Los modelos económicos que se han registrado a lo largo de la historia solo han beneficiado a los más fuertes, a los más hábiles, a los ladinos y a muchos políticos corruptos.
Recordemos que, en el inicio de la humanidad, en la comunidad primitiva, los primeros homínidos por necesidad de supervivencia tuvieron que reunirse en clanes, de esa manera, podían enfrentar las inclemencias de su entorno. No era lo mismo, defenderse de un tigre dientes de sable, solo, que, entre varios, de la misma manera conseguir los alimentos, ya que era más seguro cazar un mamut entre todos los miembros del clan, que intentar cazarlo solo, tarea por cierto imposible.
De esa manera, surge la necesidad de protección mutua y con ello, el surgimiento de colectivos que van a compartir todo lo que tienen, hasta lo más indispensable para poder sobrevivir. Iban a cazar juntos y se repartían la presa en porciones iguales o equitativas, según sea el caso, realizaban jornadas de recolecta de flores, vainas y frutos comestibles e igualmente la repartición era a todos por igual. Las necesidades de uno eran las necesidades del colectivo y se intentaban cubrir en la medida de lo posible. A esta primera época de organización colectiva, se le denomina “Comunismo Primitivo”.
Con la domesticación de los animales y el descubrimiento de la agricultura, surge una nueva forma de relacionarse, surge la sociedad. Ahora, las actividades relacionadas con su alimentación ya no son impulsadas sólo por la necesidad diaria, sino que, además, ahora son impuestas por la fuerza, el trabajo común, tiene un beneficiario y es el hombre más fuerte, que se impone y obliga a los demás a trabajar en beneficio de él.
Así surge el “esclavismo”, los esclavistas van a someter a sus esclavos por medio de la fuerza y el terror. Eran dueños de todo lo que producían y al esclavo le daban, solo lo indispensable para poder sobrevivir, tenían que realizar cualquier actividad que se les señalara, en el lugar que fuere y sin poder negarse, so pena de castigo corporal, incluyendo la muerte.
Con el paso de los años y diferentes levantamientos por parte de los esclavos, entre ellos Eunoo y el más famoso de todos, Espartaco, se empezó a hacer conciencia de que los esclavos eran hombres y no animales y que merecían mejores condiciones de vida.
Tendrían que pasar siglos para que este modelo de economía sufriera un cambio, que no era radical y que no mejoraba las condiciones de vida, pero que si cambiaba el concepto ideológico. Dejaron de ser esclavos y se convirtieron en Siervos de la Gleba y, como decimos en México, era la misma gata, nada más que revolcada, ya que en realidad no cambiaba en mucho la situación económica del siervo, ya que, para poder vivir, debía trabajar intensas jornadas laborales en las tierras del señor feudal a cambio de un espacio prestado donde vivir y cosechar algunas verduras para alimentarse.
Los siervos, al igual que los esclavos no poseían tierras, ni bienes de producción y tenían que intercambiar su fuerza de trabajo, por lo mínimo indispensable para su sobrevivencia.
Con la aparición de las incipientes ciudades conocidas como burgos se empezaron a desarrollar actividades que resultaban necesarias para la vida común, así, surgieron las hilanderas, los artesanos, los comerciantes y buhoneros, pequeños prestamistas y distintos prestadores de servicios, gente libre, que no estaba sujeta a ningún señor feudal, pero que tampoco era esclavo. Con el intercambio de dinero por mano de obra, o por bienes, se da el inicio de la clase burguesa y con ello, el capitalismo.
Si bien todos estos procesos de cambio en el modo de satisfacer las necesidades más apremiantes para sobrevivir se dieron en varios siglos y que después del comunismo primitivo, el hombre ha sido explotado ferozmente por su congénere, podemos asegurar que, en materia de economía capitalista, la manera de producir mercancías tiene tintes esclavistas.
Los verdaderos beneficiados, del esfuerzo personal y colectivo de los trabajadores, son los patrones, que acaparan para sí, porcentajes altos de las ganancias que generan esos trabajadores. Al ser dueños de los medios de producción y controlar el mercado, se convierten en monopolistas que controlan lo que se fabrica, generando modas e imponiendo lo que se vende en todo tipo de bienes y enseres, así, cada año surgen nuevos vehículos, celulares, aparatos de computación televisores, ropa, calzado y todo tipo de objeto, que de no tenerlo en tus manos es porque eres “pobre, feo y mediocre”, según las campañas publicitarias que nos bombardean lo mismo de noche que de día, en la tele, la radio, los periódicos y hasta en el internet y las redes sociales. Ahora ya ni siquiera necesitas desplazarte a las tiendas, solo debes pedir el producto y en cuestión de horas llega a la puerta de tu domicilio.
¿Consecuencias de la modernidad, conquistas de los consumidores, amor y gratitud de los empresarios? ¡No! Nada de eso, el sistema capitalista adoptó el modelo más lesivo para la clase no empresarial y es el modelo neoliberal que ha provocado que la pequeña y mediana empresa, casi desaparezcan, debido a la invasión de empresas transnacionales, que llevan sus productos a casi todos los rincones del mundo y ofreciendo facilidades de compra a través de créditos otorgados con elevadas tasas de interés. Creando empresas que se mueven de un país a otro, sin considerar el daño económico regional y personal que puedan causar con su partida, como es el caso que ahora mismo sucede con la planta automotriz “Gissing” ubicada en la ciudad de León, Guanajuato, que decidió cerrar sus puertas de la noche a la mañana y sin avisarle a su plantilla laboral, hasta el último día de sus funciones. Sin haber realizado el pago de finiquitos y dejando sin trabajo a mil cien empleados, la empresa que se dedica a fabricar recubrimientos de interiores para marcas como Tesla, BMW y VW, emigra, dejando en el total abandono a sus empleados. Este es una de las características del modelo que vivimos en México y en buena parte del mundo.
El modelo neoliberal, está diseñado para vender, vender y vender, por una parte, y comprar, comprar y comprar por la otra. Los primeros ofrecen todas las facilidades para hacerlo, haciendo sujeto de crédito hasta al trabajador de salario mínimo, que es casualmente, su mejor cliente, a quien le ofrece su mercancía a cambio de pagos semanales bajos, pero que tendrá que realizarlos durante mucho tiempo, llegando el caso a pagar por un producto, hasta tres veces su costo de contado.
El sistema neoliberal, solo beneficia a un reducido grupo de ciudadanos que forman parte de la elite empresarial, para muestra, basta un botón, los empresarios Carlos Slim y Germán Larrea acumulan una fortuna equivalente a la del 50 por ciento de la población de Latinoamérica. Ellos dos, juntos, tienen alrededor de 200 millones de habitantes (esnoticiahoy).
Con un caudal de casi 82 mil millones de dólares y siendo el hombre más rico de México y de Latinoamérica, Carlos Slim, gana en promedio, 710 mil pesos cada minuto, (SoyEmprendedor. Com), para darnos una cabal idea de sus ingresos por minuto del magnate mexicano, diremos que su ingreso por minuto es la misma cantidad que puede ganar un trabajador promedio, después de 10 años de trabajo ininterrumpido. Germán Larrea, Salinas Pliego, Azcárraga, Miguel Alemán, los Hank y algunos pocos más, representan sin duda, no nada más al esclavista de antaño o al señor feudal de entonces, sino a la descomposición social actual, de la clase empresarial. Pobre trabajador, tan lejos de Marx y tan cerca de Slim
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