A más de 50 días de que el gobierno en todos sus niveles llanamente decidiera aislarnos y dejar sin trabajo a la mayoría de la población, la situación se torna complicada porque no hay recursos para la compra de comida, medicina, pago de servicios. La población acata la orden de confinamiento, pero el Gobierno Federal se niega a poner en marcha un programa nacional alimentario para aguantar esta crisis ya insostenible, que se agrava.
Con la mano en la cintura, las flamantes autoridades reiteran la orden "Quédate en casa" porque lo peor está por venir. Es necesario señalar que miles de ciudadanos que acatan la orden, como trabajadores eventuales, vendedores ambulantes, pequeños comerciantes, campesinos, amas de casa, personas de la tercera edad, niños, jóvenes y discapacitados, a estas alturas de la pandemia del coronavirus que se encuentra en su Fase III, ya no tienen que comer y esta penosa situación la están haciendo saber al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a quien solicitan poner en marcha un plan nacional alimentario. Mutis, es la respuesta a esta justa petición.
Conforme avanza el tiempo, la desinformación se acentúa y puedo decir, preocupada y convencida, que están dividiendo a la sociedad en dos peligrosos bandos: 1.- El que ha visitado varios países y sale en autos con aires acondicionados, con caretas, cubrebocas de varios diseños, lentes y guantes a realizar compras necesarias en tiendas de autoservicio. Este grupo que tiene garantizado su salario aun en este periodo de confinamiento obligado por el gobierno de los tres niveles y 2.- La gran mayoría de la población, a la que llaman ignorante por verse obligada a salir a ofertar sus productos (bolillo, gelatinas, tortillas, etcétera) y su mano de obra para poder llevar alimento a su familia. Este grupo que carece de recursos económicos para adquirir caretas, cubrebocas, guantes y gel.
El alargamiento del periodo de confinamiento en las casas se torna peligroso porque ya no hay comida y morir de hambre no es opción para miles de mexicanos angustiados que hasta el momento están acatando la orden de los gobiernos, que nada hacen para garantizar la alimentación.
El cierre de negocios coadyuva a que la economía continúe a la baja, la falta de empleos, las enfermedades que empeoran por falta de atención y los males psicológicos por la información y/o desinformación en radio, televisión y redes sociales, están colapsando al país y acorralando al pueblo trabajador, que lanza un llamado de auxilio y confirma una vez más que sólo el pueblo puede salvar al pueblo, pues los pocos apoyos que reciben, provienen precisamente de la población más afortunada y consciente de la escasez alimentaria que padecen millones de mexicanos.
Y es que en México hay más de 125 millones de mexicanos, de los cuales 90 millones carecen de alguna necesidad elemental, como recursos para adquirir la canasta básica, que en tiempo de pandemia es de vital importancia; Guerrero se ubica dentro de las tres entidades con mayor pobreza del país, junto con Oaxaca y Chiapas. La falta de alimentos es aún más grave y no hay fecha para que los guerrerenses más humildes puedan salir a trabajar, situación que se agrava en pueblos de los 19 municipios que integran La Montaña, región tristemente conocida por su pobreza ancestral. ¿Morir de hambre o de coronavirus?, la encrucijada que los mantiene en tensión constante.
La clase gobernante sigue indolente e imperturbable al grito de auxilio de los mexicanos y el estallido social acecha sigiloso...Que conste.
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