El Movimiento Antorchista Nacional, desde su surgimiento, se planteó, mediante la organización y la lucha del pueblo humilde resolver sus problemas más apremiantes. Esta dinámica no gusta ni gustará a los funcionarios prevaricadores de los diferentes niveles de gobierno, que van desde el municipio, pasando por el estado, hasta llegar al gobierno federal. La razón es simple: no les es grato que el pueblo, organizadamente, les exija la aplicación de los recursos públicos -es decir, que se use el dinero del pueblo-, en la solución de las más urgentes necesidades de ese mismo pueblo. Les parece demasiada osadía que los desamparados se atrevan a reclamarles el cumplimiento de su deber y el respeto a sus derechos constitucionales. Cuando esto sucede, surge el odio de clase, oculto mientras el pueblo no reclama, aparece su racismo mal disimulado y se manifiestan sus aviesas intenciones de acallar, con todos los medios a su alcance, cualquier manifestación que atente contra el poder y el ejercicio del mismo, porque lo consideran de su propiedad y ellos los únicos capaces de ejercerlo. éste es el origen y justificación del odio que, en contra del Movimiento Antorchista Hidalguense, practica el gobernador de ese estado Omar Fayad.
La cerrazón para atender las peticiones de los ciudadanos antorchistas, tales como agua potable, drenaje, clínicas, construcción de espacios educativos, luz eléctrica y otros, dado que están plenamente justificados y el estado cuenta con partidas presupuestales cuantiosas (dicho por el propio Gobernador) sólo se explica por la forma fascista que para gobernar aplica Omar Fayad y que fue descrita líneas arriba.
La Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación y la Comisión Estatal y Nacional de los Derechos Humanos han guardado hasta el momento un silencio cómplice y una indiferencia criminal, ante la violación flagrante del Gobernador a los derechos constitucionales, humanos y sociales de los antorchistas hidalguenses. Porque es una grave violación a los derechos humanos, sociales y constitucionales, la reiterada negativa a resolver las peticiones de los ciudadanos hidalguenses; sitiar la capital, Pachuca, para inhibir la libre manifestación, y usar a las policías estatal, municipal y de tránsito para golpear a una importante parte del pueblo, por el hecho de atreverse a manifestar su inconformidad contra la actitud fascista de Omar Fayad. Es un atropello y un abuso de poder encarcelar a tres ciudadanos mediante la invención de cargos, buscando de esa manera desarticular la protesta legal, justificada y noble de los hidalguenses pobres. Es un acto deleznable, por cobarde, estar enviando al domicilio particular de la dirigente estatal de Antorcha en Hidalgo, la Profesora Guadalupe Orona Urías, anónimos que contienen amenazas de muerte, drones que sobrevuelan su domicilio particular, con el propósito de infundir terror en una dirigente valiente, abnegada y decidida a no claudicar ante los viles ataques de este enano intelectual y político.
Por si hubiera alguna duda sobre lo que aquí afirmamos baste decir que, adoptando el papel de changuito de circo, indigno de su investidura, Omar Fayad se ha puesto a repetir las mismas calumnias y los falsos argumentos que en contra nuestra ha lanzado el Presidente del República, para negar el derecho de los mexicanos a una vida mejor. Para negar el derecho de los hidalguenses a una vida mejor, no tiene ni siquiera el mérito de la originalidad y toma, con enorme satisfacción, el "mérito" de repetidor de calumnias.
Creo yo que las autoridades encargadas de velar por el respeto a la Constitución y de salvaguardar los derechos humanos y sociales de cualquier mexicano, deben poner un alto de inmediato a la conducta fascista de Omar Fayad, antes de que adquiera carta de naturalización en otros gobernantes, conducta que pondría en grave riesgo la estabilidad de la nación. Mañana puede ser tarde.
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