MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Hay insuficiencia alimentaria en Jalisco?

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El hambre, un problema que antes era asociado con las naciones del llamado tercer mundo ha alcanzado a los Estados Unidos (EE. UU.). La prensa internacional da a conocer que en 2020, 1 de cada 5 estadounidenses ha tenido que recurrir a organizaciones humanitarias en busca de un poco de comida. En la nación considerada como tierra de oportunidades a la que quieren ingresar oleadas de inmigrantes latinoamericanos huyendo de la pobreza de sus países, se habla de 60 millones de personas que recibieron asistencia de bancos de alimentos y organizaciones similares. 

Declaran analistas, la insuficiencia alimentaria aumentó entre los estadounidenses. Los ciudadanos que ganan menos, tienen el nivel más alto de insuficiencia alimentaria. Es decir, se trata de un problema que afecta principalmente a la clase trabajadora. Estudios recientes registran que la insuficiencia alimentaria ha crecido en un 25% durante la pandemia entre la población norteamericana. La situación es alarmante. 

Investigadores de centros universitarios de Estados Unidos señalan que la insuficiencia alimentaria, la forma más extrema de inseguridad alimentaria, que ocurre cuando las familias no tienen suficiente comida; está relacionado con un empeoramiento de la salud mental. Por lo que no nos debe causar sorpresa que el vecino del norte de nuestro país esté inmerso en una “epidemia” de tiroteos masivos.

De esta manera, considerando que México es un país dependiente de los EE. UU, no hay ninguna duda de que es mucho más grave la condición de inseguridad alimentaria de los mexicanos, es decir, de los compatriotas que no tienen lo suficiente para comer y por ello están en situación de insuficiencia alimentaria. Según estimados de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2020, un 12.3% de la población mexicana se ubica por debajo del nivel mínimo de consumo de energía alimentaria, cifra mayor al 7.1% que se reportó en el periodo 2017 a 2019.

Pero al igual que en el plano mundial, el problema alimentario ya no está asociado solamente a los puntos considerados como más pobres y marginados de nuestro país. También le pega a Jalisco, el gigante agropecuario del país, con un liderazgo en la aportación al Producto Interno Bruto Agropecuario del 11.23% y el 7.1% del total del PIB nacional; el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) antes de la pandemia por el nuevo coronavirus, reportó que 1.2 millones de jaliscienses vivían con inseguridad alimentaria, lo que significa que presentaban un grado de inseguridad moderado a severo para conseguir alimentos.

A raíz de la crisis sanitaria, económica y social provocada por el pésimo manejo de la pandemia de la Covid-19 y otras políticas erróneas que se han implementado, el Coneval advierte que el porcentaje de inseguridad alimentaria probablemente haya aumentado en un 9%. 

Desde mi punto de vista es indudable que en Jalisco hay insuficiencia alimentaria. El Banco de Alimentos de Guadalajara informó que agregó a 41 nuevas comunidades como beneficiarias de las despensas que entregó entre enero y abril del presente año, con lo que suman 360 localidades del Área Metropolitana de Guadalajara y de distintos municipios del interior del Estado. Son 30 mil familias las que reciben las donaciones de alimentos al mes, lo que se traduce en 120 mil jaliscienses mínimamente apoyados mensualmente. 

Seguramente algunos de los fanáticos del lopezobradorismo dirán, entonces para qué sirven el gobernador o los presidentes municipales. Pero para afrontar la insuficiencia alimentaria, se necesitan políticas nacionales. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomienda que todos los países deben contribuir a poner fin a la pobreza mundial, es decir, el organismo internacional no se refiere a los Estados o municipios. La FAO indica que se puede invertir un mínimo porcentaje del PIB nacional en proyectos de bajo costo y gran impacto que pueden ayudar a centenares de millones de personas a acabar con el hambre, por ejemplo en investigación y desarrollo para hallar soluciones más avanzadas tecnológicamente en el sector agropecuario. Asimismo, la introducción y la ejecución de programas de protección social bien orientados son otros ejemplos de cómo se puede abordar el hambre con eficacia. 

El Movimiento Antorchista propone una alternativa social, un nuevo proyecto de nación el cual incluye cuatro ejes fundamentales: 1).-Empleo para todos, el cual consiste en que todas las personas en edad activa y que estén en condiciones para trabajar tengan trabajo; 2).- Salarios dignos, un aumento en los salarios en general; 3).- Reorientación del Gasto Social, el cual consiste en invertir más dinero en infraestructura y servicios básicos y 4).- Política Fiscal Progresiva, que pague más impuestos quien gana más.

Esto no solo ayudaría a combatir la insuficiencia alimentaria, sino empezaría a erradicar la pobreza en todas sus expresiones de raíz. 

Sin embargo, desoyendo las recomendaciones de los Organismos Internacionales, los mexicanos estamos viendo que el Gobierno de la Cuarta Transformación se ha abocado a perseguir a investigadores, en lugar de incentivar la investigación científica. Además, los programas sociales de la Federación son insignificantes e insuficientes para acabar con la pobreza, pues según cifras del INEGI llegan sólo a uno de cada 10 jaliscienses, incluso el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, llega solamente a uno de cada 100 jóvenes de la entidad.  

La insuficiencia alimentaria que prevalece en Jalisco, México y el mundo, nos indica que el crecimiento del hambre durante la pandemia es una exposición condenatoria de la incapacidad del capitalismo para satisfacer incluso las necesidades sociales más básicas y una expresión objetiva de la necesidad de que la clase trabajadora reclame la parte de la riqueza que crea con sus manos, que los oligarcas capitalistas se apropian y la destine a las necesidades de la gran mayoría de la población. Para tal efecto es necesario desenmascarar a los falsos redentores que solo les interesa el poder pero, sus políticas están diseñadas para que los poderosos económicamente sigan amasando grandes fortunas, mientras que millones de seres humanos se debaten entre la vida y la muerte al borde de la hambruna.

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