El Gobierno de Morena ha demostrado incapacidad en la toma de decisiones tanto políticas como administrativas, económicas, educativas y de salud, manifestando en esta última, no sólo torpeza para el manejo de la pandemia de la covid-19, sino también una insensibilidad que transgrede los derechos fundamentales otorgados por la Constitución a los mexicanos.
Desde el primer caso positivo que se presentó en México, hasta el día de hoy 8 de noviembre, suman 94 mil 808 muertes por este virus, el cual no ha sido combatido ni mucho ni poco por el Gobierno, que tiene un secretario de Salud totalmente ausente y un subsecretario "vocero" que, por dar gusto al presidente, se envuelve en un manto de desfachatez y deshonestidad para mentirle a la nación. Somos el país con más muertes y contagios de médicos y asistentes de la Salud, por no tener los suministros y materiales necesarios para evitar su contagio con este mal que no ha rebrotado, sino repuntado por la falta de una estrategia y las acciones correspondientes, como lo han hecho China, Rusia y otros países que son ejemplo a seguir por el respeto y protección de la vida de sus habitantes que son la mayor riqueza de la sociedad.
Pero también la crisis económica ha sido provocada por las malas decisiones del gobierno morenista, el cual ha derrumbado la economía reduciendo el PIB a 10% (Inegi), negado apoyo a la planta productiva y a los trabajadores; eso sí, mandando a la población a quedarse en casa, pero sin brindarle un programa alimentario, de abasto de medicinas o de creación de empleos. ¿Qué se esperaba, si la pequeña y mediana empresa, que ocupa al 40% de la Población Económicamente Activa, no tenía alternativa de sobrevivencia sin el racional apoyo del Estado? Morena prefiere castigar más a la población mediante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), enviando a la Cámara de Diputados una Miscelánea Fiscal violatoria de las garantías constitucionales, pretendiendo sancionar cualquier acto de hecho imponible no reportado al SAT. Pero, por otro lado, están ahí los casos de los gobiernos morenistas de la Ciudad de México, Chiapas, Puebla y Veracruz, los cuales no comprobaron 12 mil 012.4 millones de pesos de recursos federales transferidos en 2019 a través del Seguro Popular y el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud, y a esos nadie les dice nada.
En el presupuesto del 2021, bien se podrían cancelar todas las obras faraónicas (costosas e inútiles) que lejos de servir para algo, absorben ingentes recursos públicos de los contribuyentes, los cuales podrían ser aprovechados en obra social y servicios de educación, salud, vivienda, drenaje, agua potable, luz eléctrica, etc., para la población; pero el presidente quiere hacerlas por capricho, sin valorar los alcances en rentabilidad y utilidad social, económica y financiera que representan. Son tiempos de necesaria solidaridad del gobierno con todos los mexicanos porque cada familia ha sufrido la pérdida de un empleo, de un familiar o de la salud; pero resulta que el Ejecutivo federal no ha sido capaz de suministrar los medicamentos para los enfermos de cáncer, ni de atender a los mexicanos con otros padecimientos, y hoy nos salen con que hay subejercicio de recursos en Salud. ¿Qué podemos esperar los mexicanos?
El recurso económico que el Gobierno ha empleado para hacer frente a la pandemia, lo ha escatimado y malversado, pues muchas compras que se ven en compranet.gob.mx, han sido en un 98% directas (sin licitaciones) y de mala calidad, o con precios exorbitantes, como se supo por la compra de ventiladores para respiración a un enorme sobreprecio, realizadas al hijo de un connotado funcionario morenista ¿Acaso eso no es corrupción, aunque la practique de forma tan descarada y abierta Morena, que resulta difícil de creer tamaña desfachatez?
La verdad es que esta política de falsa austeridad (falsa, porque se aplica sólo al gasto que tendría que hacerse en favor del pueblo, pero que se convierte en derroche en los gastos favoritos del "Señor"), sólo ha beneficiado a quienes siempre han ostentado el poder y lo siguen ostentando, pero no a la población pobre, ¡ellos que se aguanten!, ¡que se enfermen de la covid-19 y que se mueran!, ¡total son muchos los pobres, que además piden mucho apoyo! El Ejecutivo es insensible ante tales adversidades.
Gobernar es un reto que ha quedado muy grande al gobierno en turno. Por eso, hoy más que nunca, los mexicanos debemos solidarizarnos entre nosotros, hermanarnos para demostrarle al ejecutivo federal que su ironía y divisionismo ha fracasado ante la voluntad nacional de tener un gobierno incluyente y progresista. La participación cívica en el 2021 debe ser firme y decidida, para que tengamos una Cámara de Diputados que, en vez de servir de alfombra al poder ejecutivo, se convierta, como es su obligación por ley, en quien defienda a toda costa los intereses legítimos de la ciudadanía que los eligió. No hay más.
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