MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Deshumanización y barbarie imperialista en Palestina

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La deshumanización es la privación de las cualidades que distinguen a las personas como seres humanos, las enajena y las cosifica; los procesos de deshumanización están íntimamente relacionados con los sistemas de dominación y poder y con la manipulación de la cultura de masas, por lo que, acontecimientos como los bombardeos y la incursión del ejército de Israel contra la indefensa población civil en la Franja de Gaza es una situación que debe preocupar a la humanidad entera.

Semejante acción genocida ha desatado una merecida ola de protestas en prácticamente todos los países del mundo, incluidos aquellos donde sus Gobiernos apoyan e impulsan estas acciones criminales, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido; todos integrantes del G7.

El genocidio, la brutalidad criminal con la que ataca Israel a los palestinos, con el “argumento” de combatir a los terroristas del grupo Hamás, paradójicamente, solamente se puede equiparar con el Holocausto judío perpetrado por los alemanes nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Por eso, debe llamar nuestra atención que ahora sea precisamente el Estado judío de Israel quien realice un pogromo palestino, con la venia de Estados Unidos, quien incondicionalmente apoya y financia parte de la barbarie israelí que cobró la vida de más de 10 mil palestinos y provocó más de 25 mil 400 heridos tras un mes de conflicto.

Aquí hay que decir que el imperialismo estadounidense, que se autoerigió “garante” de la paz, la democracia y los derechos humanos en el mundo, es sin lugar a dudas el heredero legítimo de la Alemania nazi, pues toda su política interna y la geopolítica, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, ha estado orientada y determinada por el afán de conseguir lo que Hitler no pudo: el dominio indiscutido sobre el mundo entero, al precio que sea.

Así se explica su injerencia directa en el conflicto Ucrania-Rusia y ahora de Israel con Palestina, así como su nueva “guerra fría” contra Rusia y China, los dos más fuertes obstáculos para lograr sus desmedidas ambiciones. Gracias a ellos, la civilización humana se halla al borde de una catástrofe nuclear.

Los gobiernos de los países imperialistas, Estados Unidos a la cabeza, hoy apoyan no una guerra sino el genocidio que busca una limpieza étnica y borrar de la faz de la tierra a los palestinos, quienes por más de 75 años han sufrido abuso y muerte en su propio país. Este se les ha ido arrebatando de la forma más descarada y bárbara al calor y protección de países poderosos; Gran Bretaña primero, y ahora Estados Unidos. 

Biden está presionando al Congreso de su país para que apruebe un paquete de ayuda de más 14 mil millones de dólares para la defensa militar de Israel.

Desde los ataques de Hamás, la Casa Blanca declaró su apoyo incondicional al gobierno de Benjamín Netanyahu. El presidente estadounidense —quien se ha resistido a pedir un alto al fuego en Gaza— está presionando al Congreso de su país para que apruebe un paquete de ayuda de más 14 mil millones de dólares para la defensa militar de Israel.

Además, Washington envió dos portaaviones de su flota hacia las costas de Israel para proteger a su aliado de Medio Oriente. La superpotencia norteamericana es el principal aliado político, económico y militar de Israel.

Y no es que a los imperialistas estadounidenses les importe el bienestar y la vida de los pueblos de la tierra, en particular la de los judíos israelíes, sino que en el fondo responden a poderosos intereses del sionismo establecido en Estados Unidos y a su inmenso poderío mundial. 

Ahora, cuando el imperialismo no tiene contrapeso en el mundo, goza de total impunidad; se permite enseñorearse e imponer su poderío, pues nunca la preponderancia de una sola fuerza ha sido fuente de igualdad, de justicia y de paz.

El poder omnímodo tiende necesariamente a la arbitrariedad, al abuso, a la parcialidad y a la pérdida del más elemental sentido del equilibrio. Por eso vemos cómo Estados Unidos protege, financia y justifica los actos más sanguinarios, bárbaros y violatorios del derecho a la vida cometidos por Israel en contra de los palestinos.

Israel ha bombardeado hospitales, escuelas y refugios utilizados por la población civil, entre cuyas víctimas mortales se registran ya cuatro mil 104 niños y niñas, así como dos mil 641 mujeres, según el portavoz del ministerio de Sanidad, Ashraf al Qudra. 

Estos horrores y abusos que actualmente sufren los gazatíes son prueba palpable de la tragedia a la que están expuestos todos los pueblos de la tierra, ante un imperialismo rapaz, inhumano y bárbaro como el estadounidense junto con sus poderosos aliados.

Por eso, ante sucesos de este tipo, trágicos para los desamparados, llenos de peligros y atentados en contra de la vida, sólo hay una alternativa: que las masas empobrecidas del mundo se constituyan en una fuerza social capaz de frenar este baño de sangre, armadas siempre de una teoría y práctica revolucionarias, que les permita acabar de raíz con la criminal unipolaridad imperialista que, hoy por hoy, nos tiene en sus garras, sin que se vislumbre ninguna esperanza fácil de pronta redención.

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