MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Justicia en salud, inseguridad y carencias sociales significa gobernar bien

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Lo que sucede en Oaxaca nos indica que las cosas no están bien, pero no basta con saberlo y quedarnos inermes, contrario a ello, hay que ver hacia el futuro y pensar en el estado y país en el que queremos que vivan nuestros hijos, las nuevas generaciones que vienen atrás de nosotros.

La indiferencia y la incapacidad para dar respuestas claras a estos desafíos se convierte en una gran traición del gobierno estatal hacia el pueblo oaxaqueño.

Pues bien, aunque año con año las familias mexicanas esperan y asumen al mes de enero como uno de los más complicados porque luego de las fiestas decembrinas se vienen el incremento a los precios de la canasta básica, de los útiles escolares, más impuestos, entre otros, lo que no se esperaban, era que este 2025 la situación en cuanto a los servicios de salud, inseguridad y carencias sociales, se pintara más complicado. Sobre todo, porque una vez más, por parte de nuestros gobernantes se decía un discurso de prosperidad este año nuevo. Pero, la realidad que siempre se impone, nos muestra y resalta las condiciones en que se encuentran por ejemplo, los  hospitales “General Doctor Aurelio Valdivieso” y el “de la Niñez oaxaqueña”, lo que ocupó “la agenda de medios” y por supuesto, fue la piedra del zapato del gobernador, quien lejos de implementar medidas de solución, muy al estilo la 4T salió a ponerse al tú por tú con los medios y quienes hablaran de la crisis de salud, con el argumento de que se trataba de “politiquería” a lo que los oaxaqueños afectados, médicos y personal de los servicios de salud tuvieron que salir a desmentir, pues la cuestión no era para menos porque la crisis en salud es algo que no podemos obviar por más esfuerzos que se digan desde el discurso oficial.

Lo que también es cierto, es que muchos oaxaqueños todavía sueñan y luchan por acceder a servicios médicos dignos, a medicamentos básicos, a la atención que debería ser prioritaria, aunque todo lo anterior refleja las brechas de desigualdad que se profundizan con un sistema que no tiene la capacidad para responder a las necesidades de los pueblos más alejados y vulnerables. Los siguientes datos así lo confirman.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la desigualdad en la cobertura de salud en Oaxaca es real porque nuestro estado es uno de los que tiene mayores índices de pobreza y marginación en el país, afectando directamente el acceso a servicios de salud y por eso en las comunidades rurales (y ahora también en la capital) los hospitales y centros de salud no cuentan con medicamentos y equipamiento básico. Y, además, algo que se ha agudizado, es el acceso limitado a tratamientos y medicamentos pues a pesar de las promesas de mejora en el sistema de salud pública, los hospitales como “Doctor Aurelio Valdivieso” y el Hospital de la Niñez Oaxaqueña siguen enfrentando carencias de equipos y personal. De acuerdo a la organización ciudadana “Causa en Común”, hay reportes frecuentes de desabasto de medicamentos en diversas unidades médicas, afectando a miles de pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión y cáncer. Y también porque los empleos son precarios para trabajadores de la salud, a pesar de que el gobierno federal y estatal prometieron aumentar los recursos para el sector salud, muchos trabajadores siguen enfrentando condiciones laborales precarias. El personal médico no siempre cuenta con las condiciones necesarias para desempeñar su trabajo, lo que se refleja en la calidad de la atención y en las denuncias de sobrecarga laboral.

Por si fuera poco, no solo hay crisis en salud como se puede ver, sino también en seguridad, pues de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los asesinatos cometidos en 2024 en Oaxaca rebasaron las cifras de años anteriores e incluso podrían incrementarse por los 191 homicidios cuya causa no se especifica en esa plataforma. Esto ha traído como consecuencia que cada vez sean más los hogares que sienten la amenaza porque ha aumentado la violencia, la desaparición de personas, los asaltos, y demás.

En síntesis, la falta de verdaderas acciones del gobierno estatal, la descoordinación y la falta de voluntad política para atacar las problemáticas son evidentes. Las promesas de cambio, de mejora, de justicia, se quedan en palabras vacías, mientras que los problemas se acumulan y las familias siguen siendo las más afectadas. Con esto, la indiferencia y la incapacidad para dar respuestas claras a estos desafíos se convierte en una gran traición del gobierno estatal hacia el pueblo oaxaqueño.

Por eso, Antorcha creyendo que la política debe estar al servicio de las necesidades reales de la gente, no de intereses ajenos a su bienestar, el pasado martes 21 de enero una representación de antorchistas acudimos al Palacio de Gobierno Estatal a entregar el pliego petitorio 2025 que engloba: 89 solicitudes de infraestructura social, entre las que se destacan las vías de comunicación, es decir, aperturas y reconstrucciones de caminos, pavimentaciones, asfaltos, bacheos, puentes, etcétera; en educación, construcción de aulas, techados de plazas cívicas, bardas y demás; en salud, construcción de clínicas, aplicación de vacunas y brigadas de salud; en vivienda y servicios básicos, mejoramiento a la vivienda, drenajes, electrificación, entre otras; 47 solicitudes de apoyos al campo, maíz de autoconsumo, fertilizantes, semillas mejoradas y 52 solicitudes a la Secretaría del Bienestar, todas las peticiones abarcan a un total de 125 municipios.

Finalmente, creo que, en este camino, es importante seguir siendo orgullosos de lo que representan nuestras raíces y de lo que hemos logrado, pero también debemos abrir los brazos al futuro, integrando el progreso sin perder la esencia que nos hace únicos. Por eso, es hora de que levantemos la voz, de exigir que se prioricen la solución a carencias sociales, nuestra seguridad. Y como vemos que la solución no vendrá de las autoridades, es vital que como mexicanos nos unamos, que una fuerza social se fortalezca, para que la presión popular busque una transformación real. Las comunidades oaxaqueñas tienen una historia de resistencia y organización; esa fuerza debe ser la que guíe las respuestas ante la crisis.

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