MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En México se vive un nuevo neoliberalismo

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Todos los días escuchamos en los diferentes medios de comunicación felicitaciones al presidente después de llevarse de una manera arrolladora el famoso carro completo en las elecciones pasadas.

Después de estos “apabullantes resultados”, ahora la lucha y la tensión de los medios de comunicación se están dando zafarranchos al interior de Morena y su 4T, lucha encaminada sobre todo a exigir mejores puestos dentro de la administración.

Nuestra organización, desde hace ya mucho tiempo, nos señaló que el problema de nuestro país es la pobreza, la desigualdad y la injusta distribución de la riqueza nacional. 

Pareciera que las elecciones pasadas, por todo el escándalo que se ha hecho, fueron las más concurridas, como buscaron los presidentes del partido al invitar a todo el mundo a votar.

Pero el resultado se debió a las toneladas de propaganda de las mañaneras, donde el presidente intervino utilizando todo el aparato del estado; a los programas de Gobierno apoyando a sus candidatos; al árbitro controlado; los llamados de los tres candidatos que en el fondo no proponían nada, concentrándose los dos principales en invitar a la gente por la continuación, y un tercero, de Movimiento Ciudadano, que se dedicó a hacerle el caldo gordo a la candidata oficial.

Pese a todos estos arreglos, en esta elección fue menor el número de gente que participó. Cinco presidentes mexicanos tuvieron elecciones con más interés por parte de la ciudadanía y menos abstencionismo que el día dos de junio del 2024.

En esta elección, el 40 % de la gente no votó; sólo lo hicieron el 60 % y el 61 % de los mexicanos en posibilidad de votar.

En 2018, el porcentaje fue del 63 % de la lista nominal de electores y el abstencionismo fue del 36 %. 

Sorprendentemente, la gente votó en mayor porcentaje con AMLO en 2018, con Enrique Peña Nieto en 2012, Vicente Fox en 2000, Ernesto Zedillo en 1994 y Miguel de la Madrid Hurtado en 1982.

Si revisamos bien estos datos, podemos concluir que toda la campaña que se está haciendo para hacer creer que en estas elecciones la gente participó más es mentira. Sólo en algunas comunidades hubo mucha afluencia, pero en la gran mayoría las urnas estuvieron desiertas; no es el león como lo pintan.

La verdad es que las cosas están mal por donde quiera que las mire. A casi 100 días de que AMLO deje el poder, nos está dejando una deuda neta de 17 billones de pesos; sobrecosto de obras de 485 mil millones de pesos; más de 56 millones de pobres, una inflación del 30 %; un PIB de 0.8 %, 82 asesinatos diarios, millones de personas sin trabajo, un total fracaso en el deporte, en la salud y en la educación.

Sin embargo, debido a esta cortina de humo, los mexicanos vivimos momentos de peligro porque la gente puede pensar que ante este panorama las cosas serán más fáciles y que el país caminará bien hacia el progreso sin necesidad de organización y lucha del pueblo.

Nuestra organización, desde hace ya mucho tiempo, nos señaló que el problema de nuestro país es la pobreza, la desigualdad y la injusta distribución de la riqueza nacional. 

México es un país que produce mucha riqueza, que es de los más ricos del mundo, pero con mayor desigualdad, con mucha pobreza. Y la verdad sea dicha, somos de los más desiguales en el mundo; la riqueza está concentrada en poquísimas manos, aproximadamente entre unos 5 mil ciudadanos que ahora alcanzan el título de multimillonarios, mientras que los datos oficiales señalan a más de 65 millones en pobreza, y según datos más serios, dicen que pasa de 100 millones, porque sostienen que las cifras oficiales están maquilladas. Nuestro país vive un clima de desigualdad y pobreza.

Si México está tan mal, ¿por qué el partido en el poder gana las elecciones? Porque nuestro país está viviendo un nuevo neoliberalismo maquillado de Gobierno al servicio de los pobres.

Los que nos gobiernan son los mismos desde hace muchos años; sólo han cambiado de camiseta y ahora nos gobiernan con la playera de la 4T. Y ya lo dice Aquiles Córdova Morán:

“Pero la 4T es la misma clase que gobierna, los mismos líderes que han encontrado la forma de maquillar la realidad ofreciendo cambios que no cambian nada la esencia del sistema neoliberal, mareando al pueblo con la lucha electoral, escondiendo el verdadero problema que es la lucha de clases de los ricos contra los pobres. La 4T no es un programa de izquierda ni pretende hacer ninguna revolución popular, su verdadero propósito es, como lo dicen los hechos, remover la cúpula financiera e industrial del país, adelgazar al estado mexicano y debilitarlo frente a los poderosos intereses geopolíticos del imperio, y reforzar ahora con el apoyo del pueblo engañado las cadenas que atan a México al carro del imperialismo norteamericano”.

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