*La periferia urbana y asentamientos de reciente crecimiento enfrentan un rezago importante en estos rubros, consideró Miguel Ángel Álvarez, integrante del Comité Estatal del Movimiento Antorchista
Desde la visión del Movimiento Antorchista, el año estuvo marcado por un profundo deterioro en las condiciones de pobreza, acceso a la educación y atención a la salud, especialmente en las colonias y comunidades marginadas de la zona metropolitana. Miguel Ángel Álvarez López, integrante del Comité Estatal, advirtió que persiste una carencia grave de espacios educativos en zonas como Ciudad Satélite y Villa de Pozos, donde existen niños que no asisten a la escuela simplemente porque no hay aulas ni planteles cercanos.
Aunque pudiera pensarse que la entidad cuenta con infraestructura suficiente y escuelas dignas para toda la niñez, señaló que los hechos muestran una realidad muy distinta en la periferia urbana y en asentamientos de reciente crecimiento.
Señaló que se observa deserción escolar en colonias como Ciudad Satélite, donde hay niños en edad de primaria que ya no asisten a la escuela, esto aseguró obedece a la falta de planteles de educación básica, como preescolar y primaria. En macrofraccionamientos como Manantial, Urbi, San Francisco, obliga a las familias a trasladarse largas distancias hacia otras zonas de la ciudad. Este traslado representa gastos mensuales que pueden superar los 3 mil pesos, una carga económica insostenible para muchas familias.
Las gestiones ante instancias como el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), no han tenido respuesta favorable, bajo el argumento de que estas zonas no son consideradas rurales, pese a que carecen de servicios básicos. Además de la falta de escuelas, en estas colonias tampoco hay clínicas, ambulancias ni infraestructura mínima de atención a la salud, lo que profundiza la vulnerabilidad de sus habitantes. Hay un panorama similar en el nuevo municipio de Villa de Pozos.
Los problemas que tienen los habitantes de la zona se agudizaron en este año, que calificó como uno particularmente difícil para las familias de escasos recursos. El incremento de la canasta básica, que alcanzó alrededor de 2 mil 450 pesos, volvió prácticamente imposible que una familia que vive incluso con ingresos superiores al salario mínimo pueda cubrir sus necesidades básicas. El alza en productos esenciales como el huevo, la leche y la carne golpeó con mayor fuerza a los sectores populares, mientras que el desempleo y la precarización laboral empujaron a miles de personas a incorporarse a la informalidad. De acuerdo con esta perspectiva, cerca del 60 por ciento de la población se ve obligada a sobrevivir en trabajos informales ante la falta de empleo estable.
A esta situación se sumaron los llamados gastos catastróficos en materia de salud, que afectaron de manera directa a las familias más pobres. La transición de los Servicios Estatales de Salud (SES), al esquema de IMSS Bienestar no ha resuelto las carencias históricas. Aunque San Luis Potosí cuenta con hospitales importantes, como el Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto”, la falta de medicamentos, la suspensión| de cirugías especializadas y la ausencia de programas como los trasplantes de riñón han dejado a muchos pacientes sin atención. En el Seguro Social, la situación, afirmó, es aún más complicada, con cirugías programadas a varios meses y la obligación de adquirir medicamentos por cuenta propia.
Para quienes padecen enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión, el acceso regular a medicamentos se ha vuelto cada vez más difícil. En casos más graves, como pacientes con insuficiencia renal que requieren diálisis dos veces por semana, los costos pueden alcanzar hasta 5 mil pesos semanales, una cantidad impagable para una familia de bajos ingresos. Servicios que anteriormente se brindaban en instituciones públicas hoy simplemente ya no están disponibles, obligando a las personas a recurrir a farmacias privadas, medicamentos genéricos o incluso remedios tradicionales.
Desde la óptica del Movimiento Antorchista, el reciente anuncio del incremento al salario mínimo y la reducción de la jornada laboral a 40 horas no representan una solución real a los problemas de fondo. Por el contrario, consideran que estos ajustes se verán rápidamente pulverizados por la inflación y la falta de crecimiento económico. Con un Producto Interno Bruto que apenas alcanzaría entre 1.1 y 1.5 por ciento, sin superar el 2 por ciento, la economía nacional y estatal permanece estancada, sin generación suficiente de nuevos empleos.
El balance de 2025, deja un escenario complejo y preocupante para las clases trabajadoras y los sectores más pobres de San Luis Potosí. La combinación de altos precios, servicios de salud insuficientes, falta de infraestructura educativa y precariedad laboral ha reducido de manera significativa la calidad de vida de miles de familias. De mantenerse estas condiciones, advirtió, el 2026 podría resultar aún más complicado para quienes ya viven al límite de la subsistencia.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario