MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Encuentro Nacional de Teatro: ¡gran hazaña del antorchismo! (I/II)

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Viernes 22, sábado 23 y domingo 24 de noviembre de este 2024, tres largos días que se hicieron cortos, una vez más, la capital potosina y el majestuoso y emblemático teatro de la Paz, así como el Centro de Difusión Cultural Raúl Gamboa del Instituto Potosino de Bellas Artes (IPBA), fueron los escenarios de la cita vigesimotercera del Encuentro Nacional de Teatro, que realiza año con año el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), como una tarea necesaria para la educación política del pueblo de México.

Fueron 50 horas de teatro, durante las cuales se pudo disfrutar de 22 puestas en escena, montadas por más de 20 estados, que tuvieron que trasladarse desde: el noreste del país, Baja California Sur y Norte, Sonora y Sinaloa; el occidente, Michoacán; el sureste, Chiapas; el sur, Oaxaca y Puebla; el centro, la Ciudad de México y el Estado de México; el norte, Coahuila, Durango y Tamaulipas; hasta el centro norte, al estado sede, San Luis Potosí.

La puesta en escena de obras que muestran la terrible realidad vivida por los pueblos a manos de gobiernos opresores y las soluciones que encontraron se convierte en una verdadera enseñanza para el público.

Fue además la culminación de fatigosos esfuerzos, ensayos, presentaciones para la preparación, de más de 500 actores y actrices, donde maestros de teatro, directivos de escuelas de nivel superior y bachillerato, –pues participaron en las categorías amateur y semiprofesional– maestros de actividades culturales, activistas antorchistas, responsables de la promoción de la actividad cultural, las comisiones culturales de la organización, los grupos antorchistas, colonos, ejidos y comunidades, trabajaron incansablemente.

La puesta en escena de obras que nos narran y muestran con su actuación la terrible realidad que vivieron los pueblos a manos de gobiernos opresores y la solución que dieron según sus circunstancias, son verdaderas enseñanzas al pueblo que se congregó para apreciarlas.

Es así como los grandes clásicos del teatro toman vida nuevamente con sus denuncias, reclamos, críticas y soluciones a la vastedad de problemas que genera la contradicción de clase entre pueblo–trabajador y gobierno opresor, y las soluciones que el desarrollo social, económico y político, –según la época en que se dan dichas acciones– permite a quienes las están viviendo: el pueblo trabajador.

Y es aquí donde podemos valorar el gran acierto del autor que, a pesar de los años transcurridos, sigue transmitiendo como verdades –relativas– pero al fin verdades, las emociones, sentimientos y acciones que muestran a los hombres y mujeres en su actuar, a las sociedades, es decir, pueblos o comunidades que, con ellas, las acciones realizadas, se convirtieron en educadores de futuras generaciones, que al ver, sentir y emocionarse con las puestas en escena aprenden de los hechos.

Es así como: el poeta alemán Jhoann Wolfgang Von Goethe (1749-1832) con su drama Ifigenia en Táuride, nos enseña a través de su personaje cómo el hombre puede dirigir su propio destino, si está embuido de los más puros ideales (el alma pura de Ifigenia), pudiendo influir, ayudar y glorificar a los personajes con su pureza y así lograr el perdón y volver a su tierra.

El dramaturgo francés Jean Racine (1639-1699) en su obra Freda, nos hace ver la fragilidad del ser humano ante las pasiones, los deseos, los cuales pueden ser superados si contamos con un objetivo superior. Y también muestra al hombre como un ser puro, capaz de vencer las pasiones y el deseo.

Los grandes dramaturgos rusos: Nikolái Vasilievich Gógol (1809-1852), en su obra El inspector, nos muestra la corrupción política que existía en la sociedad rusa de 1800. Cuestiona la codicia de los funcionarios rusos, más interesados en sus bolsillos, en su familia y en escalar puestos en la burocracia que en los problemas del pueblo, el cual todavía confía en ellos y se acerca a plantear sus problemas.

Antón Pávlovich Chéjov (1860-1904), nos muestra en La Gaviota, la vida real del pueblo ruso. El amor no correspondido, pues importa más la fama y la posición social. Critica a la sociedad que le tocó vivir, la Rusia anterior a la revolución de 1905, donde refleja la inquietud de sus personajes por crear un mundo mejor.

Los poetas y dramaturgos españoles: Lope de Vega Carpio (1562-1635) del Siglo de Oro español en su obra Fuenteovejuna, nos enseña que la libertad se conquista a diario con el esfuerzo de cada persona y la unión de todos. 

La historia de la rebelión de los habitantes de Fuenteovejuna que se unen y acaban con el comendador en una acción conjunta y justiciera, se ha convertido en un símbolo de justicia colectiva y resistencia popular, contra la opresión y la injusticia. La enseñanza que nos deja es que el peor enemigo del pueblo puede ser derrotado con unidad y organización.

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