MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Inflación, consecuencia del modelo económico

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El 2021 será de referencia mundial por los máximos históricos de inflación, para el caso de nuestro país indudablemente, pues nos colocamos en la séptima posición a nivel planetario con 7.4% de inflación. Aunque es un fenómeno económico que se presenta periódica y frecuentemente en el capitalismo, está unida, irremediablemente, al afán de ganancia de los dueños del capital, sean industriales o comerciantes, además, íntimamente ligada a la política económica implementada por cada autoridad gubernamental.

Recordemos que, a inicios de 2021 el Banco de México (Banxico), pronosticó un índice inflacionario de 3% para todo el año, sin embargo, desde el primer semestre esto no ocurrió, pues se ubicó en 3.43% y para el 15 de octubre era ya de 6.36%, de acuerdo al Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y para mediados de noviembre era de 7.05%. 

Jonathan Heath, subgobernador de Banxico, en su participación en la convención anual del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), el 18 de noviembre pasado, mencionó que al cierre de 2021 la inflación superaría el siete por ciento, concluyendo que enfrentaríamos la mayor inflación de los últimos veinte años. Pues bien, esta alza generalizada de precios de las mercancías puede tener muchas causas, sin embargo, analistas económicos coinciden en que la desatención al campo, así como la suspensión de fideicomisos que significaban algún apoyo para los agricultores, a estos, se suma la ausencia de una estrategia científica para desarrollar el sector agrícola en todos sus aspectos. Todo esto, dicen, conduce al aumento de la dependencia alimentaria del exterior, lo cual provoca el alza en el precio de los alimentos, por consecuencia el aumento general de precios.

Pues, de acuerdo a Uberto Salgado Nieto, del Instituto de Investigaciones Económicas (IEE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 1980 se importaba 11% de los alimentos que se consumían a nivel nacional, pero, para 2011 el grado de dependencia aumentó a 50% y en 2021 era ya de 57%. Por su parte, Abel Pérez Zamorano, Doctor en Economía y profesor de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), menciona que: “entre 2006 y 2020 pasamos de importar el 70.6% del arroz al 83.3%; del 54 al 61% del trigo; del 34 al 39% de la carne de cerdo; de 26 a 37% del maíz; de 15 a 22% de leche de bovino, de 13 a 21% de carne de aves. Éramos ya un país con creciente dependencia alimentaria, y ahora la situación se agrava, pues, somos el segundo importador de maíz en América Latina”.

Ambos investigadores concluyen que la baja producción agrícola en el país evidencia la falta de una estrategia de desarrollo del sector agrícola científicamente diseñada, así como un apoyo real y efectivo a la productividad y al desarrollo tecnológico; todo esto se comprueba en la eliminación de fideicomisos del Conacyt, por ejemplo, así como la reducción del presupuesto para ciencia y tecnología, aprobado a fines de 2021, que por el contrario, se decidió invertir más a programas asistencialistas, lo cual está provocando crisis, pues repartir una riqueza en papel, billetes o tarjetas, que no se produce en la realidad, genera la inflación en alimentos, lo que reduce a nada el poco dinero que las familias mexicanas reciben en efectivo, vía su salario. A pesar de que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) anunció el pasado 1º de diciembre, una elevación de 22% al salario mínimo a partir de este año, este aumento ya se ve afectado directamente por 7.4% de inflación con que iniciamos el año.

La causa de fondo es el fracaso del modelo agrícola basado en el neoliberalismo, pues, producimos mucho, pero productos de alto valor comercial (cerveza, aguacate, tomate, tequila, galletas, berries, etc., por ejemplo), y esto nos hace altamente dependientes en alimentos básicos;  sumado a ello, la pésima administración de este gobierno. Se confirma, pues, la necesidad de hacer cambios de fondo en el modelo económico, fortaleciendo el mercado interno, hacer que lo que se consume en el país, se ha producido aquí mismo, de lo contrario inflaciones como estas se seguirán presentando y elevaciones de salarios como los aprobados en diciembre pasado, serán nada para los bolsillos de los más pobres. 

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