Los días 30 y 31 de julio, Morena, el partido que formó Andrés Manuel López Obrador y que lo llevó a ocupar la silla presidencial, realizó un proceso interno para elegir a quienes serán sus coordinadores distritales, mismos que a su vez, tendrán el cargo de consejeros estatales y congresistas estatales y nacionales; es decir, estos elegirán a los Comités Ejecutivos Estatales, y que a su vez, también serán delegados al III Concreto Nacional que nombrará a los nuevos integrantes de su Comité Ejecutivo Nacional. En esta jornada, intentando llevar a la democracia a su extremo, los morenistas, exhibieron en las asambleas una serie de viejas prácticas que siguen ensuciando a la política mexicana, y que la alejan del pueblo en su esperanza por alcanzar una vida digna.
Los dirigentes y autoridades morenistas, valiéndose de su privilegiada posición, sin escatimar los recursos federales, estatales y municipales a su disposición, que deben ser destinados a la solución de las necesidades que la sociedad demanda, pusieron en práctica operativos de acarreo descarado y compra de voluntades, llegando al grado de que las asambleas estuvieron repletas de irregularidades, que los no favorecidos siguen denunciando. Esta operación fue acompañada de boletas falsas, robo, destrucción, quema de urnas y papelería electoral, embarazo de urnas, acarreos, conatos de violencia, distribución de papeles para “orientar” el voto, exclusión de escrutadores responsables del cómputo para no tener testigos, etc. esto fue tan innegable que el lunes, primero de agosto, el propio presidente de la república, en su conferencia mañanera, reconoció que el proceso de elección de coordinadores distritales de morena hubo malas prácticas democráticas. Por su parte, el presidente del partido Mario Delgado Carrillo reconoció estas anomalías y sentencio que en los lugares donde se comprobó el acarreo y las malas prácticas los procesos se cancelaron.
El proceso interno de Morena debe alertar a los mexicanos, sean afines o no a este partido, que antes creyeron que era “la esperanza de México”, se den cuenta ahora del verdadero proceder de sus integrantes encumbrados, que buscan alcanzar o mantenerse en el poder. Los mexicanos debemos darnos cuenta de que estas jornadas no tienen nada de ser un ejemplo de democracia. Es circo puro, que dividen y ponen al pueblo a agredirse, para desviar la atención en los verdaderos problemas que tiene el país. Además, darse cuenta como en el pasado, que quienes designarán a los delegados serán los grupos de poder de ese partido y no la militancia de base.
No cabe duda de que, a los políticos de Morena, el poder, les ha torcido a un más su escasa capacidad de usarlo en favor de sus difundidos principios y proyectos. Han bastado tres años para llevar al país a una crisis social, económica, de salud, educativa, de inseguridad propia de los gobiernos que criticó. La forma de hacer política de los simpatizantes de la 4T, raya en el descaro y el cinismo, con las prácticas vistas en su elección interna, demuestran que no son la clase política que México necesita para convertirse en una nación en la que todos sus habitantes se desarrollen dignamente, y puedan usar toda su capacidad y fuerza para producir todos los satisfactores que se requieren para ello. Ahora como en el pasado, la ambición personal o de grupo para hacerse del poder para satisfacer las ambiciones personales, solo reproducirá una realidad más deteriorada e inconveniente para el pueblo que trabaja y produce la riqueza de este país. El reciente proceso interno de Morena es una muestra clara de lo antes dicho. Sin embargo, esta realidad sirve a los mexicanos ajenos de esta plaga política, persistir en la tarea de educar y organizar al pueblo para luchar por su auténtica liberación y transitar a una vida auténticamente humana.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario