El domingo 20 de noviembre de 1910, desde las seis de la tarde, iniciaba el levantamiento armado convocado por Francisco I. Madero para poner fin al gobierno de Porfirio Díaz, y establecer elecciones libres y democráticas. Así lo establecía el llamado Plan de San Luis proclamado por Madero desde su exilio en San Antonio, Texas.
Ese manifiesto denunciaba los abusos del régimen porfirista y ofrecía, entre otros proyectos, restituir a los campesinos los terrenos que les habían sido arrebatados arbitrariamente. La apelación al apoyo rural significó que el campesinado se sumara de manera unánime al alzamiento maderista, al igual que los indígenas y los mestizos. A finales de mayo de 1911, los generales Pascual Orozco y Francisco Villa, tomaron Ciudad Juárez, Chihuahua, lo que representó el triunfo de los rebeldes; después de las elecciones de octubre de ese año, se elevó a Francisco I. Madero a la Presidencia, en lo que fue la primera etapa de la Revolución Mexicana.
Estamos celebrando el 110 aniversario del gran movimiento social del Siglo XX, trasformación de la vida de los mexicanos y a partir de ese momento se han dado destellos de movimientos sociales, pero ninguno ha tenido el éxito que la nación merece, porque los ideales no están sustentados en los principios básicos de mejorar la vida de los más desprotegidos, como fue el movimiento de 1910.
A partir de esos movimientos, muchos actores se han autoproclamado los salvadores de las causas de los pobres, pero recordemos que como se menciona líneas arriba, el triunfo de 1910 fue una victoria a base de campesinos, indígenas y mestizos, no las ideas sobresalientes de una figura, que dicho sea, aporta pero no define el triunfo.
Desde hace 110 años, hemos visto como proyectos van y vienen sin mejorar un céntimo la vida de las mayorías de esta patria, el caso más reciente se dio en el 2018, cuando después de tanto intentarlo y los ciudadanos con el hartazgo hasta los dientes, se levantó con la victoria la denominada cuarta transformación, teniendo a la cabeza a Andrés Manuel López Obrador, aclaro que el triunfo lo definió el descontento de un grupo con los gobernantes anteriores, nada tiene que ver con transformación y es que lo que hemos visto en estos dos años es nada, no podemos creer que el camino para la transformación sea la demolición, parece que esta es la ruta, aquí algunos ejemplos:
1. La economía no creció, al contrario, según estudios serios decreció un 12% solo en el 2020, cuando las expectativas de este gobierno eran de 6%, incluso como gran estadista que dice ser, propuso que la medición de la riqueza cambiara por un índice de felicidad, sin palabras para estos transformadores.
2. A este gobierno como dice la flamante funcionaria Irma Eréndira Sandoval, la pandemia de covid-19 les cayó como anillo al dedo y como no, si ya llevan 100 mil muertos y contando, todo esto por una mala política en salud pública, esos son sus datos, pero médicos especialistas en materia de salud calculan sin temor a equivocarse que ya suman unos 500,000 muertos en todo el país, otro retroceso en lugar de avanzar, ¡que caray!
3. Y cuando todo parecía que en México a pesar de la pandemia las cosas ya no podrían ir peor, llegó como siempre ocurre cuando son desastres naturales, sin avisar, las inundaciones en Tabasco, justo cuando en la Cámara de Diputados se aprobaba por la tribu morenista el fin de los fideicomisos, donde se incluía el Fondo para los Desastres Naturales (Fonden), que podría ayudar en gran medida a nuestros hermanos del sur, pues el estos mismos que cacarean cambios a esta forma de gobernar, ellos son los saqueadores de la patria, !pero qué barbaridad!
Pero a pesar de toda esta ola de destrucción, los mexicanos han sabido sobrellevar (eso sí, con sus propios recursos) estas crisis que atravesamos, y no es para más como lo dijo don Jesús Reyes Heroles "somos la raza de bronce&rdquo, pero necesitamos el respaldo de un gobierno donde su lema si sea primero los pobres, pero para progresar, no para morir y, mucho menos, para padecer como lo estamos haciendo.
Los mexicanos íntegros y consientes estamos dispuestos, como decían antes los gladiadores romanos "estamos listos para la batalla” para enfrentar estas y otras crisis, pero eso sí, convencidos que tenemos una arma decisiva para este 2021, que es nuestro voto para elegir a los gobernantes que si estén del lado del pueblo pobre y eso solo los podemos encontrar en el pueblo y podamos decir, que para este proceso electoral, como siempre estaremos "firmes y dignos”.
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