Compañeros antorchistas:
Nos encontramos en un momento importante de nuestra historia, donde el destino de nuestro país parece estar en juego con las próximas elecciones para elegir a nuestras autoridades. Sin embargo, debemos ser conscientes de que la decisión sobre quién gobernará ya está tomada por la clase dominante, en complicidad con la partidocracia reinante.
Es importante señalar que quienes ganen las elecciones están dispuestos a servir a los intereses del capital, disfrazando su agenda bajo falsas promesas populistas a costa del empobrecimiento de la población y del hundimiento social de México.
La verdadera solución a nuestros problemas no vendrá de las urnas el próximo 2 de junio, si el pueblo trabajador no está organizado y educado políticamente.
La escena política se ha convertido en un circo, donde los partidos políticos compiten por el poder sin importar los medios utilizados. Las promesas electorales son moneda corriente, pero rara vez se cumplen, porque ninguno de los candidatos muestra un compromiso real con la población, ya sea para cargos locales como regidores, presidentes municipales o diputados, e incluso para la Presidencia de la república; no vemos compromisos serios y concretos que demuestren una verdadera preocupación por mejorar nuestros niveles de vida.
¿Dónde queda la seguridad pública, el empleo digno, los salarios justos y la atención a los sectores más vulnerables cuando se acaba la campaña electoral? Nos encontramos ante una realidad desalentadora, donde el pueblo es utilizado como moneda de cambio en un juego político sin escrúpulos y por pura conveniencia personal.
A esto se suma el aumento desmedido del costo de vida: la tortilla, el huevo, los frijoles, entre otros productos básicos, que duplicaron en este sexenio su valor y que se vuelven cada vez más inaccesibles para la clase trabajadora.
Además, presenciamos aumentos ficticios del salario, porque no alcanzan para nada, mientras se prometen megaproyectos como una farmacia o una refinería, que solo beneficiaron a los empresarios privilegiados que se hicieron de los contratos para su construcción, pero que siguen sin funcionar, mientras que el gasto en salud y educación disminuye notablemente.
Es importante señalar que el derrocamiento, también ficticio, del neoliberalismo, no ha traído consigo mejoras para la vida de los trabajadores y campesinos. Por el contrario, como lo señala la OXFAM, tras las ganancias post pandemia, Carlos Slim y Germán Larrea acumularon tanta riqueza como 334 millones de personas:
“Presenciamos el desarrollo de una desigualdad extrema, gracias a la transferencia masiva de riquezas del gobierno mexicano a un pequeño grupo de magnates”.
Vemos que once de catorce ultrarricos se han beneficiado de privatizaciones, concesiones, licencias y permisos otorgados por el Gobierno, y en lo que va de esta administración federal, el proceso de acumulación y concentración de la riqueza incluso aumentó, mientras que la pobreza se profundiza y lastima directamente a los más vulnerables de nuestra sociedad.
Es momento de tomar conciencia y reconocer que la verdadera solución a nuestros problemas no vendrá de las urnas el próximo 2 de junio, si el pueblo trabajador no está organizado y educado políticamente.
Debemos dejar de ser manipulados por promesas vacías y dádivas temporales. La lucha por un futuro mejor para todos requiere de nuestro compromiso y acción colectiva.
Es hora de formar un frente unido de la clase trabajadora, donde los verdaderos actores participantes seamos nosotros, los que día a día sostenemos a este país con nuestro trabajo. Urge construir un movimiento propio, consciente y solidario, que tenga como objetivo la conquista del poder político para transformar las injusticias que nos aquejan.
No podemos seguir permitiendo que el destino de nuestro país sea decidido por unos pocos para su beneficio. Es momento de participar, de organizarnos en nuestras colonias, comunidades y centros de trabajo. La educación política y la unidad son nuestras armas más poderosas en esta lucha por un futuro más justo y equitativo.
¡Unión, fraternidad y lucha!
¡Organízate con el Movimiento Antorchista!
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