El teatro, una disciplina que se impulsa en Huitzilan de Serdán, se abre paso gracias al trabajo organizado que impulsa el desarrollo artístico como parte de la formación del hombre nuevo: más humano y sensible ante la causa de sus hermanos de clase.
“Con los ejercicios y en la convivencia dentro de la escena, un personaje puede crecer y también se impulsa esa armonía de trabajar en conjunto y ayudar a sus compañeros a subir su nivel de actuación”.
En entrevista, Erik Alejo, director teatral en el municipio poblano, señaló que el teatro es un arte que no sólo consiste en preparar actores y aprenderse guiones, sino que es un espacio que le permite al hombre expresarse, reflexionar y transformar su realidad.
La construcción de un personaje depende de múltiples factores: desde el tono de voz y la facilidad de identificación del intérprete, hasta la naturaleza misma de la obra. “Un personaje en el teatro convierte el texto en una expresión humana. Lo más importante es la emoción: tristeza, enojo, alegría, dependiendo de la línea de acción y del sentido de la obra”.
Esta es la tarea que se está impulsando en el municipio considerado como el “Rubí de la Sierra Norte”; tiene como propósito presentarse en el XXIV Encuentro Nacional de Teatro, que organiza el Movimiento Antorchista Nacional y que tendrá como sede el teatro “Aquiles Córdova Morán” del municipio mixteco de Tecomatlán.

¿Cuáles son las obras que está dirigiendo?
Para este año tenemos, para la categoría amateur, la obra “Tierra baja” del autor Ángel Guimerá; para la libre popular obrera tenemos la obra “Juntos sí podemos” de nuestro querido maestro Víctor Puebla.
¿Cómo asigna a los personajes a los participantes?
Para dar un personaje a algún alumno o a alguna persona en particular, intervienen muchos factores, ya sea por algunos tonos de voz, por la facilidad con la que se identifique con el personaje. Hay personajes tipo o, si no, que te den el ancho del personaje, es decir, que se parezca, que te dé el ancho, que tenga las cualidades para sacar el personaje.
¿Cuáles son los aspectos más importantes que busca al trabajar con los participantes?
Principalmente, algunas de las cualidades, dependiendo de la obra. Se trabaja para llegar a humanizarlos, ya que un personaje propiamente dentro de la literatura es texto y, en el teatro, es expresión humana. Lo primordial es que puedan externar sus emociones, ya sea tristeza, enojo, de acuerdo con lo que cada línea de acción que lleve el personaje.
Todo va a depender de lo que el director haya escogido, es decir, si es una tragedia o si es una comedia, y resaltar precisamente cada uno de esos aspectos.

¿Qué tipo de ejercicios o actividades implementa una vez que ya asignó personajes y viene el momento de ensayo?
Para que un actor llegue al personaje, llevamos a cabo una serie de ejercicios de entrenamiento corporal, clases de actuación, de improvisación, entre las principales. Hay diferentes tipos de clases, desde la vocalización para que la persona aprenda a utilizar la modulación de su voz o ejercicios que le permitan encontrar el personaje, como lo son ejercicios físicos.
Claro, esto depende del tipo de obra, porque hay las que necesitan más interiorización; esos ejercicios, bien guiados, van a hacer que la persona sienta estos sentimientos del personaje, sepa utilizarlos en el momento adecuado.
También hay algunas obras en las que se necesita utilizar acondicionamiento físico, porque el actor no solo debe pararse en el escenario a caminar, sino que hay veces en las que necesita hacer alguna acrobacia y, para ello, debe tener condición física para superar estos retos que te imponen las obras, para no desfallecer en medio del acto.

¿Cuáles son los retos que enfrenta a la hora de preparar a los participantes y cómo los atiende?
Principalmente hablaré de las dos compañías en las que me encuentro. Llegar aquí, a Huitzilan de Serdán, ha sido todo un reto, ya que Huitzilan de Serdán se ha destacado porque tiene artistas con talento nato, de cualquier índole, sobre todo bailarines, músicos y actualmente muchos declamadores. Ahora tenemos el proyecto de empezar a germinar la semilla del teatro dentro de sus comunidades; es un poco más difícil, ya que hay que empezar desde cero, desinhibir, aprender a usar la voz.
Este municipio ha vivido una historia cruda y a veces esos temas que incomodan, que son crudos, no los quieren hacer, pero precisamente esos mismos obstáculos hacen que esto se vuelva más rico que, si en algún momento ellos se sintieron identificados con algún tema que tocó la obra de teatro, los empiezan a aprender a solucionar en su vida cotidiana.

Estas dificultades las vamos enfrentando de una manera, pues sí, hablando con los jóvenes, hablándoles de la historia, hablándoles del porqué pasó eso y por qué debemos solucionar esos problemas que son parte de nuestra realidad.
En nuestra obra “Tierra baja”, donde vemos la desigualdad, donde el patrón azota al peón, ellos lo pueden ver en la realidad que vive todos los días el pueblo trabajador. A través del teatro, empiezan a ver estos temas de una manera más consciente, más humana y, sobre todo, se empiezan a sensibilizar, pero todo esto bajo una guía, bajo un conocimiento previo para poder guiarlos de manera correcta sobre la mejor senda.

¿Y cómo es que logra equilibrar el trabajo en equipo con el trabajo que cada participante debe realizar para un desarrollo individual?
El teatro es uno de los mayores retos. Una obra empieza en su individualidad, ya que cada participante tiene que aprenderse su texto, aprender lo que dice cada línea y después convivir en la escena. Con los ejercicios y en la convivencia dentro de la escena, un personaje puede crecer y también se impulsa esa armonía de trabajar en conjunto y ayudar a sus compañeros a subir su nivel de actuación.
¿Cómo trabajó con los dos grupos en su preparación?
El teatro en Huitzilan de Serdán va comenzando, por lo que realizamos ensayos generales, revisiones, nuestros jóvenes y adultos empiezan a sentir lo que es un público. Y gracias a estas revisiones, a estos ensayos generales donde van sus compañeros, va gente del pleno, van maestros y algunos alumnos de otras escuelas que a veces invitamos, los alumnos y la gente adulta empiezan a fortalecer la seguridad escénica.
Estas actividades, que cuentan como ejercicio teatral, hacer revisiones, hacer ensayos generales con público, ayudan para que cuando se realice el concurso vayan totalmente mentalizados de que va a haber gente, de que tal vez haya algún ruido y que ellos deben tener una concentración de hierro para que puedan mantener esa ficción en la que están adentrando al público.

¿Por qué es importante que todo tipo de público pueda practicar algún tipo de arte? ¿En qué ayuda la cultura y el arte a la sociedad?
El arte y la cultura son un arma fundamental de transformación de la conciencia. En el Movimiento Antorchista hemos trabajado muchísimos años para que el arte fuera un arma transformadora de la conciencia para crear al nuevo hombre.
Por eso es importante que cada uno de los mexicanos tenga la posibilidad de llegar a ver una obra de teatro, una poesía, un baile: porque los va a ayudar a que se vayan sensibilizando, se vayan humanizando. Lo que actualmente conocemos como el sistema económico de nuestro país deshumaniza al ser humano, porque tantas horas laborales lo exprimen tanto que ya no tiene las ganas de disfrutar un bello arte. ¿Y qué prefieren? Descansar, embriagarse, disfrutar de otros placeres, cuando en realidad el arte ayuda no solo a los jóvenes, sino también a adultos, madres, padres, hijos.

Así como la ciencia es buena para el ser humano, claro que lo es, también el arte lo es para el rescate del espíritu, para que libere al hombre de todo el estrés, el cansancio y, al mismo tiempo, eleva su espíritu, lo que le ayuda a entender los problemas de la sociedad, a trabajar en unidad.
El arte, la cultura y el teatro les lleven a los campesinos, estudiantes, obreros, amas de casa, un espacio en el que puedan ver reflejada su realidad y la vean de una manera en que puedan entender por qué es necesario romper esas cadenas de explotación. Por eso es muy importante el arte, es un arma transformadora para crear al hombre nuevo.
“El arte humaniza, permite reír, llorar, pensar y comprender por qué es necesario transformar lo que vivimos”, así finalizó Erik Alejo, quien considera que es indispensable que cada mexicano tenga acceso al teatro, a la poesía y la danza, pues sólo así el pueblo puede formarse integralmente y avanzar hacia la formación del hombre nuevo.
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