A 10 días de que se termine el 2020, año en que la pandemia que tuvo su origen en Wuhan, China, cambió la vida del mundo entero. La epidemia de covid-19 fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) una emergencia de salud pública internacional el 11 de marzo de 2020, por los niveles alarmantes de propagación y gravedad, como por los niveles alarmantes de inacción. En ese entonces el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, se manifestó diciendo que en la vida nunca antes habíamos visto una pandemia provocada por un coronavirus y, que pueda ser controlada, al mismo tiempo.
En el México de López Obrador, se declara el confinamiento del 30 de marzo al 30 de abril con la finalidad de mitigar la dispersión y transmisión del virus; el 18 de marzo ascendía a mil 904 casos y 28 muertes por covid-19. Mientras que a nivel mundial ya rebasaba los más de 800 mil casos y un poco más de 38 mil muertos. Ahora, lamentablemente el número de casos de contagio en México rebasa el millón 300 mil y más de 117 mil fallecidos por la pandemia. Si se hubiera tomado en serio el coronavirus desde el primer momento y a la vez hacer de un proyecto real y eficaz para el combate a esta pandemia, no estuviéramos lamentando tantas muertes.
La curva nunca se aplanó como se dice en las mañaneras y jamás se llegó a domar la pandemia, por eso las consecuencias. Hoy el semáforo epidemiológico, demuestra que tres entidades están en rojo, de máxima alerta, uno de el el Estado de México, que aporta casi el 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y el más industrializado del país y de América Latina, así también con el mayor número de personas en pobreza a nivel nacional.
Es la clase trabajadora la más vulnerable, la que genera la riqueza nacional, la que mueve los medios de producción (las grandes maquinas), a la que le pagan para sobrevivir para seguir produciendo más mercancía al día siguiente, la que no tienen tiempo para convivir con sus familias, la que cada día hace lo posible para llevar el pan en la mesa; es ella, la que se está quedando con uno menos en sus familias, la que no es prioridad para el gobierno federal.
México ocupa el primer lugar a nivel mundial por muertes entre el personal de la salud (doctoras, enfermeros, camilleros, paramédicos y personal de intendencia), que desde un principio no contaban con equipo apto y suficiente, hasta el momento. Sin el la tragedia se hubiera vuelto una hecatombe, más de lo que ya es ahora.
El Gobierno federal y Morena, no ha hecho absolutamente nada para contener la propagación del virus, no se está haciendo la prueba a todos para detectar quien está contagiado y tiene los síntomas, tal como lo hacen en otros países que han podido contener el contagio y la propagación. Pero sí, al pueblo de México, se le invita a salir a las calles, a ir a grandes centros comerciales, de manera subliminal por medio de un decálogo que emite el presidente de la República (señor que no usa cubrebocas), y las consecuencias serán, luego de las fiestas decembrinas, un contagio masivo y más muertes.
El año 2020 nos hizo ver, la letalidad de una pandemia como la del coronavirus, quiénes son los que se contagian y mueren y, por supuesto a esos héroes que arriesgan su vida para cuidar y salvar millones. También nos hizo ver que el gobierno de la 4T no es "primero los pobres” como pregonan y engañan al pueblo todos los días.
2021 está a la vuelta de la esquina, aunque, por cierto, empezaremos con mayor dificultad, pero es un año donde podamos cambiar el rumbo y el futuro de México, con las próximas elecciones. El gobierno morenista de López Obrador ha sido un fracaso total y es necesario no poner un voto más a Morena. Los invito a que reflexionemos, unamos fuerzas, luchemos juntos hombro a hombro y cerremos filas con Antorcha, la única organización de los pobres de México.
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