A pocos días de que el presidente Andrés López Obrador termine su Gobierno y se vaya, como ha dicho él mismo en varios de sus foros, a “La Chingada”, su rancho de Palenque, Chiapas, vale la pena hacer un pequeño recuento de algunos acontecimientos en los que involucró al Movimiento Antorchista Nacional, del que orgullosamente formo parte, y sobre los pobres resultados de su gestión al frente de los mexicanos.
En 2018, el entonces virtual presidente de la república, como el león que cree que todos son de su condición, en su recorrido de agradecimiento por los estados del país, se dedicó a calumniar en más de 200 ocasiones al antorchismo nacional, acusándolo de actos de corrupción e intermediarismo para supuestamente quedarse con “moches” de obras de la gente de nuestra agrupación, llamándonos “Antorcha mundial”, entre otros muchos calificativos.
López Obrador ha dañado gravemente la vida económica, política y social del país. Destruyó las garantías de los ciudadanos estipuladas en la Constitución Política, como los derechos de organización y de petición.
Desde la UIF, canceló cuentas de varios dirigentes sin ninguna consecuencia legal. Su objetivo era destruir nuestra agrupación, que es un ejemplo de trabajo, lucha consecuente y transparencia, pero no pudo. Mientras él se va a su rancho, el Movimiento Antorchista continúa tan fuerte como antes. Lo que no mata, fortalece.
Su sexenio, iniciado en diciembre de 2018, al que llamó la “Cuarta Transformación”, en realidad fue de destrucción, ya que no hizo más que su refinería Dos Bocas, su AIFA y su Tren Maya, que son rotundos fracasos porque los costos fueron del doble de los presupuestados con cargo a los mexicanos, y porque la refinería no refina, el AIFA no tiene pasajeros y el Tren Maya gasta más de lo que gana.
López Obrador ha dañado gravemente la vida económica, política y social del país. Destruyó las garantías de los ciudadanos estipuladas en la Constitución Política, como los derechos de organización y de petición en forma individual o colectiva para alcanzar una vida digna.
Los resultados de la malograda 4T están a la vista con datos proporcionados por organismos del propio Gobierno: destruyó por completo el sistema de salud y mostró incapacidad para tomar las medidas urgentes recomendadas por los organismos internacionales de salud para evitar los estragos de la pandemia de covid-19. Se negó a poner en práctica las mínimas medidas preventivas para evitar la propagación de la epidemia, como el uso del cubrebocas y vacunar a toda la población, incluidos los niños.
México ocupa el cuarto lugar mundial en muertes por esta causa, con 800 mil mexicanos fallecidos. El personal médico fue abandonado a su suerte, ocupando el primer lugar mundial de fallecidos durante la pandemia: no tuvieron protecciones, ni equipo para atender a los miles y miles de personas contagiadas.
Somos el país con mayor número de menores en orfandad por la pérdida de sus padres, con 215 mil. Sus recetas fueron las “estampitas de detente”, y utilizó electoralmente las vacunas. Para rematar, construyó una mega farmacia sin medicamentos.
En el terreno de la educación, el mismo AMLO reconoció “quedar a deber” en esa materia. Sólo destinó el 3.2 % del Producto Interno Bruto (PIB) a pesar de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y otras instituciones internacionales recomiendan arriba del 8 %, provocando que en 2023, 1.4 millones de niños y jóvenes abandonaran las escuelas y desapareciera las escuelas de tiempo completo y guarderías.
La seguridad pública no sólo es mala, sino que no existe, a pesar de que esta es una garantía que debe brindar el Estado. La percepción de inseguridad fue del 61 % en el primer trimestre de 2024 con un promedio de 79 crímenes diarios, muchos contra candidatos de los partidos. Más de seis de cada diez habitantes mayores de 18 años consideran inseguro vivir en su ciudad, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).
Los asesinatos violentos cometidos durante lo que va de su administración suman ya más de 191 mil, destacando el pasado mes de junio con 2 mil 673.
Finalmente, a escasos días de que termine el gobierno de López Obrador, conviene preguntarnos, ¿se redujo la desigualdad en México? ¿Los pobres de México hoy son menos pobres? ¿Cumplió su promesa de “primero los pobres”?
Aunque el presidente reparte más dinero en tarjetitas para adultos mayores y becas, y presume haber disminuido 5.1 millones de pobres, para quedar en 46.8 millones el número de pobres, todos sabemos que es falso, el número de mexicanos en pobreza ronda, según economistas expertos como J. Boltvinik, los 100 millones. ¡Antorcha vive!
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