Como cada año, en estas fechas vemos que se comienza a promover el Día del Niño, que se celebra el 30 de abril en México, pero… ¿qué hay que celebrar?
¿Acaso los niños mexicanos gozan de salud digna, hay guarderías en las que puedan estar seguros mientras sus madres trabajan, gozan de una educación de tiempo completo o hay algún motivo por el cual debemos adular tal fecha? Veamos.
Oaxaca es uno de los cuatro estados del país con mayor población infantil y al mismo tiempo con los mayores porcentajes de niñas y niños que no asisten a la escuela.
La realidad se antepone a una más de las promesas de AMLO, pues en fechas anteriores había resaltado que “no faltarían los fármacos para niños con cáncer”, y sin embargo, siguen faltando.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que en la entidad la población de cero a once años representa el 19.7 % del total, mientras que la asistencia a la escuela de las niñas y niños de 5 a 11 años es del 98.8 %.
Es decir, aunque la población infantil es un sector importante tanto en la sociedad oaxaqueña como en la mexicana, que es de casi 40 millones según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), al mismo tiempo es uno de los más indefensos, puesto que no está en condiciones para hacer valer sus derechos por sí mismo.
Entonces, la preocupación radica en qué tanto la sociedad los protege y, por otra parte, qué tanto cumple con su responsabilidad el Estado, para que a través de las diversas instituciones que gobiernan el país, se atiendan las necesidades, se defiendan sus derechos y se les proteja ante los males del sistema social.
Aquí es donde empezamos a “patinar”, porque organizaciones defensoras de los derechos de los niños precisan los numerosos problemas que afectan a este sector indefenso.
En Oaxaca, por ejemplo, Felipe Sánchez Rodríguez, coordinador adjunto del centro Calpulli, resaltó que los infantes siguen siendo los más afectados en su derecho a la educación, sobre todo cuando en la familia hay ausencia del padre o la madre, pues se les destina a las labores domésticas o incluso al trabajo para obtener un ingreso económico extra.
Además, la ausencia de las niñas en las aulas es aún más profunda en las localidades indígenas y rurales; por otra parte, son víctimas vulnerables de las crisis económicas y sanitarias, pobreza extrema, corrupción, impunidad y erróneas políticas en salud.
Según Sánchez Rodríguez, otro de los obstáculos que existen para la asistencia escolar es la falta de infraestructura en las localidades, pues tienen que cambiarse de sus comunidades a un albergue o a otra comunidad y estar de lunes a viernes para tomar clases, lo que indica que se les está quitando el derecho a la educación.
Y no es todo, en días recientes los oaxaqueños de la capital fuimos testigos de la denuncia que hicieron los padres de niños con cáncer, pues por enésima ocasión decidieron alzar la voz para exigir abasto de medicinas al grito de “¡el cáncer no espera, exigimos medicamentos!”.
También, con cartulinas en mano, mujeres y hombres pidieron el apoyo para el Hospital de la Niñez al señalar que ¡los niños tienen derecho a la salud! y el nosocomio aún no está incorporado al IMSS Bienestar como lo habían prometido.
Padres y madres de familia coincidieron en que el sistema de salud está colapsado porque los medicamentos que no tiene el hospital los han solicitado a la megafarmacia del Gobierno federal, pero hasta la fecha les han dado negativas.
Es así como la realidad se antepone a una más de las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues en fechas anteriores había resaltado que “no faltarían los fármacos para niños con cáncer”, y sin embargo, siguen faltando, como lo prueba la protesta mencionada. ¡Así se cuida la salud de niños, niñas y jóvenes en Oaxaca y en México!
Ante dicho panorama, ¿qué festejar este Día del Niño? Lejos de un motivo de fiesta, es una fecha que nos debe hacer reflexionar para que nos unamos y como una fuerza social exijamos que se garantice la educación en la niñez, pues es fundamental para el crecimiento del país; así lo demuestran países como China y Singapur que han crecido porque han priorizado la educación, porque es algo fundamental no sólo para el desarrollo cognitivo sino para el desarrollo laboral acorde con las necesidades mundiales y el tener un trabajo remunerado.
Hay un problema que debemos resolver entre todos y no dejárselo sólo al Gobierno —sobre todo cuando se tiene uno como el actual, que promete y promete pero nada resuelve— si queremos salvar a nuestros niños de un futuro de pobreza y atraso en todos los órdenes.
Urge salvar a la niñez de nuestro país, pero se necesita de la participación consciente y organizada de todo este sector que sufre pobreza, carencia de educación y salud, a quienes con las medidas expuestas brevemente no les puede quedar duda de que la actual administración federal, no sólo huye de su responsabilidad de velar porque los niños y niñas dediquen su vida plena al estudio y a la adquisición del conocimiento, que disfruten de su tiempo libre para hacer deporte, arte y cultura, sino que la 4T agrava el problema de la infancia callejera y del trabajo infantil.
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