El trabajo es un derecho para el desarrollo individual y colectivo de una sociedad, a través de él se consigue el ingreso económico para satisfacer todas las necesidades elementales que se presentan a lo largo de la vida de las personas, como alimentos, vestido, educación, salud, servicios básicos para subsistir.
El trabajo, visto desde la perspectiva del trabajo decente, aquel con el que se tiene acceso a la seguridad social, a un salario remunerador y al disfrute de derechos colectivos, entre otros derechos, hoy vivimos tiempos catastróficos donde sólo existe el trabajo por contrato o el empleo informal donde no gozas de prestaciones, servicios, seguro social, ni aguinaldo, nada del retiro o jubilación, cada día nos esperan tiempos peores.
Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) refiere que el trabajo informal se compone de todos los empleos que no están registrados, regulados o protegidos por marcos legales o normativos de un país carente de prestaciones laborales y protección social.
Desafortunadamente, el trabajo informal en México ha sido una problemática constante. Datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) establecen que, para el segundo trimestre de 2023, la Población Económicamente Activa (PEA) en el país fue de 60.2 millones de personas, de las cuales, 58.4 millones (97 por ciento del PEA) estuvieron ocupados. Sin embargo, de las personas ocupadas, 32 millones se encontraban laborando en la economía informal reflejando que más de la mitad de los trabajadores activos en el país (55.6 por ciento) son trabajadores informales.
El estado de Morelos no resulta ajeno a esta dinámica, ya que, para el mismo periodo, el Inegi informó que Morelos contó con una PEA de 883,075 personas, de las cuales, 859 mil estaban ocupadas, siendo más hombres (493,522) que mujeres (365,480).
Pese a ello, de las personas ocupadas 551,328 lo hicieron en la economía informal, reflejando que el 64.18 por ciento de la población ocupada en Morelos trabaja en este año en el sector informal y por lo tanto carecen de prestaciones laborales, así como de aseguramiento a través de un seguro social que pueda proteger a la persona ante cualquier contingencia que se suscite por el transcurso de su vida.
Estos datos muestran una grave problemática que se presenta en el estado, pues la mayoría de los trabajadores activos solo perciben el ingreso económico, y no se encuentran amparados por las prestaciones laborales que les garantiza un trabajo formal y, sobre todo, no están incorporados ante un seguro social que los proteja ante contingencias como los riesgos de trabajo, la enfermedad, la muerte o la vejez, por mencionar las más importantes.
Ciertamente, resulta complejo acabar con la economía informal, no obstante, debe ser una prioridad por parte del estado generar las áreas de oportunidad para fomentar la incorporación de los morelenses en el sector formal de la economía esto con la finalidad de elevar su calidad de vida individual y de su núcleo familiar. Es por ello necesario organizarse para tener un mejor trabajo que cumpla nuestras expectativas luchando con Antorcha ese cambio debe de ser posible.
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