Desde el inicio de esta pandemia los gobiernos internacionales corrieron al amparo de los científicos más avezados, que tenían en sus respectivos países para estar en estricto contacto con los avances de la ciencia en materia de medicina y así orientar las políticas públicas a la luz de la razón.
En el continente europeo, Francia, Italia y Alemania obedecieron al pie de la letra las indicaciones científicas para el confinamiento, a pesar de que sus estadísticas de contagios y muertes son alarmantes, con todo y que la pesadumbre económica venia sobre ellos, en todos los casos prevaleció la razón antes que el instinto partidista, para salvaguardar la vida humana antes que cualquier cosa.
Así los países europeos contra su voluntad política y económica acataron fielmente las indicaciones, para hacer menos pesada esta cuarentena, además de sobrellevar todos los apoyos a personal médico que como se dice en estos días son el ejército de batas blancas.
Corrieron la misma suerte los países de Asia continente donde se originó la pandemia, Corea del Sur, se mostró sigilosa, cumplidora y estoica para que sus habitantes obedecieran, en estos días el país sur coreano empieza a volver a la normalidad.
Lo que es verdad que no siempre las decisiones médicas llevan el tono político, la vida médica de los países la deben de llevar científicos les guste o no a los gobernantes, por eso Aristóteles mencionaba que el político debe ser el más culto de los hombres para guiar con prudencia y siempre con sabiduría, argumento que en la actualidad muy pocos llevan a cabo, esta pandemia nos da la oportunidad de medir el grado de conciencia y sabiduría de muchos de nuestros políticos nacionales o internacionales.
Hasta aquí pareciera que todo está a tono en el aspecto internacional, tratando de cumplir con recomendaciones y dando datos verídicos sobre contagios y muertes que ayuda a prevenir a todos los ciudadanos de todas las etnias, colores y naciones, pero siempre hay un pero, pareciera que no podemos tener tranquilidad.
El caso de México es distinto, aquí no vale la opinión de los científicos, aquí lo político prevalece y lleva mano aunque no sepa qué hacer, finge que lo hace y eso nos ha llevado a que a estas alturas se siga diciendo que está controlado o mejor dicho esta domado el virus, situación que nos deja en ridículo mundial.
Pero no solo es poner equilibrio entre política y ciencia, que es un grado avanzado, es poner el sentido común a trabajar para que dicte lo que se tiene que hacer, que es algo muy notorio en estos días, esto es algo muy elevado para estos señores que no solo no hacen caso a las recomendaciones de médicos y científicos, si no que en media pandemia se ponen hacer otras cosas, como legislar a su favor, valiéndoles la salud y vida de todos los ciudadanos, en estos días que corren diversas organizaciones han salido a las calles a reclamar un programa nacional de alimentos porque se necesita y no es capricho, pero nadie los ha escuchado, el pueblo se está dando cuenta que no les interesa nada, que son peor que todos y el pueblo los pondrá en su lugar. Al tiempo.
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