MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Desigualdad y pobreza: beneficio de pocos, tormento de muchos

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“Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia”. Esta es una afirmación de Nelson Mandela, abogado y político sudafricano que trabajó y luchó contra la opresión que desde hacía décadas padecían los negros sudafricanos. Esta frase fue dictada por un hombre cuya ideología era la de un socialismo africano, era nacionalista, antirracista y antiimperialista.

Y no es de sorprender que todo aquel que conoce la realidad de su país y la miseria en que está sumido su pueblo, o por la injusticia que se le aplica al pueblo, tienda a manifestarse en contra del sistema, al mismo tiempo que se llena del amor y cariño de todo aquel que lo rodea: Lenin, en Rusia; Hugo Chávez, en Venezuela; Fidel Castro, en Cuba; Ricardo Lagos, en Chile; Lula da Silva, en Brasil; Evo morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador, y muchos más que, con errores y, en algunos casos, perdiendo el rumbo de la lucha por falta del estudio marxista-leninista profundo, dieron la lucha por liberar a su pueblo de las feroces garras del modelo económico neoliberal imperialista. 

En nuestro país, que actualmente ocupa el segundo lugar con mayor índice de pobreza de América Latina, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y donde el 43.9% de su población vive en pobreza y pobreza extrema, nuestros gobernantes no encaran la violencia económica ni procuran cambiar el papel del Estado que, por naturaleza, está diseñado para favorecer a los ricos y poderosos de cada país, sin aplicar políticas ni reformas que reviertan estas cifras.

Según la OXFAM, la desigualdad extrema y la falta de servicios básicos son factores esenciales que impiden se supriman los niveles de pobreza en un país, pero en México, justo estos dos factores son los que más ignoran nuestros gobernantes.

En el caso de los servicios básicos, iniciando por el aspecto de salud que afectó a nivel mundial y cuya respuesta debió demostrar los verdaderos intereses de los gobernantes, Andrés Manuel, además de menospreciar las medidas preventivas exhibiéndose ante la opinión pública como un ignorante al no utilizar cubrebocas, abrazando y besando a la gente, mientras se pavoneaba autodenominándose “hombre honesto”, cualidad que lo hacía inmune ante el virus, durante los dos años de dura estabilidad económica, financiera, vital, etc., que sufrieron los mexicanos; redujo sorpresivamente el presupuesto a la salud y mantuvo una política de vacunación muy deplorable que hasta el momento sigue sin contemplar a toda la población: el resultado, 5 millones, 759 mil 773 contagios por covid y 324 mil 768 defunciones. Continuando con los servicios, en el aspecto de la seguridad social 66 millones de mexicanos no cuentan con este seguro, además de todos los acontecimientos que hemos visto y vivido en donde al crimen organizado no se le toca “porque también son humanos”. En el aspecto educativo, el señor presidente nunca tuvo un plan de reforma educativa y, a pesar de su incapacidad, se atrevió a tomar decisiones en este sentido, dejando a más de 5 millones de niños sin escuela a causa de las clases en línea, seguida del retorno a las aulas sin medidas de sanidad, y, posteriormente, la eliminación de las escuelas de tiempo completo aunada con la nueva Reforma Educativa que deja en peores condiciones educativas a nuestros jóvenes y niños. Por último, la prestación de servicios de agua potable, electrificación y drenaje, servicios que desde el primer momento en que López Obrador pudo poner manos en el presupuesto de Egresos de la Federación, eliminó del mismo el ramo 23 que contemplaba el presupuesto monetario para que cada municipio y comunidad del país pudiera invertir para sus ciudadanos en obras de todo tipo.

Es decir, el primer elemento esencial para combatir la desigualdad que nos impone el sistema económico, el gobierno de Andrés Manuel lo ha destrozado y, con esto, le facilitó al mismo sistema la tarea de empobrecimiento del que se alimenta y fortalece, dándole paso así al segundo elemento que contempla la OXFAM dentro de los enemigos de la pobreza que es la desigualdad. Pues al no tener la facilidad de acceder a los servicios, hace que estos sean el lujo de pocos que si tienen los recursos para poder disfrutar de ellos. 

Así, Estado y economía se ayudan mutuamente para permitir la producción y reproducción del sistema imperialista que deja al 1% de la población con la riqueza de la mitad de la población del planeta y cuyos multimillonarios se benefician de los estragos que dejan la desigualdad, la falta de servicios y el actual estado de salud y financiero, con el encarecimiento actual de la canasta básica. 

Los mexicanos y el mundo entero están sufriendo esta desigualdad y pobreza extremas. Los precios se están disparando en todo el mundo; tienen que enfrentar el frío de sus hogares; entran en la disyuntiva de elegir entre comer o recibir tratamiento médico; se obligan a elegir entre si mandar a sus hijos a la escuela o ponerlos a trabajar para tener qué comer.

El sufrimiento de muchos, es el beneficio de pocos, y este es claro ejemplo de que las desigualdades matan. El gobierno debería invertir dinero en la protección de su población con mayores necesidades y menos oportunidades, para reducir la desigualdad, el sufrimiento y erradicar la pobreza. De lo contrario, con su desinterés, le facilita las cosas a la realidad económica y deja sin justicia a miles de millones de mexicanos. Pero este gobierno no podrá, con este gobierno no podemos contar porque es otro que defiende los intereses de pocos. El pueblo necesita unir fuerzas y en México la única opción para hacerlo es el Movimiento Antorchista. Es la única organización que lucha y vela por el beneficio de la gran mayoría que padece la desigualdad económica. No hay más, no hay de otra.

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