Una de las ideas más imperantes de Carlos Marx y su filosofía es que las condiciones materiales, en concreto económicas, en que vive el ser humano, determinan su conciencia y por tanto su forma de ser y actuar en el mundo.
En el proceso de entender y asimilar esta genial y profunda idea es que me he aventurado a intentar hacer un análisis del grave problema de la educación en nuestro país.
El sistema educativo en México está por los suelos; el rezago educativo es garrafal: se calcula que de veinte a treinta años, o sea, el panorama está para espantarse. Veamos algunas condiciones que determinan la pésima educación que se promueve en nuestro país.
“Debe garantizarse que todos los educandos reciban formación cultural. Cívica y deportiva para lograr hombres y mujeres sanos de cuerpo y mente: fuertes y al mismo tiempo sensibles a todo lo bueno y lo bello que ha creado el hombre a lo largo de su historia”
De las más de 220 mil escuelas públicas, el 51 % tiene alrededor de 30 años de antigüedad; ya son viejas, por lo que requieren reforzamiento estructural, reparaciones internas y externas y, sobre todo, instalaciones para contar con el servicio de internet.
En Educación Media Superior, el 31.2 % de los planteles carece de computadoras, el 49.7 % de conexión a internet y el 25.2 % de agua potable. Este es un dato perfectamente comprobable en los planteles Emsad de Colima, pues de veinte ninguno tiene centro de cómputo propio ni computadoras nuevas, y sólo el 15 % cuenta con internet.
Sin embargo, existen en el programa de estudio de la Nueva Escuela Mexicana dieciséis horas destinadas a la informática; la pregunta es cómo hacerle, porque la exigencia por buenos resultados existe.
La movilidad laboral de los profesores es también un problema grave: es muy común que siempre estén buscando nuevas oportunidades porque el salario no es remunerador, no alcanza para que los docentes tengan una vida decorosa.
Actualmente es típico que un docente tenga más de un empleo, y también se está volviendo típico que combine actividades ajenas a su profesión, como venta ambulante de mercancías, con tal de ganar un poco más.
Tan sólo en el universo que tengo cercano de docentes, el 100 % tiene un segundo empleo, y en fines de semana un tercero. Con esta rutina extenuante, ¿en qué momento preparan la ejecución de sus asignaturas o en qué momento estudian?
Lo dicho por Marx: las condiciones determinarán su práctica. Y esto es lo que a nivel federal nos está sucediendo, aunque López Obrador en discurso de campaña haya prometido dignificar el valor del docente: eso aún estamos esperando.
Hoy la Nueva Escuela Mexicana tiene ambiciosos objetivos; todos me gustan y creo que son alcanzables. Sin embargo, las condiciones objetivas importan mucho.
Por ejemplo, en los Emsad se nos dio la instrucción de empezar a implementar actividades culturales, deportivas y artísticas, pero muchas de las escuelas no tienen espacios para practicarlas, tampoco docente o especialistas y mucho menos material. ¿Cómo hacerlo entonces? ¿Acaso la propuesta es sólo para decir que hicieron una propuesta? ¿De verdad les interesa mejorar la educación?
Pero, ¿cuál es la causa de este proceder? ¿Que López Obrador no conoce la realidad que viven las escuelas? La respuesta, según yo y mi análisis marxista, es que mientras no haya una inversión acorde a la necesidad imperante de erradicar el rezago educativo en todos los niveles, todo será sólo discurso.
Esto dice el Proyecto Educativo de Antorcha Magisterial que se elaboró en 1992 aproximadamente. Por cierto, muy parecido a lo que AMLO propuso en esta NEM, pero sin decirnos cómo. Parece casualidad, pero es causalidad:
“Debe garantizarse que todos los educandos reciban formación cultural. Cívica y deportiva para lograr hombres y mujeres sanos de cuerpo y mente: fuertes y al mismo tiempo sensibles a todo lo bueno y lo bello que ha creado el hombre a lo largo de su historia”
Necesitamos que en México se invierta algo parecido a lo que invierten los países donde mejor educados están: Cuba 12.9 %, Alemania 11.23 %, Rusia 14.34 %; no como en nuestro país, que se engaña a los maestros, ilusionándolos con una homogenización de los salarios que aun no llega.
También se engaña a los alumnos, dándoles maniobreramente el apoyo monetario todo junto, para que sientan que es mucho cuando en realidad son 28 pesos al día, que evidentemente no cubren sus necesidades de transporte, alimentación, estudio e incluso salud.
Asimismo, se engaña a los padres con el mentado programa de Escuelas al 100, donde el recurso tarda en llegar, y además es muy difícil lograr acuerdos en beneficios de unos cuantos.
Pero esto no será posible mientras el capitalismo siga siendo imperante en nuestros días, y tampoco será posible si la gente, el pueblo, sigue ignorante de su ignorancia. Y para ello, llevar a cabo medidas concretas de acción:
1. Inversión seria: de 8 % del PIB o más.
2. Mejorar la infraestructura escolar donde haga falta y dotar de insumos informáticos.
3. Capacitación docente permanente y salarios remuneradores.
4. Institucionalizar las actividades culturales y deportivas (danza, pintura, poesía, teatro, música, futbol, basquetbol, volibol).
La educación es el arma más poderosa para la emancipación de los pueblos, y si el Gobierno no genera estas condiciones mínimas posibles para llevarla a cabo, seguramente es porque conoce su poder, y no lo encuentra conveniente pues donde hay ignorancia, el abuso y la injusticia encuentran lugar.
Urge que exijamos educación de calidad para nuestro país: urge emanciparnos y quitarnos el yugo de la ignorancia. Y podemos contar con Antorcha Magisterial para luchar por ello, una organización de maestros con vocación de servicio, que han entendido su papel transformador en la sociedad y han aceptado el gran reto de educar al pueblo.
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