Desde el inicio de la gestión del actual Gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, con su denominada Cuarta Transformación, hemos visto muchos acontecimientos que a nuestra forma de ver son la causa de la desigualdad que día a día aqueja a millones de mexicanos.
La cancelación de casi todos los programas federales, que de una u otra forma apaleaban las necesidades de muchos hogares y ayudaban a resolver algunas de las carencias de sus hijos. Hoy vemos que el presidente de la república le apuesta a los programas clientelares que condicionan e incentivan el acarreo de votos para lograr sus propósitos de perpetuarse en el poder sin importarle la verdaderas causas que someten a los mexicanos a permanecer atados a la miseria y desigualdad causada por las malas políticas públicas de quien se decía salvador del pueblo de México y que, con su propaganda falsa de primero los pobres, engañó a los electores y hoy ocupa el lugar donde se encuentra.
Entramos al cuarto año de mandato y parece una carrera interminable, pues las promesas de López Obrador aún no se han cumplido en ninguno de los programas.
Aunado a eso, la terrible pandemia que ha cobrado la vida de miles de compatriotas que tuvieron la desgracia de padecerla. Y así seguimos ante la disyuntiva de cuál será el rumbo que tome nuestro poderoso país secuestrado por uno, o unos cuantos, que piensan que todo marcha bien y le presentan un rostro ajeno a la verdadera realidad que estamos viviendo y donde muchos padecemos de lo más elemental. No hay inversión en obra pública, en salud, y mucho menos en educación, y el más vivo ejemplo es la actual cancelación de las escuelas de tiempo completo que afectó a miles de niños y maestros adheridos a ese programa.
Los que vivimos en colonias y pueblos pobres sufrimos en carne propia las verdaderas consecuencias de tener a un presidente que, en lugar de velar por los intereses de su pueblo, busca culpables y castiga a quien cree que son sus enemigos políticos y reprime la organización del pueblo pobre negándoles ejercer su genuino derecho a la libre petición y manifestación de sus ideas para resolver lo que resulta urgente y necesario para vivir dignamente.
Hoy en muchos estados mexicanos, como en Morelos, donde se engendraron luchas importantes, también nos ha alcanzado la reprimenda y las políticas públicas de la 4T. El carácter reprensorio de no resolver las demandas más básicas de los morelenses y, como efecto negativo, muchos municipios carecen de agua potable, electricidad, drenajes, y el apoyo al campo quedo en el olvido, sin que esto le preocupe al gobierno estatal.
El derecho a una vivienda digna y decorosa como marca nuestra carta magna en el artículo cuarto también quedó relegada de la importancia que debería tener como reza nuestra constitución política.
Unámonos y acrecentemos nuestros esfuerzos para que juntos caminemos en un solo sentido, hagamos frente a los que se creen poderosos y luchemos por un mundo verdaderamente mejor y donde no haya tanta desigualdad social.
Un México mejor es posible solo si nos decidimos a quitarnos la apatía de hermanarnos como un solo hombre y quitar de tajo lo que verdaderamente le hace daño a México y a los que con orgullo nos llamamos mexicanos, la tarea está en proceso y nuestro actuar muy cerca, no permitamos un engaño más.
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