Nuestra sociedad va en decadencia. Hoy vemos con tristeza cómo quienes han mantenido el poder en sus manos, oscuros personajes que pertenecen y defienden a las clases privilegiadas, han empobrecido a nuestro país en todos los sentidos.
La inseguridad nos invade y la ola de violencia que azota a México, que produce miles de muertes, parece interminable y ha rebasado a las autoridades, que se limitan a observar.
La impunidad de las autoridades ha permitido que los feminicidios, la violencia sexual y las desapariciones sigan en aumento sin que se vislumbre un cambio en el actual gobierno.
Todos estos problemas sociales tienen su origen en la mala distribución de la riqueza. El sistema en el que nos desarrollamos, el capitalismo, cada día concentra más en unas cuantas manos la riqueza que todos producimos, mientras los dueños de los medios de producción, la clase rica, se la embolsan sin ningún remordimiento de conciencia.
Esta situación se está convirtiendo en un túnel sin salida y es muy triste, pues hasta nuestros niños están siendo víctimas de la corrupción del sistema. Muchos de ellos, desde muy temprana edad, se han enrolado en la delincuencia organizada, en bandas criminales en las que terminan convertidos en asesinos desalmados.
Esto desata una serie de delitos de toda clase, y muchos de ellos son contra las mujeres, que se vuelven vulnerables ante estos ataques. Esta realidad representa un grave problema que provoca la violación de los derechos humanos.
Las estimaciones mundiales publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que alrededor de una de cada tres mujeres en el mundo (35 %) ha sufrido violencia física o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.
En México, la violencia hacia las mujeres se manifiesta de una forma brutal. Los feminicidios parecen parte del paisaje porque muchos ni se enteran y a otros les da lo mismo, pues se han acostumbrado a escuchar tragedias como la ocurrida en Huehuetán, Chiapas, donde un hombre asesinó a su hija de trece años con un machete, o el caso de mujeres arrojadas a canales o ríos, como el sucedido en Tabasco el pasado 22 de septiembre de 2024, cuando se encontró el cuerpo de una mujer que murió por estrangulamiento en el río Carrizal.
Podríamos seguir mencionando casos y llenar páginas enteras con historias de mujeres que han sufrido la descomposición del sistema y de seres viles que les quitan la vida sin compasión, bajo la mirada expectante de las autoridades que no mueven un dedo para frenar esta ola de violencia y asesinatos.
Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, al 4 de marzo de 2025 hay 28 mil 136 mujeres desaparecidas en México, lo que representa un 23 % del total. Estas desapariciones ocurrieron en el sexenio pasado de López Obrador, siendo los estados más afectados Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y Tabasco.
En el actual sexenio con Claudia Sheinbaum, entre el 1 de octubre de 2024 y el 4 de marzo de 2025, ya se han registrado mil 872 mujeres desaparecidas, casi la mitad de ellas menores de edad, y las cifras siguen en aumento (El Universal, 8 de marzo de 2025).
La impunidad de las autoridades está generando esta ola de violencia y asesinatos contra las mujeres. La impunidad flagrante provoca una grave crisis en este sentido y permite crímenes atroces, violencia sexual, feminicidios y desapariciones, con el Estado como cómplice por no actuar.
En el gobierno de Claudia Sheinbaum no se vislumbran objetivos claros para frenar este grave flagelo, sino que los casos van al alza. Todo indica que tendremos un sexenio parecido al anterior, sin cambios sustanciales en este y otros muchos temas. Necesitamos cuentas claras, que este gobierno se ponga a trabajar y frene este problema que está enlutando a México.
Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las mujeres de México no necesitamos abrazos ni felicitaciones, necesitamos resultados de las autoridades y poder transitar por las calles sin miedo a ser agredidas. Esta fecha es para recordar que hay una deuda pendiente con las mujeres mexicanas.
Debemos exigir el fin de la impunidad y de la violencia contra las mujeres, exigir que ninguna mujer sea asesinada. Cero violencia y un ambiente de paz para las mujeres.
El Movimiento Antorchista es una organización en la que militan cientos de mujeres trabajadoras y honestas que levantamos la voz y exigimos el cese del clima de impunidad.
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