hecho que la educación escolarizada es fundamental, es el motor del desarrollo individual y social de cada persona, así como la clave de su mejora en calidad de vida, por lo que el rezago educativo es un problema social de primer nivel, ya que representa un obstáculo para el desarrollo de la sociedad en su totalidad.
Lo que debió hacer el gobierno para disminuir este alto índice de rezago y deserción, fue dotar internet y dispositivos inteligentes para todas aquellas familias que no tienen el mismo acceso.
Para finalizar, el Gobierno federal tiene que poner manos a la obra y trabajar desde su trinchera para asegurar que el futuro de nuestro país (niños y niñas) se vea afectada lo menos posible.
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