Antes que nada, quiero manifestar toda mi solidaridad y apoyo, a todos aquellos colimenses que, como yo, desean y buscan, activa y permanentemente, de una manera u otra, cada quién con sus métodos, metas y como puede y quiere, mejorar las condiciones de vida, - es decir económicas y por lo tanto sociales -, de todos aquellos seres que, víctimas inconscientes del modelo económico, se empobrecen tanto todos los días y a grado tal que, muchos, en verdad muchos, ya no saben si, -con lo raquítico de sus ingresos-, dar de comer bien y suficiente, a sus hijos hasta llenarse, o curarlos bien y a tiempo para evitar que mueran de enfermedades curables. Digo pues, por lo mismo, que me parece que todas las formas de protesta que se usen así sean o parezcan las más radicales, siempre serán mejor, que la indolencia oportunista y hasta criminal de algunos, siempre y cuando estas, es decir las protestas, sean genuinas, responsables, organizadas, conscientes y que no pongan nunca en riesgo inútil a los manifestantes.
Esto que digo ahora, viene a cuento por lo que diré, acerca de las manifestaciones a favor y en contra de la "liberación" de las casetas de peaje de algunas autopistas, pero sobre todo, de la caseta de Cuyutlán, ubicada entre los 47 kilómetros que separa a Armería de Manzanillo, considerada como una de las más caras de todo el territorio nacional, al exigir un pago de 2.76 pesos por kilómetro, en vez de 1.46 que debiera cobrar, según estimaciones de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT). ¿Qué dice la SCT de todo esto?
Casi desde que inició el año que corre, y me parece que desde un poco antes, hemos visto en los medios de información cómo se ha estado convocando a los colimenses, a movilizaciones para acudir a "liberar" la caseta de peaje de Cuyutlán, que, como ya sabemos, más que "liberarla", la acción precisa consiste en tomar las instalaciones de la caseta para luego dar paso libre, en otras palabras, sin costo, a todos los vehículos en tránsito. En cada una de estas acciones, - pues ya son varias las "liberaciones" promovidas -, el ambiente se ha ido tornando cada vez más violento, entre la empresa operadora de la caseta y los manifestantes "liberadores", a tal grado que, en la última acción convocada el pasado domingo 15 de abril, seguros del enfrentamiento físico inminente, los manifestantes convocaron, a través de las redes sociales y los medios, a un contingente numeroso y dispuesto a repeler, a como diera lugar, cualquier agresión que quisiera impedir la "liberación". Por lo que ya sabemos, salvo unos cuantos empujones, nada grave sucedió. Pero dada la gran cobertura mediática que se le dio al "conflicto", creo necesario, compartir algunas ideas que tal vez pudieran ayudarnos a entender mejor lo que realmente sucede.
Primeramente quiero decir, que como pasa con todos los medios con los que se produce la riqueza, en este modelo de producción llamado neoliberalismo o fundamentalismo de mercado, las casetas de peaje, que no son mas que la materialización del dominio de la privatización, sobre el derecho de libre tránsito de todos los mexicanos, y dado que estamos hablando de la propiedad privada de la clase económica y políticamente dominante, no podían dejarse, - la operación de las casetas de peaje -, fuera de la legislación hecha ad hoc, para darle sustento y protección; me refiero, a la Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal, en cuyo artículo 6º, donde se refiere al tema se dice: "Las concesiones se otorgarán hasta por un plazo de 30 años. éstas podrán ser prorrogadas, hasta por un plazo equivalente al señalado originalmente, en cualquier momento después del primer tercio de la vigencia de las mismas" (Cap. III, última Reforma DOF 04-06-2014). Y seguramente - afirmo yo -, que esta "prorrogación", podrá ser por tiempo indefinido, si así conviniera a los intereses de los grandes empresarios, dueños por concesión, de las grandes autopistas.
Por lo anterior visto, entonces, opino que sólo hay dos posibles alternativas, - con sus respectivas consecuencias-, para quitar definitivamente la caseta de Cuyutlán: 1). Dado el carácter general y nacional de la Ley que regula las casetas de peaje, considero que estas, se deberían "liberar", de manera permanente, el mismo día y a la misma hora, en todas las autopistas del país, buscando con esta medida de presión social, que se modifique o derogue en definitiva, la Ley que les da el sustento legal con el que hoy se amparan; hacerlo como hasta ahora, así, de una por una y de manera aislada, es como querer sostener agua en un cedazo tapando solo un agujero; y 2). Que a la luz de todos los abusos que cometen los gobiernos que defienden el neoliberalismo, donde el cobro excesivo por la caseta de Cuyutlán sólo es uno de tantos, se debe organizar, llevar a la lucha y educar pacientemente, al pueblo trabajador, hasta conseguir reunir - con toda la inconformidad contenida por años -, una fuerza política inmensa, consciente, sin fanatismos partidistas, pero suficientemente capaz, de reclamar el gobierno de este país, para quitar, no sólo a todas las casetas de peaje, como la de Cuyutlán, sino a todo el modelo económico neoliberal que sólo genera pobreza, mucha pobreza, mientras que otros se enriquecen hasta con nuestro derecho libre de transitar por nuestra patria. Y como bien se puede ver, es de este último parecer, del que somos los militantes del Movimiento Antorchista Nacional.
Pero, ¿qué hacer mientras llega el momento decisivo e histórico del pueblo organizado?, Mucho, se puede hacer mucho si se organiza, se educa, y se busca mejorar la vida del pueblo trabajador. No hace mucho, se dijo en los medios lo siguiente: "el Gobernador Ignacio Peralta se pronunció en contra de que el Gobierno Federal utilice la "caseta de peaje de Cuyutlán para financiar la construcción de carreteras en otras partes del país y los colimenses las tengan que pagar" (El NOTICIERO, 14/04/2018). Si esto es cierto, - dado que hasta hoy no se ha desmentido la nota -, entonces podemos concluir lo siguiente: 1). Que el Gobierno Federal, es el verdadero culpable de los altos costos de peaje de la caseta de Cuyutlán; 2). Que si el Gobierno Federal financió la construcción de carreteras en otras partes, con dinero de la caseta de Cuyutlán, entonces, muy seguramente, también lo puede hacer aquí mismo en Colima; y 3). Que si el Gobernador dice que también esta inconforme, entonces que con el tema de la caseta de Cuyutlán, reclame recursos, muchos más recursos para el estado, y que si no se los dan, entonces que conforme a los artículos 16 y 30 de la Ley ya referida, reclame la concesión o la revocación definitiva de la misma, para que entonces, la autopista sea, un verdadero beneficio para todos los colimenses. Con acciones como esta, yo estoy muy seguro que Colima crecerá y crecerá, aunque solo sea en bienestar y justicia social.
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