Previo a la pandemia el presidente de la República, anunció y defendió dos megaproyectos que "ayudarían" a la economía de nuestro país.El primero el Tren Maya y el segundo el Aeropuerto de Santa Lucía, los cuales (según su gabinete) traerá una derrama monetaria por el aumento del turismo y sobre todo miles de empleos que impulsarán la economía a nivel local, estatal y federal.
Estos proyectos son prioridad del gobierno porque ni siquiera la contingencia sanitaria logró frenar la inversión.Proyectos como el Tren Maya que se han convertido en bandera para el desarrollo socioeconómico, que promueven al país como un sitio turístico para el resto del mundo, dados los lugares arqueológicos presentes en la ruta trazada para esta red ferroviaria.Además, según la proyección estimada, la idea es aumentar la economía y mejorar la calidad de vida de los habitantes de estas regiones.La inversión estimada para su construcción es de entre 120 a 150 mil millones de pesos, recurso que será financiado por los programas federales.Al parecer, el proyecto del Tren Maya se podría considerar un acierto del actual gobierno, pensando en realzar a México como un país atractivo para el turismo.
El aeropuerto de Santa Lucía, catalogado como vital dada la concurrencia de viajantes que acuden al Aeropuerto "Benito Juárez".El costo (en comparación con el Tren Maya) es inferior y sólo ocupará una inversión de 70,000 millones de pesos, el cual se concluiría en un periodo de tres años.La importancia para el gobierno federal con este proyecto es reacondicionar el Aeropuerto "Benito Juárez", dar empleo a muchas familias y según no deteriorar el medio ambiente en la zona.
Estos dos grandes proyectos parecen ser dos grandes "soluciones" para la economía de nuestro país, sin embargo, el mandatario y su gabinete han olvidado algunas facturas que pueden perjudicar irremediablemente la biodiversidad en los lugares donde pretenden realizar estos "megaproyectos".Las desventajas no previstas u omisiones del gobierno con la construcción de estas obras, radica en que, para construir algo, primero se destruye y así se edifica una obra.
En cuanto a la construcción del Tren Maya, es necesario destruir zonas arqueológicas, es decir, destruir miles de años de historia de las primeras civilizaciones en nuestro suelo mexicano, que comprenden la península de Yucatán, además de Tabasco y Oaxaca.El instalar una red de ferrocarril, que igual no contaminará las zonas comprendidas, invaden corredores ecológicos de animales endémicos del País que por naturaleza y biología solo pueden habitar en esos lugares, y al destruir sus hogares o sitios de alimentación, su destino será la extinción de una especie que jamás volverá habitar no sólo nuestro país, sino el mundo entero.
Lo anterior aún es más sorprendente de entender, ya que para realizar los proyectos se debe realizar un estudio de impacto ambiental para evaluar si es viable el proyecto, y no afectar a la flora y fauna presente en las zonas de construcción, pero al parecer como son proyectos federales, el aval fue dado sin contemplar el impacto "insostenible" para la diversidad natural.Esta misma situación sucede con la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía.Aunque el área de construcción en comparación con el Tren Maya es menor, se tiene la intención de secar un lago, sí, ha escuchado bien, un lago para llevar a cabo ésta obra y la destrucción de un cerro.Parece inaudito evadir o no pensar en la pérdida de flora y fauna que morirá por aumentar el aforo de personas a un Aeropuerto.
Además, se han manifestado otras más desventajas como la escasez de agua, ruido, destrucción de árboles (que sirven como hogar para diferentes especies de aves), mala calidad de aire, el desecho de residuos y sobre todo problemas de salud para sus pobladores.Y, por si fuera poco, las cifras antes mencionadas pueden aumentar de 2 a 3 veces más dadas las variaciones de la compra de materiales e imprevistos, que al parecer el mismo gabinete no tomó en cuenta para dar banderazo a estos proyectos.
Sin duda alguna, hemos enumerado más desventajas que ventajas, porque el impacto es desastroso y la necesidad de estos proyectos no debería ser vital para el gobierno actual.La prioridad es que ese gasto previsto en proyectos que terminarán con la fauna y flora importante para nuestro país y su mega diversidad, se aplique en otras áreas que aseguren la vida del ser humano, incluso ahora con la emergencia sanitaria, usar esos recursos para salvar la vida de miles de mexicanos.Algo que el presidente se ha negado de manera contundente.
Por eso, es necesario, hacer saber al pueblo trabajador que usar el presupuesto en proyectos que eliminen los recursos naturales y que beneficien a unos cuantos, no son factibles para nuestro país.Más bien optar por proyectos que generen empleos bien pagados, con un verdadero rumbo para la superación y su desarrollo.Pero eso solo será posible cuando tengamos un gobierno sensible, en donde se proponga en primera instancia la vida de los ciudadanos.Un proyecto como el que propone el Movimiento Antorchista de acabar con la pobreza y con la marginación, que incluye: trabajo para todos, reorientación del gasto público, que pague impuestos los que gana más, un proyecto de nación que no afecte a la naturaleza, y que en todos los sentidos considere a nuestro planeta, porque es posible generar fuentes de empleo sin dañar al ser humano, y a lo que hace maravilloso y majestuoso a nuestro país, que es su flora y fauna.
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