MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Desdén presidencial a Navojoa

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Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue fundada, en 1946, México tenía alrededor de 23 millones de habitantes. Entre sus principios básicos para la lograr la felicidad de los pueblos del mundo, la OMS declaró que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”, que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” y es, además, “condición fundamental para lograr la paz y la seguridad” en el planeta. Sonaba bien.

Hoy somos más de 125 millones de mexicanos y, según el Coneval (2022), el 40 por ciento de la población no tiene acceso a los servicios de salud, es decir, unos 32 millones de mexicanos no cuentan con absolutamente nada para curarse, cifra a la cual ha contribuido la 4T con unos 9 millones más en lo que va de su gobierno, según reconoce su propio Coneval. Pero todos sabemos que las cifras están maquilladas, que en realidad la desgracia de los proletarios de México es mayor y que el daño causado por la 4T será espantoso. Y es conocido ad nauseam que los servicios públicos de salud son pésimos para los que sí tienen algún acceso a ellos. 

Así que, aunque no se debe desechar todo lo que hizo esa institución mundial —y seguramente habrá mucha experiencia útil—, en los hechos, para México la demagogia de la OMS ha fracasado, no así sus objetivos reales. Vaya como ejemplo la nota En México, tres de cada 10 menores cuentan con un esquema básico de vacunación (eleconomista.com.mx), que da cuenta del imperdonable abandono en que ha puesto el gobernante partido Morena a los niños de las clases más humildes de todo México. Hace pocos años el esquema de vacunación infantil era casi completo, ahora ya no les interesa, lo han abandonado, echaron al bote de la basura la prometida felicidad.

Las clases dominantes del mundo capitalista, entre ellas la mexicana, crearon la OMS con la tarea de obligar a los países a fomentar y proteger la salud de millones de trabajadores para que estuvieran aptos para ser explotados, no porque les interesara su bienestar, y eso mismo ha sucedido en nuestro país. Es innegable que en buena medida lo lograron.

Hoy, a la luz del proceso real, comprendemos que ese fue su propósito verdadero y no la demagogia con que pintaron a la OMS y a las instituciones nacionales con las que aquella se materializó en tierras mexicanas, por instrucciones imperiales. 

Desde su fundación hasta la fecha, la implementación de las medidas imperialistas en materia de salud ha sido ejecutada por la burguesía mexicana a las mil maravillas: tanto así que ahora le están quitando a los más pobres lo que les hicieron creer por décadas que eran garantías sociales suyas y no protestan, los marean con un dinerito mediante tarjetitas bancarias y no oponen resistencia efectiva. En la nota “En Sonora es difícil acceder a servicios de salud especializada: Analista” (elimparcial.com) puede usted darse cuenta cabal de qué tan efectivamente mareador es ese dinerito si se compara con los gastos médicos especializados que tantos millones de vulnerados por la pobreza requieren.

Es más barato regalar unos cuantos pesos a los más desesperados que construir y mantener funcionando bien hospitales y un sistema nacional de salud eficaz: la felicidad prometida por la OMS y la demagogia de nuestros gobernantes es… demasiado cara… y no produce ganancias inmediatas. Y si algo se hace, tiene uno la impresión de que es para enriquecerse con los dineros públicos. Es inevitable pensarlo cuando a uno le dicen en 2017 que el nuevo hospital de especialidades que se construiría en Hermosillo costaría mil millones de pesos (mdp) y resulta que ahora nos enteramos que, aunque todavía le falta, ya llevan gastados dos mil 100 mdp, más del doble… aritméticas de los otros datos.

La traición a la salud popular se hace patente también en innumerables casos de contaminación sin castigo de ríos, del medio ambiente, de ausencia de medidas preventivas, de permisos para uso de insecticidas, fungicidas y plaguicidas agrícolas, de medidas de salud en el trabajo, de uso irracional de agua y de explotación de lagos, mares y ríos sólo para obtener ganancias capitalistas, de ausencia de medicinas en las instituciones públicas, de descontrol rapaz de sus precios y muchos etcéteras. Se enriquecen las clases capitalistas de una manera absurdamente exorbitante, pero sus gobiernos alegan que no tienen para la salud del pueblo, que les falta presupuesto y se especializan en poner pretextos y argumentos legales, todos bien hechos e incuestionables… pero injustos.

Recientemente, la prensa ha dado cuenta del último desdén burgués a la población de Navojoa, Sonora, luego de la pomposa visita que el pasado 29 de octubre le hizo el presidente López Obrador a esa población “para supervisar los avances en el Plan Nacional de Salud IMSS-Bienestar” en esa región. Allí, ante medios de información de todo el país, el presidente dijo asombrosamente: “No es un asunto de falta de presupuesto.

No hay ninguna limitación, tenemos presupuesto suficiente para la salud, para pagarle a los trabajadores de la salud, para comprar medicamentos [dijo que gratuitos para todo el pueblo mexicano, aclaro yo, LMLA], equipos y para todo lo que se necesite”, aseguró. ¡Ni más ni menos que presupuesto para todo lo que se necesite, Dios en la Tierra!

Un día después, tan sólo un día después, la nota “Nuevo Hospital en Navojoa está sin presupuesto ni fecha para su inicio” | Tribuna  —de un medio noticioso local, poco conocido más allá de su región, cuyas noticias pasarán inadvertidas en la mayor parte del país— informó que “Pese a la visita del presidente de la República a la Perla del Mayo [Navojoa], las autoridades federales no garantizaron que el proyecto sea una realidad a corto o mediano plazo. Por falta de recursos [mil 899 mdp], el nuevo Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quedó fuera del presupuesto federal del próximo año [2023] y a pesar de las recientes presiones por parte del sector empresarial, la Federación no tiene fecha exacta para iniciar los trabajos”. 

Así, o más claro. 

P.S. Aunque el ocho de noviembre el Gobierno de Sonora tuvo que intervenir para anunciar la posible fecha de inicio en junio de 2023 para la construcción del comentado hospital de Navojoa, la sola actitud del presidente de dejar las cosas inconclusas y no concretar, muestra su verdadero rostro; por tanto, considero que sigue siendo válido el razonamiento aquí presentado. 

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