Cuenta la leyenda del pecado original teológico que Adán, al morder la manzana, engendró el pecado y lo transmitió a toda la humanidad; sucedió lo mismo con el capitalismo: las clases ricas y poderosas para serlo despojaron de todos sus bienes al pueblo y le transmitieron la pobreza con todos sus males y consecuencias (Carlos Marx El Capital, Cap. XXIV).
El proceso inicial de acumulación de riqueza se realizó mediante el despojo de los bienes y medios de producción propiedad de los pueblos, cometiendo todo tipo de atrocidades e injusticias, incluida la violencia para conseguir su objetivo. Y así, los desposeídos fueron condenados a ganar el pan con el sudor de su frente.
No es teoría, así sucedió en Huitzilan de Serdán, municipio ubicado en la Sierra Nororiental de Puebla, en donde mediante préstamos con intereses altísimos que se volvían impagables los caciques despojaron a los campesinos de sus tierras: ésta era la vía legal; pues la ilegal, mediante "compras" forzadas, acompañadas de amenazas y asesinatos, los campesinos fueron privados de sus bienes; el resultado: las familias Aco y Bonilla, llegados de Tetela de Ocampo, crearon latifundios y acumularon grandes cantidades de riqueza.
Utilizaron también el establecimiento de tiendas de "raya" donde comerciaban condicionando la venta de algunas mercancías, como el azúcar, a la compra de otras de igual valor.
La explotación de los huitziltecos también se realizó mediante la compra del café, pimienta gorda, mamey y cítricos a precios irrisorios, aprovechando que los campesinos no tenían bestias de carga para transportar sus productos agrícolas a los centros de comercio de la región pues ni siquiera había caminos de terracería.
La población huitzilteca se vio despojada por la vía "legal" o violentamente de sus medios de producción para ser lanzados al mercado de trabajo como proletarios libres, privados de todo medio de vida, teniendo que acudir a Zacapoaxtla o Tetela de Ocampo a trabajar. Claro el cacicazgo dice que la fuente de su riqueza ha sido la ley y el trabajo.
En la década de los 70 llegó Felipe Reyes Herrera, líder de la Unión Campesina Independiente (UCI), a abanderar las demandas de los campesinos, otrora dueños del oro verde y ahora empobrecidos, a proponerles recuperar, mediante la vía armada, las tierras que con marrullerías les habían arrebatado los caciques.
La toma del terreno denominado Talcuaco, que trabajaron los UCIs durante dos años, fue reprimida por el ejército en auxilio del cacicazgo, este acto represivo fue contestado por Felipe Herrera y seguidores con violencia.
La cuestión se complica porque Felipe Reyes se envilece, se corrompe y comienza un enfrentamiento entre los mismos integrantes de la UCI, provocado por pendencias internas, rencillas y pleitos de faldas; proceso que se agudiza cuando se matan entre ellos y no pasa nada, no llegan las autoridades a preservar la paz y a castigar conforme a derecho a los responsables de esos delitos graves. Se establece, entonces el imperio de la impunidad. Algunos integrantes de la UCI se pasan al bando contrario y se ponen al servicio de los caciques y en contra de los indígenas.
Resulta que la UCI llegó a Huitzilan con buenas intenciones, pero empedró el camino al infierno cuyo resultado fue el asesinato inmisericorde de 150 personas, incluido el maestro de la Escuela Primaria Niños Héroes y el cierre de la presidencia municipal (fuente de información: tesis de titulación del Lic. por la UNAM, Ehécatl Lázaro Méndez).
Cómo dice Salvador Díaz Mirón: "¡Desventurados! Allí sufrían ansia sin tregua, tortura cruel"...¡Y recurrían al gobierno, a derechos humanos en busca de paz, tranquilidad y bienestar! No hubo respuesta.
Los hombres más inteligentes y valientes que no perdieron esperanza conocieron a Antorcha Campesina y solicitaron apoyo al ingeniero Aquiles Córdova Morán, Secretario General de esa organización, quien acudió a prestar ayuda. Mediante el camino de la lucha pacífica y legal, obtuvieron los primeros resultados: la apertura de la primaria, de una tienda Conasupo y la elección del presidente municipal en 1984, quedando como alcalde José Ramírez Velázquez Gobierno.
Y de entonces y a la fecha, durante 33 años, todos los alcaldes han sido antorchistas y todos han trabajado con el pueblo para lograr el desarrollo de Huitzilan. Sin embargo, los huitziltecos han pagado con la vida de sus mejores líderes la osadía de luchar por el bienestar del pueblo: han muerto Ignacio Gómez Cipriano, Francisco Luna Gobierno, Máximo de la Cruz Rivera y, recientemente, Manuel Hernández Pasión, entre otros, bajo las balas asesinas del cacicazgo.
Es necesario destacar que, en el período de gobierno de este último, de febrero de 2014 al 10 de octubre de 2017, Huitzilan presentó un impresionante desarrollo, cualitativamente superior a los anteriores: se construyó el hospital, la unidad deportiva, la casa de cultura, 33 aulas, plazas cívicas escolares, arregló caminos, pavimentó calles, entre otras muchas obras.
El progreso logrado no pasó desapercibido por la población de los municipios aledaños quienes fueron sumándose a las filas del Movimiento Antorchista. Para infundir temor y detener el rápido fortalecimiento de la organización los caciques de la región asesinaron a quien consideraron artífice principal de este fenómeno y el 10 de octubre fue cegada la vida del querido y respetado líder huitzilteco Manuel Hernández Pasión. ¡Podrán matar a un líder, pero mientras haya pobreza, habrá quien enarbole la bandera de una justa distribución de la riqueza!
El Movimiento Antorchista Nacional ha emprendido una campaña de denuncia y de exigencia a la Fiscalía General del Estado, dirigida por Víctor Antonio Carrancá Bourget, para que encarcele y aplique todo el peso de la ley a los asesinos del exalcalde de Huitzilan de Serdán.
Este lamentable acontecimiento que lastimó profundamente a los antorchistas poblanos y de todo el país no puede quedar impune porque significaría que los delincuentes tendrían "manga ancha" para cometer otros delitos contra los antorchistas sin temor a ser castigados conforme a leyes vigentes en nuestro país. Por esta sencilla razón, estamos obligados moralmente a persistir y no cejar en nuestra lucha porque se encarcele a los asesinos materiales e intelectuales de Manuel Hernández Pasión.
Los caciques encabezados por Alonso Aco han hecho uso de todos los medios a su alcance para impedir que se castigue a los responsables del crimen que comentamos: han utilizado a la prensa para amenazar con todo cinismo e impunidad; queriendo exculparse nos acusan a los antorchistas de ser victimarios; se han protegido detrás de Morena para entorpecer la justicia, han utilizado como tribuna el Congreso de la Unión para calumniarnos.
En los últimos días las autoridades, han informado mediante la prensa que ya tienen identificados a los victimarios, quienes resultaron ser familiares (primo y sobrino) del presidente municipal de Zacapoaxtla Guillermo Lobato Toral. No obstante, no se han ejecutado las órdenes de aprensión y los culpables de este nefando crimen siguen gozando de libertad.
A pesar, de toda esta campaña difamatoria contra el Movimiento Antorchista. exigimos y exigiremos castigo para los asesinos de Manuel Hernández Pasión.
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