MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En la informalidad laboral, mujeres quintanarroenses

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Ya sea como vendedoras ambulantes, empleadas domésticas, trabajadoras de la agricultura de subsistencia o temporeras, venteras de comida, las mujeres tienen una representación desproporcionada en el sector informal, tan así que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), El Progreso de las Mujeres en el Mundo, ha precisado que en América Latina y el Caribe representan el 54 por ciento.

Por ello no extraña que la falta de oportunidades laborales formales, el desempleo que se agravó en Quintana Roo por la crisis de salud que provocó la covid-19 y por la ausencia de apoyo de las órdenes de gobierno, las mujeres de Quintana Roo se han volcado a trabajar en la informalidad, tan así que un 47 por ciento no tienen las prestaciones básicas que marcan la ley.

Al trabajar en la economía informal, o sumergida, como se la denomina a veces, las mujeres a menudo carecen de la protección que ofrecen las leyes laborales y de prestaciones sociales como las pensiones, los seguros de salud o los subsidios por enfermedad remunerados.

Trabajan a diario por salarios más bajos y en condiciones inseguras, lo que incluye el riesgo de acoso sexual. La falta de protecciones sociales tiene repercusiones a largo plazo para las mujeres.

La ONU Mujeres, ejemplifica que en todo el mundo, hay menos mujeres que hombres que reciben pensiones, lo que redunda en un mayor número de mujeres mayores que viven en la pobreza. Incluso en economías desarrolladas como en Francia, Alemania, Grecia e Italia, la pensión media de las mujeres es un 30 por ciento más baja que la de los hombres.

Eso es un reflejo de las desigualdades que enfrentan las mujeres. Ellas carecen de empleos bien remunerados en comparación de los hombres y sin embargo son parte fundamental en la consolidación económica de las familias.

Según el reporte de Semáforo Económico de la Plataforma “México, ¿Cómo vamos?”, informa que en Quintana Roo, en el cuarto trimestre del 2021 se registró un alza de esas mujeres que trabajan en la informalidad, ya que aumentó del 46.5 por ciento que se tenía en el tercer trimestre a 47 por ciento.

Es un claro dato que ante la ausencia de acciones de gobierno por crear empleos formales, las mujeres han decidido salir de casa, buscar los medios para hacerse de recursos y contribuir al sostenimiento de sus familias, están rebuscando, aunque sean en condiciones adversas, la manera de sobrellevar esta crisis.

Quintana Roo es una entidad 100 por ciento dependiente de la actividad turística, por lo que el cierre de restaurantes, hoteles y de todo comercio ligado, obligó tanto a hombres como a mujeres idearse la manera de emprender una actividad comercial informal para poder adquirir los productos de la canasta básica y pagar sus servicios públicos.

Cabe señalar que la entidad presenta graves índices de pobreza y que en la laboral es del 30.6 por ciento, y las mujeres representan el 18 por ciento de esta cifra que pertenece al género femenino, mientras el 12.6 por ciento es del género masculino.

Sin embargo, Quintana Roo fue el mejor valuado de sus estados hermanos como Yucatán y Campeche, los cuales tuvieron un porcentaje mayor de trabajos informales para las mujeres con 59.3 y 60.5 por ciento. Hay la esperanza de que a lo largo del año la situación cambie.

Ante esta situación que lacera a las mujeres, es necesario que los gobiernos en sus tres órdenes emprendan programas que ayuden a las féminas a consolidarse con buenos empleos, ayudarlas a desarrollar sus proyectos productivos y salgan de las cifras de la informalidad.

Es vital para que haya una igualdad de oportunidades y tengan acceso, por el trabajo que realizan, a los derechos de protección que ofrecen las leyes laborales y de prestaciones sociales como las pensiones, los seguros de salud o los subsidios por enfermedad remunerados.

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